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Mostrando entradas de mayo, 2020

LUNES DE PENTECOSTÉS

EL DON DE CIENCIA ¡De qué santa alegría debieran rebosar nuestros corazones al pensar que VIVE Y RESIDE en nosotros el Espíritu Santificador que renovó la faz de la tierra! Por ser éste un privilegio tan alto, Jesús habló de él con frecuencia a sus discípulos, haciéndoles ver que era como el fin de su venida a este mundo, como el complemento de su predicación, como el fruto de su muerte, de su resurrección y de su ascensión a los cielos. “Yo rogaré al Padre, dijo, y os dará otro Consolador, para que esté CON VOSOTROS constantemente el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir porque no le ve ni le conoce, porque vosotros le conoceréis, pues morará con vosotros y estará dentro de vosotros (Juan 14, 26).” “Mas yo os digo la verdad, os conviene que yo me vaya; porque si yo no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré (Juan 16, 7).” Y así como los Profetas del Antiguo Testamento anunciaban la venida del Mesías, nuestro divino Maestro se

VIGILIA DE PENTECOSTÉS

MARÍA Y EL ESPÍRITU SANTO. La Virgen María, desde el momento de su inmaculada Concepción, recibió al Espíritu de Dios con una intensidad que no alcanzaron nunca los ángeles ni los santos reunidos; pero cuando el Verbo divino, por obra y gracia del Espíritu Santo, SE ENCARNÓ en sus purísimas entrañas, aquella infusión de gracia sobrepasó a cuanto uno pueda imaginarse. La Virgen Santísima, en quien jamás existió la más leve sombra de mancha, al ser investida de la sublime dignidad de Madre de Dios (dignidad superior a toda grandeza creada), había de ser digna, en cierto modo, por su perfección, de llevar ese título, ya que con él se le confería al mismo tiempo la noble y difícil misión de contribuir a la Redención del género humano, con luces, dones y privilegios dignos por su número y calidad de tan alta vocación. Por eso dijo San Bernardino de Sena que únicamente Dios pudo concebir el tesoro inmenso de gracias con que fue enriquecida la Madre divina el día feliz de la encarnación

JUEVES ANTES DE PENTECOSTÉS

CÓMO DISPONERNOS A CELEBRAR ESTA FIESTA Nuestro divino salvador decía a los Apóstoles: “Cuando venga el Consolador, el Espíritu de verdad que procede del Padre y que yo os enviaré de parte de mi Padre, él dará testimonio de mi (Juan 15, 26).” Jesús, al pronunciar estas palabras, prometía enviar a sus discípulos el Espíritu Santo y los animaba a esperar su venida con fervor. El Señor llama al Espíritu Santo, ESPÍRITU DE VERDAD que procede del Padre, quien, por lo tanto, nos lo dará a conocer; y dice que el Consolador, ese Espíritu de Verdad, dará testimonio de él, entendiéndose por esto que hará comprender toda su grandeza y todas las excelencias de su doctrina. No olvidemos que la vida eterna consiste, como dijo nuestro divino Maestro, en conocer a Dios, Único y Verdadero, y a Jesucristo. El Espíritu Santo no solo enseña las verdades referentes a la salvación; también sugiere a cada uno de nosotros lo que le conviene saber en su caso particular. De esta manera NOS ILUMINARÁ p

MIÉRCOLES ANTES DE PENTECOSTÉS

EL DON DE SABIDURÍA Desde el pecado original se perdió el gusto por la virtud, y el yugo del Señor parece triste y pesado. Pero el don de la Sabiduría, dice San Bernardo, AHOGA EN NOSOTROS los instintos de la carne, purifica el entendimiento y sana el paladar de nuestro corazón enfermo. Nos inspira profundo hastío de los bienes perecederos, siendo su efecto contrario al de la falsa sabiduría de los mundanos, que consiste solo en buscar con ardor las riquezas, los placeres y los honores terrenales. Por eso dijo San Pablo: “La sabiduría de este mundo es necedad delante de Dios (1 Corintios 3, 19).” Los SANTOS que entendieron la verdadera sabiduría, nada quisieron saber de la sabiduría de los mundanos. Comprendieron perfectamente estos oráculos sagrados “¿En dónde se halla la sabiduría y cuál es el lugar donde reside la inteligencia? El hombre no conoce su valor, ni ella se halla en la tierra de los que viven en delicias (Job 28, 12-13).” “Así es que no entrará en alma maligna l

