Entradas

Mostrando entradas de enero, 2020

SÁBADO DE LA 3ª SEMANA DESPUÉS DE EPIFANÍA

“SEÑOR, YO NO SOY DIGNO” 1.     Volvamos hoy nuestra vista, llenos de admiración, hacia el centurión romano. Se acerca al Salvador y le expone la angustiosa situación de su criado enfermo. El Señor le dice: “Iré le curaré.” Pero el centurión se cree indigno de tanta honra: “Señor, yo no soy digno de que tú entres en mi morada. Di tan solo una palabra, y mi sirviente quedará curado.” La liturgia ha escogido estas humildes palabras para el momento de la sagrada Comunión. 2.     “Señor, yo no soy digno.” Cuando el Señor quiere habitar en un alma, la purifica primero de todo pecado. La única que estuvo siempre dignamente preparada para recibirle fue la Inmaculada, concebida, por un singularísimo privilegio, inmune de todo contacto con el pecado original. Con la gracia de la inmaculada concepción se la concedió, además, la plenitud de todas las gracias y virtudes sobrenaturales. Por ello, poseía una tal estabilidad en la gracia, que en toda su vida era imposible la existencia de l

San Ignacio, obispo y mártir. — l9 de febrero. (+110)

En tiempo que imperaba Trajano, era obispo de Arítroquia san Ignacio, que sucedió en aquella silla a Evodio, y Evodio a san Pedro. Tuvo Ignacio estrecha familiaridad con san Juan Evangelista y con san Policarpo, obispo de Esmirna, su condiscípulo y compañero, lo cual es grande argumento de su admirable santidad. Hacía en todo, oficio de vigilante pastor y habiendo oído en una maravillosa visión que tuvo, multitud de ángeles que cantaban a coros himnos y alabanzas a la Santísima Trinidad, ordenó en su iglesia de Antioauía que se cantase a coros; lo cual siguieron e imitaron después las otras iglesias. Vino en esta sazón a Antioquía el emperador Trajano, y mandando llamar al santísimo obispo le dijo: ¿Eres tú aquel Ignacio que te haces llamar Deífero y eres cabeza de los que hacen burla de los dioses? Yo, respondió el santo, soy Ignacio, y me llaman Deífero, porque traigo esculpido en mi alma a Cristo que es mi Dios. Yo te prometo, le dijo Trajano, hacerte sacerdote del gran Júpiter, si

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (12)

2. El sofisma de las «dos verdades» de Siger  La integración de Aristóteles en la cristiandad debía toparse con opositores encarnizados. Los agustinianos lanzaban anatemas contra aquel intruso que se presentaba con resabios de panteísmo y paganismo. Seguían a un san Agustín estrecho: una teología eminentemente espiritual y sublime, perdida en Dios, pero divorciada de los conocimientos terrenos. Su filosofía, inspirada en Platón, era más angélica que humana, y más fundada en las ideas que en la realidad. Esos agustinianos presentaban sus construcciones teológicas al igual que ciertos arquitectos audaces, que elevan pilares demasiado altos y delgados: creaban una teología sublime antes de apuntalar sus fundamentos racionales. Detentaban la autoridad en París, pero la sabiduría de la filosofía eterna que fluía a mares de los escritos de Aristóteles no podía quedar escondida bajo el celemín y, tarde o temprano, tendría que imponerse a los escolásticos. El tiempo y la curiosidad intelect

VIERNES DE LA 3ª SEMANA DESPUÉS DE EPIFANÍA

CON CORAZÓN PURO 1.     Detengámonos todavía hoy en el episodio del leproso, que nos relata el Evangelio. Vamos a celebrar la santa Misa y nos preparamos para recibir la sagrada Comunión. Ahora bien: la primera, la esencial condición, para poder acercarse a la sagrada Mesa, consiste en estar completamente limpio. – “Quiero; sé limpio.” 2.     “¿Quién podrá subir a la montaña del Señor? ¿Quién podrá penetrar en su Lugar Santo (en el Templo)? El que tenga sus manos inocentes y puro su corazón. Él que no emplee su vida en cosas vanas (malas, inútiles), ni jure en falso contra su prójimo. Él que obre así, será bendecido por el Señor y recibirá misericordia de su Dios y Salvador” (Sal. 23, 34). Si se requería todo esto para poder entrar simplemente en el Templo de Jerusalén, ¡cuánto más no se necesitará para poder celebrar el santo sacrificio de la Misa y para poder recibir la sagrada Comunión! El fruto, que uno y otra producirán en nuestra alma, dependerá del mayor o menor grado

