Así como se oye decir en el mundo: "Mi vida es el juego, la lectura, el estudio", así también podía decir Alfonso: "MI VIDA ES JESUCRISTO." En otros términos: "Mi espíritu, mi corazón, mis ensameintos, mis deseos, mis proyectos, todo en mí tiende a Jesús. Al despertar por la mañana su recuerdo se presenta a mi memoria, le ofrezco la jornada y me propongo buscarle a él únicamente. En todo momento le invoco, le amo, le pido gracias y converso con él. Me entristezco si le veo ofendido por mí o por los demás; si, por el contrario, le alaban, le exaltan, le sirven, le glorifican, me alegro mucho más que de todo lo bueno que pudiera acontecerme. Porque él lo es todo para mí; en él pongo mi gloria, mi reposo, mi esperanza, mi felicidad; sus intereses son los míos; sus éxitos y triunfos hacen que yo me estremezca de gozo." De esta manera pudo hablar San Alfonso de Ligorio durante su larga carrera en este mundo. Amaba a Jesús con la pureza de los ángeles, con la ...