LUNES DE LA SEGUNDA SEMANA DE CUARESMA
LA ORACIÓN No son los consuelos espirituales los que debemos buscar en la oración, sino el VERDADERO PROGRESO de nuestra alma. Tal progreso habrá de consistir en la enmienda de defectos, en la pureza del corazón, en la conformidad con la voluntad divina y en la verdadera caridad. Santa Teresa aseguraba que podría contentarse toda la vida con la aridez de la oración, si por tal medio se hiciese más humilde, más sumisa a Dios y más fiel a su gracia. -No son las dulzuras gustadas en la oración las que aseguran el fruto de la meditación, sino las profundas convicciones que en ella se adquieren respecto a las verdades de la fe, y las firmes resoluciones que tomamos para el mejoramiento de nuestra conducta. Nuestro corazón es por natural duro e indómito, y no existe nada tan capaz de ablandarlo como el fuego de la oración, en el que aprende a doblegarse a todas las disposiciones divinas y a todas las exigencias de la vida interior y sobrenatural. Propongámonos además por la oración obt...