San Juan Bosco, confesor y fundador. — 31 de enero. (f en Turín en 1888)

Este ilustre Santo, en cuyo elogio, según palabras de Pío XI, es poco cuanto se diga, es un coloso de la naturaleza y de la gracia. Fué criatura aureolada de múltiples reflejos y hecha de múltiples valores: de bondad generosa, de ingenio gránele, de inteligencia clara, viva y perspicaz; de una voluntad gigante, indómita e indomable, que ni la inmensa cantidad de obras, ni el trabajo suyo extraordinario pudieron rendir jamás. Nació en Castelnuovo de Asti, (provincia de Turín, Italia) el 16 de- agosto de 1815, en una modesta familia campesina. Cuando contaba tan sólo dos años perdió a su padre. Educóle su madre Margarita Occhiena en el santo temor de Dios, consiguiendo muy pronto grande ascendiente entre sus compañeros de infancia. A la edad de nueve años, en un «sueño» profético, Dios le manifestó claramente su futura misión: la educación cristiana de la juventud. Y en «sueños» posteriores fuéle el Señor precisando más y más el modo cómo había de llevar a feliz término su obra providenc

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (11)

CAPÍTULO III Santo Tomás y la teología dogmática Después de san Agustín, la Iglesia asume definitivamente el papel de Maestra y civilizadora que había quedado vacante por la desaparición del Imperio Romano. El movimiento doctrinal y la cultura que se mantiene durante los mil años que duró la Edad Media, tiene un nombre: la escolástica. Los grandes intelectuales, por el hecho de ser sabios y cristianos, se creen en la obligación de analizar su fe en términos tan racionales como sea posible. La fe procura entender las cosas de Dios, pero también sirve para comprender el universo terrestre. De ese trabajo realizado para expresar mejor a Dios nace en la Iglesia el esfuerzo teológico y dogmático, cuyo representante en más alto grado es santo Tomás de Aquino. Al describir la génesis y el apogeo de la escolástica, y al estudiar a sus más feroces adversarios, podremos poner bien en claro esta nueva intuición propia de la verdad cristiana, a saber, la armonía que hay entre la Revelación y

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (10)

3. La Sagrada Escritura es infalible   Después de aceptar la fe y recibir el bautismo de manos de san Ambrosio, san Agustín pudo dedicarse con toda tranquilidad al estudio de su nueva religión. Consagrará a ello toda su vida. Vuelve a tomar en sus manos y medita entonces la Palabra de Dios. En su época, son raros los espíritus críticos que niegan que Dios pueda revelarse y manifestarse a través del lenguaje humano, por imperfecto que sea. Son pocos los escépticos que consideran las profecías de la Sagrada Escritura como experiencias personales, embellecidas por la fe y emotividad pasional del profeta. A éstos hubiera podido responder el santo obispo con las palabras de san Pablo: «Si la trompeta no da sino un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla?» (1). Si Dios habla, no es para nada. Y, como la Revelación pública tiene una utilidad común, la Providencia divina debe protegerla de cualquier error, pues de su aceptación o de su rechazo depende la salvación o la condenac

JUEVES DE LA 3ª SEMANA DESPUÉS DE EPIFANÍA

PRIMERA VOCACIÓN DE LOS DISCÍPULOS AL APOSTOLADO 1.     “Habiendo descendido Jesús de la montaña, le seguía una gran multitud de gente. Acercándose entonces a Él un leproso y arrojándose a sus pies, le dijo: ‘Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.’ Jesús extendió hacia él su mano   y le tocó, diciendo: ‘quiero; sé limpio’” (Evangelio) . He aquí una manifestación, una Epifanía de la bondad del Señor y de su imperio sobre las enfermedades. 2.     “Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.” La lepra mancha, desfigura. Los maestros de la vida espiritual la consideran como un acabado modelo del vicio de la lujuria, el cual corroe, envilece, desfigura y devasta el cuerpo y el alma, como no lo hace ningún otro vicio. En lo hondo de nuestra naturaleza yace una terrible pasión, parecida a la locura, un bestial apetito, de un poder tiránico, que nos impulsa a los pecados de impureza. Es un fuego devorador, que no se sacia fuera, para aniquilar también las almas de los demás. Y ¡cómo mar

Santa Martina, virgen y mártir. — 30 de enero. (t 230?)