MARTES ANTES DE PENTECOSTÉS

EL DON DE INTELIGENCIA Pertenecemos a la Iglesia lo mismo que los santos, y compartimos con ellos las mismas creencias; sin embargo, éstas nos impresionan muy poco, mientras que maravillaban y llenaban de asombro a los verdaderos discípulos del Señor. Y es porque éstos estaban iluminados profusamente por el don de Inteligencia. Así como no podríamos contemplar las magnificencias de un palacio ricamente amueblado, sino según la menor o mayor claridad, tampoco podríamos apreciar las verdades que por la gracia divina y la educación cristiana fueron depositados en nosotros, si no fuéramos alumbrados por el don de Inteligencia. Las podremos apreciar mejor o peor según estemos más o menos iluminados por este faro divino. Los santos lo estaban en MÁS ALTO GRADO que nosotros. De ahí los efectos maravillosos que advertimos en sus almas y en sus obras. San Antonio Abad, después de haber pasado toda la noche EN ORACIÓN, se quejaba de que el sol de la mañana le interrumpía demasiado pron

LUNES ANTES DE PENTECOSTÉS

      EL DON DE CIENCIA El don de Ciencia no solamente nos enseña lo que son las criaturas en sí, sino además y sobre todo lo que son con RELACIÓN A DIOS. Nos enseña, por tanto, a usar de las cosas creadas, SIN APEGARNOS a ellas y solo en cuanto nos acercan a Dios, Bien soberano. –Si se sacan indebidamente los registros de un órgano, éstos producen ruidos desagradables y discordantes; pero si, por el contrario, se tocan con maestría, brotan de ellos raudales de notas vibrantes, suaves y bellas melodías. Lo mismo acontece con las cosas creadas; si no sabemos usarlas, ofenderemos al Creador, y si, por el contrario, nos servimos de ellas como los santos, le servimos y le damos gusto. Porque, como dice San Lorenzo Justiniano, “toda la naturaleza forma un maravilloso concierto y dulce armonía, que canta la gloria de su Creador”. ¡Felices las almas que saben escuchar este concierto, en el que ellas mismas toman parte! Los santos que en el siglo fueron tenidos por ignorantes conocie

VIERNES DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO Como preparación a las fiestas litúrgicas, la Iglesia nos recomienda hagamos la Novena que a cada una de ellas corresponde. Y la Novena del Espíritu Santo es de una gran   importancia, porque en ella honramos a la tercera persona de la SANTÍSIMA TRINIDAD, que coopera en todas las obras divinas y de un modo particular en el misterio de la REDENCIÓN y nos aplica los méritos de nuestro Salvador. Por esto Jesús, el divino Maestro, pronunció estas palabras: “En verdad, en verdad te digo que quien no renaciere por el bautismo del agua y la gracia del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3, 5).” El Espíritu Santo es quien, en el Bautismo, nos hace nacer a la vida de la gracia, nos colma de dones celestiales el día de la Confirmación y nos une a Jesús en la Eucaristía, porque como dice San Pablo, este Espíritu divino es quien “derrama la caridad de Dios en nuestros corazones (Romanos 5, 5)”, e interviene también en el augusto sacrificio de la

