Domingo, 14 de abril: Domingo de Ramos
Con el domingo de Ramos, entramos ahora en Semana Santa. Para cada uno de los días de esta semana, me gustaría hacer un breve comentario litúrgico seguido de la palabra espiritual habitual. Tu fervor ciertamente me perdonará el extenderme un poco más en esta semana Santa.
Comentario litúrgico:
La ceremonia de este día se divide claramente en dos partes:
-la bendición de las palmas y la procesión. Esta ceremonia gloriosa, practicada en Jerusalén ya desde el siglo v, según el relato de Etheria peregrina de Burdeos, y que se ha conservado hasta nuestros días. Los fieles están invitados a tomar una ramita de arbusto, en la mano, para significar que son parte de aquellos que reconocen al Señor y quieren glorificarle. Mantendremos esta rama en la mano durante la lectura de la historia de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, porque sabemos que la gloria de Jesús se manifiesta particularmente aquí. Y colocaremos en el crucifijo de nuestros hogares estas ramas para recordar que el Señor debe ser alabado todo el año.
-La Misa y la lectura de la Pasión. Es un acto doloroso, donde uno velará a la atención con el fin de poder escuchar con devoción la historia de la Pasión. Que ese día sea una oportunidad para que del Señor acojamos el amor que él nos demuestra con su Sacrificio y dolores.
"si ellos se callaran, las piedras gritarían"
El Evangelio declarando la entrada de Jesús en Jerusalén nos indica que el Señor quería nuestra alabanza. Jesús, de hecho, pide a los Apóstoles que fueran buscar el burro, símbolo de la realeza, y entra públicamente en la ciudad de Santa y critica a los fariseos que quisieran silenciar la alabanza de sus discípulos. Si ellos se callan, las piedras clamarán. Dijo Jesús.
Hoy en día donde las piedras de nuestras catedrales y nuestras miles de iglesias proclaman la gloria de Dios, garanticemos que nuestra alabanza irrumpa al asistir fervorosamente a la Santa Misa y que el testimonio de nuestra fe se demuestre en nuestras vidas, a través de las ramas bendecidas y colocadas en nuestras casas.
PROPOSITO DEL DIA :
Seguir atentamente la liturgia.
Comentario litúrgico:
La ceremonia de este día se divide claramente en dos partes:
-la bendición de las palmas y la procesión. Esta ceremonia gloriosa, practicada en Jerusalén ya desde el siglo v, según el relato de Etheria peregrina de Burdeos, y que se ha conservado hasta nuestros días. Los fieles están invitados a tomar una ramita de arbusto, en la mano, para significar que son parte de aquellos que reconocen al Señor y quieren glorificarle. Mantendremos esta rama en la mano durante la lectura de la historia de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, porque sabemos que la gloria de Jesús se manifiesta particularmente aquí. Y colocaremos en el crucifijo de nuestros hogares estas ramas para recordar que el Señor debe ser alabado todo el año.
-La Misa y la lectura de la Pasión. Es un acto doloroso, donde uno velará a la atención con el fin de poder escuchar con devoción la historia de la Pasión. Que ese día sea una oportunidad para que del Señor acojamos el amor que él nos demuestra con su Sacrificio y dolores.
"si ellos se callaran, las piedras gritarían"
El Evangelio declarando la entrada de Jesús en Jerusalén nos indica que el Señor quería nuestra alabanza. Jesús, de hecho, pide a los Apóstoles que fueran buscar el burro, símbolo de la realeza, y entra públicamente en la ciudad de Santa y critica a los fariseos que quisieran silenciar la alabanza de sus discípulos. Si ellos se callan, las piedras clamarán. Dijo Jesús.
Hoy en día donde las piedras de nuestras catedrales y nuestras miles de iglesias proclaman la gloria de Dios, garanticemos que nuestra alabanza irrumpa al asistir fervorosamente a la Santa Misa y que el testimonio de nuestra fe se demuestre en nuestras vidas, a través de las ramas bendecidas y colocadas en nuestras casas.
PROPOSITO DEL DIA :
Seguir atentamente la liturgia.
Comentarios
Publicar un comentario