HAY QUE MORTIFICAR LAS PASIONES. A la manera que las nubes oscurecen el sol, las pasiones depravadas oscurecen la RAZÓN. “Ellas son, dice San Pablo, la raíz de todos los males, y algunos dejándose arrastrar por ellas, se desviaron de la fe y se sujetaron a muchas penas (1 Tim. 6, 10).” Leamos la historia de los heresiarcas; sus instintos perversos fueron la causa de su ruina. La pasión es una nube que se interpone entre el alma y Dios, sin más luces que las propias tan escasas, es el momento de las equivocaciones lamentables. David, cegado por la concupiscencia, cometió dos grandes crímenes, que lo arrastraron a él y a su familia a un abismo de terribles desgracias. Siempre de acuerdo con el mundo y el demonio, las malas inclinaciones son en manos de ambos los instrumentos de nuestra perdición. Cuántas víctimas subyugan diariamente con fantásticas promesas, corrompiendo el CORAZÓN, turbándolo, inquietándolo y llenándolo de remordimientos. Por eso escribió el apóstol Santiago: ...