Nació esta nobilísima virgen en la ciudad de Roma: su padre había sido elevado tres veces a la dignidad de cónsul. Informada desde su niñez en las sagradas letras y en las costumbres cristianas, ea el imperio de Alejandro Severo fué delatada ante los magistrados; los cuales le preguntaron por qué siendo doncella romana había de reconocer por Dios a un judío condenado por sus crímenes a muerte de cruz y no había de ofrecer incienso al grande Apolo. Respondió ella: " Llevadme al templo de Apolo y veréis cómo en nombre de Jesús reduzco a polvo ese demonio que tanto veneráis." Condujéronla, pues, al templo de aquel ídolo, y apenas lo divisó, alzó los ojos y las manos al cielo diciendo: Jesucristo, Señor mío, muestra que eres omnipotente Dios a la vista de este pueblo ciego. Y en diciendo estas palabras, sintióse un espantoso terremoto que llenó a todos de horror, desplomóse una parte del templo y cayó hecha pedazos la estatua de Apolo. Pero los ministros del emperador, así como

MIÉRCOLES DE LA 3ª SEMANA DESPUÉS DE EPIFANÍA

COMUNIÓN DE VIDA CON DIOS 1.     “El Señor edificó a Sión y allí se dejará ver en toda su majestad” (Gradual). La vieja Sión (Jerusalén) ya no existe. La ha sucedido la nueva edificada por el Señor con los pueblos de la gentilidad. ¿Cómo? Dándoles nueva vida, como el leproso y al siervo del centurión del Evangelio de hoy. “Viviré y contaré las obras del Señor” (Ofertorio). 2.     La nueva vida es una participación de la vida divina. La nueva vida, que se nos comunica por medio de la santa Iglesia, consiste en adorar a Cristo como a Dios-Hombre y como a Salvador. Consiste también en venerarle como al hombre más santo, como al hombre que redimió a la humanidad con la predicación de una moral nueva y le señaló un nuevo camino de vida religiosa, dándole al mismo tiempo, en sí mismo, el más sublime ejemplo de todas las virtudes. La nueva vida consiste, además, en que todos nosotros podemos participar, por medio de Cristo, de la misma vida de Dios. Consiste en que, a pesar de nue

S. Francisco de Sales, obisp., conf. y doet.— 29 de enero. (t 1622)

San Francisco de Sales nació en el castillo de Sales en el ducado de Saboya. Siendo niño, repartía a los pobres lo que le daba para su entretenimiento la condesa, su madre; y llegado a la edad competente, aprendió las letras humanas y divinas en el colegio que tenían en París los Padres Jesuítas, y tuvo por maestro de teología al sapientísimo Padre Maldonado, y por maestro de las lenguas hebrea y griega al famoso Genebrardo. Comulgaba cada ocho días, ceñíase eí cilicio tres días a la semana; y siendo prefecto de la Congregación de María Santísima, hizo voto de perpetua virginidad. De París pasó a la universidad de Padua para estudiar Jurisprudencia, y escogió por confesor al insigne Padre Posevino de la Compañía de Jesús. Allí fué donde algunos malignos escolares le llevaron a la casa de una dama ruin, de cuya tentación hubo de librarse el castísimo mancebo tirándole a la cara un tizón que halló a mano. Habiéndose ordenado de sacerdote, le confiaron el ministerio de la palabra, y en su

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (9)

