El testimonio del buen ejemplo

(Lectura: Hechos de los Apóstoles, cap. 20)

Testigos sois del modo con que me porté con vosotros, sirviendo a Dios con toda humildad”. Esta fue la virtud de san Pablo, y esta fue también por decirlo así, la virtud de Cristo: “manso y humilde de corazón”.

Es la humildad el cimiento de toda virtud, y el titulo primordial para tener derecho a la eterna bienaventuranza. Con ella se puede aspirar a su dichosa posesión; y sin ella es vana toda pretensión de conseguirla. La soberbia precipitó de la corte celestial a los ángeles rebeldes, y la humildad la volvió a poblar de tantos espíritus verdaderamente humildes.

La virtud, la inocencia, el mérito y la misma santidad ofrecen grandes materiales al ejercicio de esta virtud. Ninguno hay que no pueda y no deba humillarse; el pequeño amando su oscuridad y su abatimiento. Si Dios hubiera hecho que dependiera nuestra salvación de otra virtud, muchos quizás se considerarían excluidos de su Reino; pero ninguno se puede excusar de ser humilde: No hay cosa mas fácil que el ser santos, cuando el ser humildes nos es tan natural.

Aquí hablamos de la humildad cristiana, que es la humildad del corazón: Esta no solo abre los ojos del conocimiento propio, no solo enseña el bajo concepto que cada cual sabe debe tener de sí mismo, sino que se alegra de que los demás tengan también el mismo bajo concepto. Bien puede ser uno humillado sin ser humilde; para ser humildes es menester complacerse en la humillación, y este es el verdadero fundamento del edificio cristiano.

PROPÓSITO DEL DIA

Acuérdate de que no te hizo Dios rico para ti solo; te dio los bienes que posees, para ti y para los pobres. Siendo Padre de todos ¿a qué fin te había de conceder a ti tantas cosas superfluas, dejando a tantos otros sin las necesarias? A los pobres no los ama menos que a ti, ni tú le costaste menos que ellos. Advierte, pues, que esas riquezas se te dieron a titulo oneroso, esto es, para el sustento de los pobres. Quiere Dios que goces de tus bienes, pero también quiere que los pobres tengan parte en ellos.

No olvides hoy hacer caridad y que no pase un día sin hacer alguna limosna en proporción a tus ingresos.

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