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS

Nada puede hacernos comprender la grandeza de Jesús tanto como el misterio de su Ascensión a los cielos, adonde subió por su PROPIO PODER y en virtud de sus MÉRITOS infinitos, adonde los más grandes santos, sin exceptuar a la Virgen, fueron elevados por ese mismo poder y por esos mismos méritos. Y ¡cuán grande no fue el TRIUNFO de Jesús al entrar en la Jerusalén celestial! El Rey Profeta exclamaba: “Levantad, ¡oh príncipes!, vuestras puertas, y elevaos vosotras, ¡oh puertas de la eternidad!, y entrará el Rey de la Gloria (Salmo 23, 7).” No es posible imaginar los transportes de júbilo, los cánticos de alegría y de alabanzas con que fue recibido Jesús al entrar en la gloria, y que la compensarían de todas las vejaciones que sufrió en la tierra.                             Entonces le diría el Eterno Padre: “Siéntate a mi diestra, mientras pongo a tus enemigos por tarima de tus pies (Salmo 109,1).” Sentarse a la derecha de Dios Padre era recibir la mayor gloria; tener a sus ene

MIÉRCOLES DE ROGATIVAS

LO QUE DEBE PEDIR UN CORAZÓN CONTRITO El Rey Profeta, iluminado por Dios, comprendió la gran MANCHA que con sus pecados había echado en su alma, mancha que no hubieran podido borrar todas las lágrimas del mundo. Por eso imploró a aquel que quiso dotar a Adán de justicia original, para que creara en él un corazón puro. COR MUNDUM CREA IN ME, DEUS. Y sabiendo David que, cuando se ofende a Dios, nuestra razón SE TUERCE y busca a la criatura en lugar de buscar al Creador, pidió al Señor que renovara en sus entrañas el espíritu de rectitud (Salmo 50, 12). ¡Oh, cuán preciosas son estas dos gracias: corazón puro y espíritu recto, y cuánto debiéramos desearlas! Un CORAZÓN PURO es un corazón penetrado de horror por las más leves faltas, un corazón que enmienda sus defectos, que lucha contra sus imperfecciones, que vive siempre desprendido de la tierra y de sí mismo, aspirando a llegar a la posesión del Bien infinito y eterno. De un corazón así es de donde nace la verdadera RECTITUD de esp

MARTES DE ROGATIVAS

LA ORACIÓN DOMINICAL Cuánto debemos apreciar esta hermosa oración del Padrenuestro , pronunciada por los labios divinos de Jesús e inspirada por su amorosísimo Corazón, pues en ella encontramos reunidos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia. Los santos no tenían palabras para alabarla. San Cipriano encontraba en ella un resumen del Evangelio. Santo Tomás, la manera de expresar nuestras súplicas y la medida de lo que podemos desear. Y esta oración nos fue enseñada por el Unigénito de Dios, que quiso hacerse nuestro hermano, siendo él el único Maestro capaz de enseñarnos la manera de dirigirnos a la soberana Majestad de Dios, que se digna escuchar nuestras súplicas. “Padre nuestro” nos enseña a decir, y podemos decirlo de verdad, porque el PADRE CELESTIAL nos ha adoptado por hijos suyos en Cristo. ¡Cuánto respeto, cuánta confianza, cuánto amor debe inspirarnos este nombre tan suave y tan augusto al mismo tiempo! Y ¡cuánta caridad hacia todos los hombres debemos sentir al p

LUNES DE ROGATIVAS

POR QUIÉNES DEBEMOS REZAR. La caridad bien ordenada empieza por uno mismo, sobre todo cuando se trata de la propia salvación. Pues que somos TAN DÉBILES e incapaces de obrar el bien, sigamos el consejo de nuestro Salvador, de orar sin tregua para obtener la ayuda divina, sin la que no podríamos adquirir el menor mérito y menos aun triunfar de las TENTACIONES. Por eso dice San Lorenzo Justiniano: “Así como el soldado no marcha al combate sin estar protegido por sus armas, así el cristiano nada deberá emprender sin el socorro de la oración. Luego, habrá de revestirse de esta armadura siempre que salga de su casa, cuando a ella vuelva, cuando pasee o cuando trabaje en sus asuntos; nunca deberá de entregarse al sueño sin haber antes alimentado su alma con el alimento saludable de la oración.” No existe nada más eficaz para SANTIFICARNOS que el trato con la santidad misma. De esa manera aprendieron los siervos de Dios a practicar todas las virtudes. Decía San Buenaventura que el e

QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA

LA ORACIÓN El Señor, al traernos a este mundo, nos ha colocado como en un campo de batalla, donde siempre deberemos COMBARTIR. Si lucháramos solos, pereceríamos miserablemente; pero Dios, que no nos abandona nunca, nos ha dado para defendernos el arma poderosa de la oración con la cual podremos ahuyentar al enemigo. Tomemos, pues, la costumbre de recurrir al Señor siempre que tengamos que combatir contra nosotros mismos, contra el mundo o contra Satanás, revistiéndonos, según la expresión de San Pablo, “de la armadura de Dios, para poder contrarrestar las asechanzas del diablo (Efesios 6, 11)”. Porque si oramos mientras dura la tentación, atraeremos sobre nosotros la protección del Todopoderoso, que infundirá en nuestra alma la fuerza de aquel que es el Invencible. Y no solo debemos orar durante el combate, sino también DESPUÉS DE LAS CAÍDAS, porque de esta manera evitaremos el desaliento, podremos calmar los remordimientos de la conciencia, haremos que nuestro corazón se lle

SÁBADO DE LA CUARTA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

MOTIVOS QUE TENEMOS PARA SANTIFICARNOS. Nada existe ni más grande ni más de desear que la santificación del alma. Ni la majestad de los reyes, ni la dignidad de los pontífices, pueden ser comparadas a la grandeza de los santos, pues éstos son émulos y conciudadanos de los ángeles, mientras que reyes y pontífices, sin la gracia santificante, serán esclavos del infierno. Por eso el Señor ESTIMA TANTO   a las almas que trabajan por lograr la perfección; por eso las defiende con tanta solicitud, las protege, les otorga sus luces y gracias, atrayéndolas más y más hacia su divino amor. Con más esmero se ocupa de dirigir a un corazón fervoroso que de gobernar los astros y el universo entero. Dios, por la salvación y santificación de una sola alma hubiera enviado a la tierra a su Hijo unigénito a morir sobre la Cruz.                             JESÚS, por una sola alma, seguirá siendo siempre la augusta Víctima del Altar y el Prisionero de Amor en el sagrario. Es tanto lo que ama

VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

      LA VERDADERA SANTIDAD Dos cosas son necesarias para la verdadera santidad: el hábito de la virtud y la solidez de la misma. El HÁBITO de la virtud se adquiere a fuerza de ejercitarse en ella y es absolutamente indispensable para llegar a la perfección. No se dice de un hombre que sea sabio porque haya dicho algunas palabras científicas, ni se dice de nadie que sea virtuoso por haber hecho alguna obra santa. Pero quien habla siempre sabiamente o práctica siempre la virtud merece los calificativos de sabio y de santo, respectivamente. Si de vez en cuando hacemos alguna buena acción, no por eso dejamos de ser débiles o inconstantes; pero sí tuviéramos por costumbre realizar esas buenas acciones, entonces la virtud echaría raíces en nuestra alma, siendo firme y constante y como un parte de nuestra misma naturaleza. Pero aunque un alma haya llegado a esto, no por eso estará en la cima de la verdadera santidad. Tendrá que pasar además por LA PRUEBA de las adversidades y de las

JUEVES DE LA TERCERA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

CONSTANCIA EN EL BIEN La INCONSTANCIA en el bien es una plaga funesta de las que más se oponen a la salvación de los cristianos. ¡Cuántos empezaron a conducirse como ángeles y terminaron portándose como demonios! ¡Cuántos que, semejantes a Adán en el Paraíso, vivieron durante algún tiempo revestidos de la gracia santificante y luego, comiendo del fruto prohibido, descendieron hasta colocarse al nivel de los animales! Y ¡cuántas almas piadosas, de las cuales hubiera podido esperarse mucho, caminan hacia su ruina a causa de su inconstancia! Muchos se entregaron totalmente a Dios, durante unos días de retiro, prometiéndole corregirse de sus defectos y sacrificarse por entero al divino beneplácito; pero al reintegrarse a la vida corriente y al empezar de nuevo a ocuparse de los asuntos exteriores, olvidándose de las promesas y buenos propósitos, echaron por tierra en una hora lo que costó tantos trabajos, tantas oraciones, tantos esfuerzos y quizá también tantas lágrimas. ¡Así es

