Ahondando nuestra Fe
Vamos a dar comienzo a una serie de lecciones con el fin de cimentar nuestra fe y particularmente ahondar en todo lo que necesitamos saber y practicar con una única y sola finalidad: reconocer la verdadera religión y los medios necesarios para permanecer firmes en la fe de nuestros mayores y que siempre ha profesado la Iglesia Católica.
Al incio os puede parecer que son lecciones muy básicas y que os pareciera que perdéis el tiempo, pues son cosas sencillas y conocidas. No dejéis por ello de leerlas y de aprenderlas (quizás hasta de memoria) para que esos términos no se os olviden y mas adelante os sirvan para aclarar la posición y las decisiones que debieraís tomar con el fin de ser y actuar como verdadero cristiano y católico.
Condiciones para ser verdaderamente cristiano.
—Hombre de Cristo, y por consiguiente cristiano, se
entiende el que:
1. °, está bautizado; 2.°, profesa toda la doctrina de
Jesucristo, y 3.°, se considera obligado a su santo servicio.
Primera
condición: Estar bautizado.
—Todos los bautizados tienen en su alma la marca y señal
de Cristo, están regenerados en Cristo. Decía San Pablo: «Todos los que habéis sido bautizados, habéis quedado revestidos de
Jesucristo» (Gal., 3, 27). Y en otra parte (Rom.,
6, 3)
compara el bautismo a la muerte de Cristo, para resucitar después en él en vida
nueva, del alma: «Hemos sido sepultados
juntamente con Él por el bautismo para morir (el hombre viejo, lo que teníamos
de Adán), para que, como Cristo resucitó de los muertos, así también nosotros
andemos en vida nueva».
Segunda
condición: Profesar toda la doctrina de Jesucristo.
—Que es toda la que nos enseña la Iglesia católica, sin
negar ningún artículo o parte de ella. Porque los que niegan parte serán
herejes, y aunque por ser bautizados se les llame cristianos; pero si después
de llegar al uso de la razón no confiesan toda la doctrina de fe, no serán de
veras cristianos.
Tercera
condición; Considerarse obligado a su servicio.
—Hay algunos que profesan y admiten toda la doctrina del
Maestro Cristo, pero no acomodan a ella sus obras; éstos son cristianos de fe;
pero no son cristianos de obra. El que cree como cristiano, debe vivir como
cristiano, según la fe de su espíritu. Decía Jesús una vez a los judíos: «Si sois hijos de Abraham, haced obras de
Abraham» (Juan, 8, 39). Lo mismo puede decirnos a
nosotros: si sois hijos de Cristo, haced obras de Cristo. Si sois
cristianos, vivid como cristianos.
Conviene distinguir entre infieles, herejes y
apóstatas.
Infieles son los que nunca han tenido fe ni
recibieron el bautismo.
Apóstatas son los que tuvieron fe, pero la
abandonaron del todo y renunciaron a la religión cristiana.
Herejes son los que están bautizados, pero
profesan algún error contra la fe verdadera.
Gracias padre.
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