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Mostrando entradas de noviembre, 2019

PRIMER DOMINGO DE AVIENTO

LA GENERACIÓN ETERNA DE JESUCRISTO. 1.     En el principio era el Verbo. –La segunda de las tres personas de la Santísima Trinidad- Como Verbo, es por naturaleza el pensamiento, la imagen eterna y consubstancial de Dios Padre, el cual le engendra desde toda la eternidad y le comunica su inmensidad, omnipotencia y todas las otras perfecciones. El evangelista designa al Hijo único de Dios bajo el nombre de Verbo o palabra del Padre, porque es el manantial inextinguible de toda verdad, el principio fecundo de su sabiduría infinita, el resplandor de su eterna gloria. En este término se refiere, no solamente al principio del Verbo, sino también a las palabras que ha de pronunciar y a las enseñanzas que ha de dar. “Y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios”, es decir, que tiene en sí mismo la naturaleza divina, indivisible e incomunicable. Fuera imposible suponer que estaba en Dios, si no fuese Dios, pues nada está en Dios que no sea Dios. Adora la generación incomprensible de

SÁBADO DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

LA CARIDAD 1.     “Una vez que haya venido el Hijo del hombre en su majestad y todos los ángeles con Él, entonces se sentará sobre el trono de su majestad. Y todos los pueblos serán congregados ante Él y los separará entre sí, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y colocará las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.” 2.     “Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘¡Venid benditos de mi Padre! Tomad posesión del reino que os estaba preparado desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber. Fui peregrino, y me hospedasteis; estuve desnudo, y me vestisteis. Estuve enfermo, y me visitasteis; estuve preso, y me consolasteis.’ Entonces le responderán los justos, diciendo: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambrientos, y te dimos de comer? ¿Cuándo te vimos sedientos, y te dimos de comer? ¿Cuándo te vimos sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrinando, y te hospedamos? ¿Cuándo te vimos desnudo,

VIERNES DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DIOS JUZGA 1.     La liturgia de la última semana del año eclesiástico adopta un lenguaje lleno de urgencias y temblores. Es que se acerca el juicio del mundo, con sus angustias y sus gemidos, representado en el castigo que Dios descargó sobre Jerusalén en el año 70 después de Cristo. Haced penitencia, caminad dignamente, caminad de tal modo que agradéis a Dios, practicad obras buenas, fortaleceos en las virtudes y esperad con paciencia (Epístola). 2.     El juicio de Jerusalén. “¡Ojalá conocieses tú, al menos en este día, de dónde te puede venir la paz! Pero ahora tus ojos están cegados. Por eso, vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán de trincheras y te cercarán y estrecharán por todas partes. Te arrojarán por tierra, y lo mismo harán con tus hijos, y no dejarán en ti piedra sobre piedra” (Luc. 19, 42-44). “Cuando veáis en el lugar santo la abominación de la desolación profetizada por Daniel, entonces, los que estén en la Judea, huyan a los montes. El que est

JUEVES DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

EL DÍA DE LA RECOLECCIÓN 1.     “Después aparecerá la señal del Hijo del hombre. Todos verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y majestad.” Una vez que la malicia haya desplegado todo su poder, aparecerá después el Señor, el cual desenmascarará a la mentira, la matará con el aliento de su boca, la aniquilará con el brillo de su venida ( 2 Thess. 2, 8) y separará a los buenos de los malos, como “el pastor separa a las ovejas de los cabritos” (Matth. 25, 32). Entonces en número de los elegidos estará completo y comenzará el día de la recolección, el día del juicio final. 2.     “Dejad que crezcan juntas por ahora ambas simientes”, es decir, la cizaña y el trigo (Matth. 13, 30). ¡Una misteriosa mezcla y confusión del bien y del mal, de los hijos de la luz y de los hijos de las tinieblas, de la cizaña y del trigo, del reino de Satanás y del reino de Cristo! Dos pueblos distintos capitaneado cada cual por su rey respectivo, luchan constantemente en