MIÉRCOLES DE LA CUARTA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

EL DESALIENTO ¡Qué poco puede el alma, que se deja dominar por el desaliento! ¡Mientras permanece en tan LAMENTABLE ESTADO, en vez de poner remedio a sus males, éstos se agravan cada día más! Y aunque se le den caritativos consejos, no es capaz de sacar de ellos ningún provecho. Semejante a la tela que cede bajo el pincel del pintor, se sustrae a cualquier saludable impresión y le resultan inútiles los esfuerzos de los que se preocupan de su bien. ¿Tiene que enfrentarse con la tentación? Imitará al soldado cobarde que tira al suelo las armas en cuanto ve al enemigo. Hasta le parece mucho recurrir a la oración para desviar sus pensamientos del objeto que la seduce, y cae miserablemente dominada por el infierno. El dominio se atreve más cuanto nos ve más tímidos y más débiles. Si llevó a Judas a la desesperación, fue porque estaba desalentado. Y si San Pedro se levantó después de la caída, fue gracias a su esperanza constante en Jesús. ¡A cuántos cristianos HA ARRUINADO el desa

MARTES DE LA CUARTA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

CONSUELOS ESPIRITUALES Aunque la devoción consiste principalmente en una disposición de la voluntad para abnegarse en el servicio de Dios, no se deben, sin embargo, despreciar los consuelos espirituales que de ella dimanan y sirven a veces para MANTENERLA. Por eso exclamaba el Salmista: “¡Oh cuán grande es, Señor, la abundancia de la dulzura que tienes reservada para los que te temen! (Salmo 30, 20).” “Mi alma suspira y padece desmayos, ansiando estar en los atrios del Señor; transportase de gozo mi corazón y mi cuerpo contemplando al Dios vivo (Salmo 83, 3).” “Gustad y ved cuán suave es el Señor (Salmo 33, 9).” Y por eso también nuestro divino Salvador nos hizo esta recomendación: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo (Juan 16, 24).” Es verdad, como dice Suárez, que el gusto sensible por la virtud contribuye a hacérnosla practicar PRONTAMENTE. Dios lo suele dar generalmente a aquellos que están en los comienzos de

LUNES DE LA CUARTA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

ARIDEZ ESPIRITUAL Existen dos clase de aridez espiritual, la una es involuntaria y la otra es efecto de nuestra tibieza más o menos culpable. LA PRIMERA es prueba que Dios envía a las almas buenas. Escóndese de ellas el Señor y déjalas como abandonadas al tedio y a las distracciones de que en vano procuran librarse y deben padecer a pesar suyo. Esta clase de aridez, lejos de ser perjudicial, sirve para ejercitar la paciencia, ayuda al progreso espiritual y aumenta los méritos de las almas que las padecen sin dejar por ello de ser fieles y sin desfallecer. Pero hay OTRA ARIDEZ que debemos aborrecer, combatir y destruir. Se parece en sus efectos a la que experimenta el alma tibia y mundana, a quien la oración aburre, misa que dure media hora le parece demasiado larga, le cansan los sermones, estar   un cuarto de hora en la iglesia le parece un exceso; pero encuentra demasiado cortos los días y las noches pasados en charlas inútiles de asuntos, fiestas o diversiones.          

