1 DE JULIO
LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS En nuestras iglesias se renueva diariamente la INMOLACIÓN de Dios. Su sangre, derramada sobre el Calvario, continúa diariamente derramándose de un modo místico sobre nuestros altares, para pagar nuestro rescate y, como río fertilizador que brota a raudales del santo sacrificio de la Misa, llega por el canal de los sacramentos a todos los corazones bien dispuestos, llevando hasta los últimos confines del mundo la fuerza, la esperanza y la vida. Dos sacramentos, sobre todo, operan en nosotros estos preciosos efectos: son los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. El PRIMERO, como nuevo bautismo, nos devuelve después del pecado la gracia perdida, la blancura de la inocencia y la benevolencia del Padre celestial. Por tres palabras que pronuncia el sacerdote, nosotros que éramos enemigos de Dios, nos convertimos en sus siervos, amigos e hijos. Nosotros, que estábamos en pecado y que, por tanto, merecíamos toda clase de castigos, gozamos de la amis...