MIÉRCOLES DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

CAMINAR DE MODO AGRADABLE A DIOS. 1.     El Juez del mundo viene. “Todos tendremos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada cual dé cuenta del bien y del mal que hizo que hizo durante su vida terrena. Por eso, esforcémonos en agradar a Dios” (2 Cor. 5, 9 10). La liturgia suplica a Dios nos dé fuerzas para que “podamos agradarle en todo” (Epístola). De este modo, podremos esperar confiados la llegada del Juez. 2.     “Para que caminéis de modo digno y agradable a Dios” (Epístola). La Epístola nos indica expresamente cómo podremos conseguir esto. Lo conseguiremos, “llenándonos del conocimiento de la voluntad de Dios” y adquiriendo “la plenitud de toda ciencia y de toda inteligencia espirituales”. Así es como nos quiere la santa Iglesia: llenos de ciencia y de inteligencia espirituales, sobrenaturales, es decir, llenos de espíritu de fe y de amorosa comprensión de todo lo que Dios hizo y hace constantemente en nosotros y por nosotros. La Iglesia desea que ponga

MARTES DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

“VENGA A NOS EL TU REINO.” 1.     “Me invocaréis, y yo os oiré, y os sacaré de vuestra cautividad en todo lugar” (Introito). Nuestro Señor y Salvador volverá con poder y majestad. Entonces, “todos los que estuvieren en el sepulcro, oirán la voz del Hijo de Dios y se levantarán de sus tumbas: los que obraron bien, para la resurrección de la vida; los que obraron mal, para la resurrección del juicio”, es decir, para la eterna condenación en el infierno (Joh. 5, 28). “Los cielos pasarán con gran ímpetu. En cambio, la tierra y sus obras serán quemadas” (2 Petr. 3, 10). El último día revelará el poder de Cristo, del Crucificado. 2.     El poder de Cristo en la resurrección de los muertos. El Profeta Ezequiel contempla un vasto cementerio. Solo se ven osamentas de muertos. Poco después, el espíritu del Señor se cierne sobre las carcomidas osamentas y pronuncia: “Voy a introducir en vosotros el espíritu, y viviréis. Os daré nervios, haré reverdecer sobre vosotros la carne y os cubr

LUNES DE LA ÚLTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

“LA FIGURA DE ESTE MUNDO PASA.” 1.     “El cielo y la tierra pasarán” (Evangelio). “Hermanos míos: He aquí lo que os digo: El tiempo es breve, la figura de este mundo pasa” (1 Cor. 7, 29-31). ¡Qué pronto han “pasado” los días del año eclesiástico que ahora expira! Ya  no volverán más. Las gracias concedidas, que yo no haya aprovechado, ya no se me volverán a conceder más. 2.     “La figura de este mundo pasa.” “El tiempo es breve. Por lo tanto, los que estén casados, vivan como si no lo estuvieran; los que lloren, como si no lloraran; los que se alegren, como si no se alegraran; los que compren, como si nada poseyeran; los que trafiquen con el mundo, como si no traficaran. Porque la figura de este mundo pasa. Quiero que viváis sin preocupaciones” (1 Cor. 7, 29 sg.). No vale, pues, la pena de afanarse excesivamente por nada de lo de esta vida, ni debemos permitir que nuestro ánimo sea invadido demasiado por la alegría o por la tristeza. Todo cuanto nos rodea, todo cuanto pueda

VIGÉSIMOCUARTO Y ÚLTIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

EL DÍA DE LA VUELTA DEL SEÑOR. 1.     “Verán venir al Hijo del hombre con gran poder y majestad.” ¡El día de la vuelta del Señor! Viene “a juzgar.” ¡El día de la vuelta del Señor! Viene “a juzgar a los vivos y a los muertos.” Es el día del gran juicio del mundo. 2.     “Vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.” El Señor vive. Así como es el Redentor de los hombres, así será también el remate de todas las cosas y de la historia del mundo. De igual modo, que apareció un día revestido de pobreza y de humildad, así aparecerá también, al fin de los tiempos, revestido de poder y majestad. “La luna no lucirá, las estrellas caerán del cielo, las columnas del firmamento se tambalearán. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre (la Cruz). Todos los pueblos de la tierra se lamentarán. Y verán al Hijo del hombre descender sobre las nubes del cielo, rodeado de gran poder y majestad” (Evangelio). Es el día del triunfo, el día de la glorificación de Cristo en presenci