Los santos Gordiano y Epímaco, mártires. — 10 de mayo. (+302)

Después que. el impiísmo Juliano el Apóstata fué aclamado de su ejército por emperador en Francia, y con la muerte del emperador Constancio, su primo hermano, cobró fuerzas y se vio señor, luego comenzó a quitarse la máscara de piedad con que antes había favorecido y engañado a los cristianos a los cuales determinó perseguir y deshacer y conservar y ampliar el culto de sus falsos dioses: pero, porque pretendía ser tenido de todos por príncipe manso y benigno, y no quería que los que morían por Cristo fuesen honrados como mártires, y ya la religión se había extendido, y florecía mucho por el mundo, temiendo alguna turbación en el imperio, por razón de estado pretendió con maña destruir a los cristianos, haciendo presidentes y gobernadores de las provincias a hombres crueles y bárbaros, para tirar la piedra como dicen y esconder la mano. Entre los ministros que nombró el apóstata para destruir la Iglesia de Cristo, fué uno Gordiano, el cual nombrado vicario en Roma, ejercitaba su cruelda

CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PASCUA

CRISTO, AUSENTÁNDOSE, NOS ENVÍA AL ESPÍRITU SANTO El grano, para germinar y dar su espiga tiene que morir en el surco. Cristo, que es el autor de esta comparación, la explicó con su ejemplo: murió como un grano de trigo, y la Redención operada con su sangre fue tan copiosa, que con ella pueden salvarse todos los hombres; y aún más, enviándonos después el Espíritu Santo, aseguró y perfeccionó la obra de la Redención por la santificación personal de cada uno. Después de la cruz viene la luz. ¡Qué tardos somos para creer esta doctrina del dolor, causa de nuestra alegría y perfección espiritual! Apenas vemos sobre nosotros cernerse la tribulación, nos sentimos ya como aplastados bajo ella. ¿Por qué somos tan tímidos? Porque tenemos poca fe. ¡Cuántas veces nuestra vida espiritual, nuestra oración se convierte en un desierto árido, en que Cristo se nos figura como peña dura y sin agua, y nosotros vamos a él y le pedimos una y muchas veces que se hienda y derrame sobre nosotros el a

CIEN AÑOS DE MODERNISMO (58)

La convergencia del modernismo y del panteísmo  Acabamos de subrayar los indicios inequívocos de panteísmo en los escritos de Teilhard. Aunque es discreto en sus primeros escritos, no hay duda de que sus obras, por no decir su pensamiento, fueron madurando con los años, de manera que sus últimos trabajos son muy reveladores sobre el tema. Aquí van algunos textos: «No me di cuenta de que, inevitablemente, a medida que Dios “metamorfoseaba” el mundo, desde las profundidades de la Materia hasta las cimas del Espíritu, el mundo, a su vez, debía “endomorfizar” a Dios. Bajo el efecto mismo de la operación unitiva que lo revela a nosotros, Dios “se transforma” en cierto modo al incorporarnos a sí» (1). «No acepto la postura “antipanteísta” que usted me atribuye. Al contrario, soy esencialmente panteísta de pensamiento y de temperamento; y toda mi vida la pasé pregonando que existe un verdadero “panteísmo de unión”, Deus omnia in omnibus (un pancristismo, diría Blondel) frente al seudopant

MIÉRCOLES DE LA TERCERA SEMANA DESPUÉS DE PASCUA

                      MEDIOS DE IMITAR A JESÚS. LA SANTA COMUNIÓN Si San José se consideraba tan feliz con poder llevar en sus brazos al Hijo del Padre eterno, también nosotros podemos considerarnos felices, y, hasta cierto punto, aun quizá más felices que él, cuando recibimos en nuestro pecho a Jesús. La Comunión es un don de más precio que el universo entero, pues el mismo Creador se da en ella con todo cuanto posee. Por eso, antes de comulgar deberemos despertar nuestra fe acerca de la grandeza de este misterio y de los bienes inmensos que con la Comunión adquiere el alma. Si tenemos fe viva, desearemos con gran ardor sacar de este banquete divino los frutos más abundantes y duraderos. Para mejor recogerlos, empecemos con tiempo a practicar aquellas VIRTUDES de las que Jesús en el tabernáculo es ejemplo: su profunda humildad que le hace esconderse bajo tan débiles especies y le hace soportar con paciencia los ultrajes y las irreverencias de que es objeto; su perfecta obedi