2. La Iglesia fue fundada por Jesucristo  Al frecuentar la Iglesia católica y sus obispos, el retórico se halla en condiciones de conocer a Jesús, su Fundador. A través de la Iglesia, Agustín tiene acceso a otro monumento histórico de esta Revelación divina, preservado desde hace cuatro siglos: el testimonio escrito de las profecías mesiánicas y de la vida y doctrina de Jesús. Ya antes de abrazar la fe había tenido oportunidad de estudiar el Antiguo y Nuevo Testamento como simples documentos históricos. El Antiguo Testamento sirve de punto de apoyo al Nuevo, puesto que lo prepara y predice. Por esta razón san Agustín podrá decir que los judíos de la diáspora, fanáticamente opuestos al cristianismo, son de hecho sus mejores testigos, puesto que suministran todas las garantías posibles de la verdad de las profecías pasadas. Así que a un hombre de buena fe, libre de prejuicios, le basta confrontar la historia de Jesús con las profecías mesiánicas, para ver lo bien fundado de la fe cris

MARTES DE LA 3ª SEMANA DESPUÉS DE EPIFANÍA

EL DIVINO ARQUITECTO 1.     “El Señor edificó a Sión” (Gradual), es decir, fundó su reino, su santa Iglesia. El reino de su Espíritu, el reino de la paz y del amor. Así nos lo asegura la Epístola del tercer Domingo después de la Epifanía. 2.     “No devolváis nunca mal por mal.” El irredento, el hombre mundano necesita vengarse. La generosidad para con el enemigo, el perdón de una ofensa y la tranquila resignación, cuando es insultado, no son para él virtudes: son efectos de la falta de energía, de la debilidad de carácter. Su norma es no perdonar nunca. ¡Ojo por ojo, diente por diente! “Mas yo os digo: no resistáis al que os haga mal. Al contrario, si te hieren en una mejilla, presenta la otra” (Mt. 5, 39). Jesús no se contenta solo con enseñarlo de palabra, sino que es el primero en practicarlo. Se le golpea, se le calumnia, se le escupe, se le acusa injustamente, se le condena a muerte: y Él se calla. “Pero Jesús callaba” –dice lacónicamente el Evangelista. Para los que l

San Julián, obispo de Cuena. — 28 de enero. (t 1208)

San Julián, obispo y patrón de la Iglesia de Cuenca, nació en Burgos, de honrados y virtuosos padres, y el cielo ilustró su nacimiento con prodigiosas señales de su futura santidad y dignidad; porque mientras le bautizaban, apareció un ángel con la mitra y el báculo pastoral, y dijo: Julián ha de ser su nombre. Y en efecto, habiendo pasado Julián con la pureza de un ángel del cielo los años de su niñez y de su mocedad, fué elevado al sacerdocio, y a la dignidad de Arcediano de Toledo, y finalmente a la silla episcopal de Cuenca. Celebraba la Misa con tanto fervor y tan dulces lágrimas, que hacía llorar de devoción a cuantos le oían. Predicaba con tan grande unción y gracia la divina palabra, que los oyentes decían: Nunca habló así otro hombre. No tenía en su palacio más que un solo capellán, que fué el santo Lesmes, el cual hacía los oficios de paje, limosnero, mayordomo y secretario del santo obispo. En sus correrías apostólicas convirtió a innumerables moros, y corrigió en muchas pob

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (8)

San Agustín y la Revelación del Hijo de Dios Aristóteles, usando el sentido común y la lógica, fue el primero en elucidar las bases definitivas de la razón humana. Las cosas existen y la inteligencia puede desde luego conocerlas. Cualquiera que niegue las verdades del sentido común se expone a vivir como una planta, incapaz de hacer o decir nada. Si las consecuencias son desastrosas en el ámbito natural, ¿qué ocurrirá cuando se trate del conocimiento de Dios? El que niega estas evidencias, ¿podrá aceptar alguna vez la verdad absoluta de la Revelación divina? Para admitir que Dios dice la verdad, es preciso demostrar antes por medio de la razón que Dios existe. Para ello, también es menester que el hombre sea capaz de reconocer con certeza el hecho de la Revelación. Es necesario saber, con absoluta certeza, que Dios se ha manifestado a través de señales milagrosas, y eso supone conocer la naturaleza y sus leyes. Es preciso luego que Dios pueda comunicarnos, a través de un lenguaje h