LUNES DE PENTECOSTÉS
EL DON DE CIENCIA ¡De qué santa alegría debieran rebosar nuestros corazones al pensar que VIVE Y RESIDE en nosotros el Espíritu Santificador que renovó la faz de la tierra! Por ser éste un privilegio tan alto, Jesús habló de él con frecuencia a sus discípulos, haciéndoles ver que era como el fin de su venida a este mundo, como el complemento de su predicación, como el fruto de su muerte, de su resurrección y de su ascensión a los cielos. “Yo rogaré al Padre, dijo, y os dará otro Consolador, para que esté CON VOSOTROS constantemente el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce, porque vosotros le conoceréis, pues morará con vosotros y estará dentro de vosotros (Juan 14, 26).” “Mas yo os digo la verdad, os conviene que yo me vaya; porque si yo no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré (Juan 16, 7).” Y así como los Profetas del Antiguo Testamento anunciaban la venida del Mesías, nuestro divino Maestro se...