Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2022

14 DE OCTUBRE. PRESENCIA DE DIOS.

  Podremos vivir siempre en la presencia de Dios por medio de la fe viva, que nos haga constantemente ver al Señor presente en TODAS PARTES, en el cielo, en la tierra y en los infiernos. Como el Señor está siempre en nosotros, y en cuanto nos rodea, conoce nuestros pensamientos, intenciones, deseos y hasta las más secretas intromisiones del amor propio, que con habilidad se infiltra hasta en las obras más santas. El recuerdo de la presencia de este Dios inmenso debería penetrarnos de sentimientos de temor, de respeto y humilde devoción. No olvidemos nunca que su mirada divina escudriña en nuestros corazones. Figurémonos a veces que estamos en él como en el aire que nos hace vivir, o como la esponja en el océano, o como el hierro que se funde en el fuego, penetrado totalmente por él. El alma que tiene espíritu de oración, es decir, anhelo de ORAR SIEMPRE, obedeciendo al precepto del divino Maestro, pierde rara vez la presencia de Dios. Lo mismo que no se puede olvidar al amigo con quien

13 DE OCTUBRE. ESPÍRITU DE FE.

  No habría jamás espíritu de fe si no estuvieran perfectamente de acuerdo la CONDUCTA y las creencias. Sabemos que el último fin es Dios, y que si nos puso en el mundo y nos conserva en él es únicamente para que escojamos entre el pecado y la virtud, entre una eternidad desgraciada con los réprobos y demonios, o una eterna bienaventuranza con los ángeles y santos. Creemos en estas verdades y nos sometemos a ellas; pero ¿están completamente conformes con ellas nuestro corazón y nuestras obras? ¿Evitamos cuidadosamente hasta las más leves faltas? ¿Somos fieles en cumplir los deberes de estado como conviene que los cumplan almas que, desterradas en el mundo, esperan cada día la señal de la muerte para entrar en la patria deseada? Nuestra vida en la tierra tiene que ser como el noviciado del cielo. Aspiremos por la fe a lo que nos promete la visión cara a cara de Dios. Procedamos de esta manera, no en general, sino hasta en los más pequeños detalles de nuestra conducta; porque, como el es

12 DE OCTUBRE. NUESTRA SEÑORA DEL PILAR

¿Qué ha hecho María por nosotros? nos trajo la fe. Santiago nos predicó el Evangelio. Pero éramos tierra dura, aunque no ingrata. Necesitábamos el rocío del cielo, y vino María y empapó esta tierra, como antiguamente el vellocino de Gedeón   (Jueces 6, 38) . Desde su venida en carne mortal a Zaragoza, esta tierra comenzó a dar frutos abundantes de fe. Era una fe firme; como la fe de la Iglesia la fundó Cristo sobre piedra, la fe de España, que es la de la Iglesia Católica, la fundó María sobre un pilar solidísimo: el de su protección. La fidelidad de esta fe de España, tantas veces combatida y a pique de ser anegada y barrida, pero siempre indomable y triunfante, es un hecho manifiesto y admirable entre todas las naciones que componen el cuerpo de la Iglesia de Cristo. Pero gracias a María, la fe de España no solo ha sido firme, sino fecunda. ¡Cuántos mártires, cuántos santos, cuántos sabios y predicadores han trabajado para defender la fe en España y en toda Europa! ¡Cuántos reyes, so

10 DE OCTUBRE. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL Y LA VIDA INTERIOR.

  Entra en los DESIGNIOS de la Sabiduría divina conducir a los hombres por otros hombres, revestidos de su autoridad. El centurión Cornelio fue avisado por un ángel que buscase al Príncipe de los Apóstoles y aprendiera de él la doctrina del Evangeliio (Hechos 10) . Saulo, derribado en el camino de Damasco, dijo a Jesús: "Señor, ¿qué quieres que haga?", y el Señor le ordenó que se dirigera a Ananías, para que éste le dijera lo que debiera hacer (Hechos 9) . Luego parece que Dios prefiere que obedezcamos a los hombrtes que ocupan su lugar antes que a los ángeles y aun antes que a él mismo.  Y, de hecho, esta clase de obediencia es la más TRANQUILIZADORA, porque si se nos apareciera un espíritu, ¿cómo sabriamos distinguir si era ángel o demonio? ¿quién nos podría asegurar que tal revelación, tal inspiración, provenía de Jesús o del principe de la mentira? ¿Quién podría certificarnos de todo sino aquél a quien Dios escogió para nuestro guía? El divino Redentor conserva cuidadosam

3 DE OCTUBRE. LAS PERFECCIONES DE DIOS.

  El amor que, como criaturas, debemos al Creador exige lo manifestemos con pruebas. Por tanto, debemos manifestar a Dios los sentimientos y disposiciones de nuestro corazón. San Alfonso de Ligorio aconseja que hagamos con frecuencia actos de COMPLACENCIA, alegrándonos de la infinita felicidad del Señor y de sus adorables perfecciones; actos de BENEVOLENCIA, deseando verle amado de todos y lamentándonos de las ofensas que recibe; actos de PREFERENCIA, estimándole y amándole muy por encima de todas las criaturas, siempre dispuesto a perderlo todo antes que perder su santa amistad.  Estos actos, repetidos con frecuencia durante la meditación y la acción de gracias de la Comunión, producirán tres efectos preciosísimos: Sincero ARREPENTIMIENTO de todas las faltas, inspirado por los más elevados motivos. Profundo pesar por no haber amado a Dios ardientemente y haber dado TANTAS TREGUAS A SU AMOR, siendo, como es, el Bien supremo, la Belleza infinita y la Amabilidad por esencia, única que po

1 DE OCTUBRE. “Señor, compadécete de mí, pues a Ti clamo todo el día.”

  “Trabajad vuestra salvación con temor y temblor, pues solo Dios es el que realiza en vosotros el querer y el obrar, y ello según a Él le place” (Flp. 2, 13) . Si nos abandonara a nosotros    mismos, seríamos arrastrados invenciblemente por el peso de nuestra naturaleza caída hacia el abismo del mal, del alejamiento de Dios. “No es, pues, obra del que quiere ni del que corre, sino del Dios misericordioso” (Rom. 9, 16). Nosotros somos sarmientos de Cristo, de la vid. “El que permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto: porque sin mí no podéis hacer nada. De igual modo que el sarmiento no puede dar fruto, si no permanece unido a la vid, así tampoco vosotros, si no permaneciereis en mí. El que no permaneciere en mí, será arrojado fuera, como un sarmiento, y    se secará” (Jn. 15, 4 sg.) . Para que el sarmiento no se seque y pueda producir fruto; para que nosotros podamos trabajar con eficacia en la obra de nuestra salvación, necesitamos permanecer íntima y vivamente unidos con la v