VIERNES DE LA VIGESIMATERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

¡EN CASA! 1.     “Yo mismo os sacaré de vuestra cautividad.” El tiempo del destierro tiene su término. Nos espera la patria. Somos “conciudadanos de los santos y domésticos de Dios” (Eph. 2, 19). Somos hijos de Dios y, porque somos hijos, somos también “herederos de Dios y coherederos de Cristo” (Rom. 8, 17), en la bienaventurada patria del cielo. 2.     “Él (Dios) habitará con ellos y ellos serán su pueblo. Dios estará entre ellos. Enjugará todas las lágrimas de sus ojos. Y ya no habrá más muerte, ni llanto, ni gemidos, ni dolores, porque todo esto habrá terminado para siempre” (Apoc. 21, 3sg.). El tiempo de la cautividad, del destierro, habrá tocado a su fin. Nosotros estaremos ya en nuestra casa. “Allí no existirá el temor de la pobreza y de la enfermedad, no habrá preocupación ninguna por la subsistencia. Allí nadie será ofendido, nadie se encolerizará, nadie envidiará a los demás, nadie sentirá jamás el fuego de un mal deseo o el de una pasión desordenada. Allí nadie con

MIÉRCOLES DE LA VIGESIMATERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE PROFUNDIS. 1.   ¡Cómo se esfuerza la sagrada liturgia de las últimas semanas del año eclesiástico en inculcarnos el pensamiento del retorno a la patria, de la venida del Esposo! ¡Cómo se afana por sostener y acrecentar nuestra esperanza de tan dichoso momento! Nos afirma en la confianza de que “el Señor nos confirmará hasta el fin, hasta el día de la venida de Cristo” (18º Domingo después de Pentecostés). Quiere que nos preparemos para aparecer “puros y sin tacha el día de Cristo” (22º Domingo después de Pentecostés). Pone en nuestros labios el angustiado lamento de los desterrados, que añoran el recuerdo de la patria amada: “Al acordarnos de ti, Sión, nos sentamos junto a los ríos de Babilonia y comenzamos a llorar” (20º Domingo después de Pentecostés). Nos recuerda el día en que el Señor reconstruirá a Sión, la Iglesia, y se dejará ver en ella con toda su majestad (16º Domingo después de Pentecostés). Nos hace celebrar durante ocho días largos la

MARTES DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

“VENGA A NOS EL TU REINO.” 1.  “De allí esperamos al Salvador, a nuestro Señor Jesucristo” (Epístola). La Iglesia espera la llegada del Señor, del Esposo. Desde el instante en que Él subió al cielo, ella está de pie y escruta constantemente el horizonte, para ver si llega pronto el Esposo que ha de conducirla a los eternos desposorios del cielo. Entre tanto, proclama confiada: “Confieso un solo Bautismo y espero la resurrección de la carne y la vida perdurable” (Credo de la Misa). 2. “El reino de los cielos es semejante a diez vírgenes que, habiendo tomado sus lámparas, salieron al encuentro del esposo” (Matth. 25, 1). El Señor nos ha trazado muchos cuadros de la Iglesia de la tierra; pero ninguno de ellos puede compararse, en colorido y en fuego, con el que nos dibujó en la parábola de las diez vírgenes que salieron al encuentro del esposo. Solo les domina un pensamiento. ¡Cómo piensan en todo lo necesario, cómo lo disponen todo de antemano! Se preocupan

LUNES DE LA VIGESIMATERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

EL DIOS DE LA PAZ 1.     La santa Iglesia piensa en todos los hombres. Los ama a todos. Les desea a todos y a cada uno de ellos la dicha de la vida eterna. Se la desea incluso al mismo pueblo de Israel, elegido de Dios antiguamente, pero apartado de Él desde hace largo tiempo. Al fin terminará por encontrar al Señor. Dios es el Dios de la paz, del perdón, de la gracia. 2.     “En aquel tiempo, cuando Jesús estaba hablando a las turbas, se le acercó el jefe ce una sinagoga, se arrojó a sus pies y le dijo: Señor, mi hija acaba de morir; pero ven, pon tu mano sobre ella, y volverá a vivir. Y Jesús, levantándose al punto, le siguió con sus discípulos. Entonces, una mujer, que padecía flujos de sangre desde hacía ya doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla de su vestido. Porque decía para sus adentros: Si logro tocar aunque solo sea su vestido, seré curada. Y la mujer quedó curada desde aquel momento. Cuando llegó Jesús a la casa del jefe, llena de flautistas y de una