1 DE ENERO
LA CIRCUNCISIÓN ¡Qué humildad la del Verbo encarnado al dejarse circuncidar y recibir de este modo en su cuerpo inocente las señales de la esclavitud y del pecado! Era costumbre antigua de los amos marcar en las carnes de sus esclavos el estigma de servidumbre. La circuncisión era el signo visible que recordaba la mancha que todos llevamos producida por el pecado original. El Unigénito de Dios, al dejarse circuncidar, quiere aparecer entre nosotros como esclavo y pecador, él, que es Rey del universo y santidad infinita. ¡Oh soberbia humana! ¿Cómo no te doblegas a la idea de un Dios que así se rebaja? Este rebajamiento es el principio del espíritu de penitencia que hace al divino Niño derramar su sangre en la Circuncisión para expiar todos nuestros pecados. Cargado con los crímenes de la humanidad caída, quiere, apenas nacido, sufrir por ella, enseñándonos al mismo tiempo a mortificar la carne y los sentidos, a combatir en nosotros las pasiones del placer, del amor a los dele...