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Mostrando entradas de abril, 2018

28 de Abril: San Pablo de la Cruz

San Pablo de la Cruz nació en Liguria (Italia). Dios le dio un gran amor de la pasión del Señor. Fue ordenado sacerdote por el Papa Benedicto XIII, quien le permitió reunir seguidores con el fin de fundar una nueva congregación: los Pasionistas y cuyo carisma especial fue el de propagar la memoria de la pasión del Señor. Los Pasionistas vestían de negro y llevaban en su hábito del corazón de Jesús con los instrumentos de la pasión. Se dedicaron a las misiones populares, siendo muchas veces bendecido San Pablo de la Cruz con gracias extraordinarias durante la celebración de la Santa Misa al pensar a menudo en el exceso de amor del Señor. Tenía el don de milagros y de tocar los corazones más endurecidos. Murió el 18 de octubre de 1775 y fue enterrado en Roma. Es un santo muy popular en Italia. Ante el fervor de San Pablo de la Cruz durante la celebración de la Misa y la indiferencia de muchos cristianos, no podemos dejar de pensar las palabras de Julián Green : “las personas que

Jueves 26 de abril: Santos Cleto y Marcelino

Según nos cuenta San Ireneo, San Cleto fue el tercer papa de la Iglesia, justo después de San Lino y antes de San Clemente, es decir, entre el año 78 y el 90. Sabemos poco sobre su vida: fue de origen romano y habría adornado las tumbas de los príncipes de los apóstoles en Roma. Murió mártir durante la persecución de Domiciano y fue enterrado cerca de San Pedro en el Vaticano. Su nombre puede resultarnos muy familiar porque se halla inscrito en el canon de la Misa... San Marcelino, también de origen romano, gobernó la iglesia entre los años 296 y el 304, durante el tiempo de la gran persecución de Diocleciano. Según nos dice el Breviario, fue un Papa que usaba de una gran indulgencia para el fiel que caía en la idolatría por temor al martirio, lo que le llevó a ser calumniado como habiendo ofrecido incienso a los ídolos... Terminó su vida con el martirio. San Cleto venera particularmente a San Pedro y San Pablo. San Marcelino nos manifiesta de este Papa, la bondad de la Iglesia

Martes 24 de abril: San Fidel de Sigmaringa

Fidel era el nombre religioso de Markus Rey (algunas fuentes indican Markus Roy), nacido en Sigmaringa ( Alemania) en 1577.  Su familia vivía de acuerdo a los estándares de la pequeña aristocracia de la ciudad, de la cual su padre llegó a ostentar el prestigioso cargo de Burgermeister (alcalde). Markus destacó como un alumno descollante y muy joven consiguió el doctorado en Derecho Civil y Canónico, con la firme idea de ser abogado y defensor de los oprimidos. Desalentado por la  corrupción y las trampas de de sus colegas de profesión, decidió abandonar un futuro brillante y consagrarse al Señor. E s ordenado sacerdote en 1612 y posteriormente ingresa a la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, recibiendo el nombre de Fidel. Fue tanto el amor que sentía por Nuestro Señor que, a menudo le pedía la gracia de poder dar su vida por Él.  ¡Y San Fidel será el primer mártir de la orden de los franciscanos capuchinos!  El año 1622 el archiduque de Austria, Leo

Fiesta de San Sotero y Cayo

“Gracias a la ofrenda de estos dones, da Señor, concede la luz a tu Iglesia; haz prosperar en todas partes tu rebaño y dígnate dirigir sus pastores para que sean agradables”. ( Secreta de la Misa de los Santos Sotero y Cayo) . La liturgia nos presenta en la fiesta de estos Santos papas Mártires, Sotero y Cayo, para que les veneremos; pero sabemos muy poco acerca de ellos. Se sabe que vivió Sotero en tiempos de una gran persecución en contra de la iglesia. San Sotero fue Papa del año 166 al año 175, ¡principios de la primitiva Iglesia! Famoso por su caritativa bondad para con los cristianos condenados a las minas así como también por introducir algunas reglas con el fin perfeccionar y embellecer el culto divino, especialmente alentando a los fieles a recibir la comunión el Jueves Santo. Fue martirizado bajo el emperador Marco Aurelio. Mientras tanto, Cayo era papa del 283 al 296. Pariente cercano del emperador Diocleciano, tuvo derecho a unos pocos años de paz, aun que también

Nuestro gran deseo

“ Cuando una mujer da a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero, cuando dio a luz a un hijo, ella no se acuerda más del sufrimiento. Ella siente  la alegría haber traído al mundo un nuevo hombre. Así vosotros también estáis tristes; pero volveréis a verme otra vez y nuestro corazón se alegrará, y nadie os arrebatará esta alegría ” (Extracto del Evangelio del Dom 3 después de Pascua). Nuestra vida en la tierra es estar de paso, más exactamente un nacimiento: una progresión hacia una mayor y más hermosa vida. Jesús explica todo esto a sus Apóstoles, en el Evangelio de este domingo. Si estamos atentos y releemos este Evangelio, podremos descubrir una indicación extraordinaria: el susurro y la expectativa de esta vida más hermosa. ¿No queremos todos nosotros una perfecta felicidad? ¿No desearíamos poder conocer la verdad de todo? ¿No desearíamos tener una amistad perfecta con todos? La experiencia de la vida nos enseña que esto puede lograrse aquí abajo... Por lo tanto, e

San Agustín: creemos en lo que no podemos ver

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Al fin se manifestó a los once, estando recostados a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, por cuanto no habían creído a los que le habían visto resucitado de entre los muertos. Y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc 16, 14-15) . En esta la lectura, podemos observar los reproches que Nuestro Señor dirige a sus discípulos, los primeros de sus miembros, porque no habían creído vivo a quien lloraban muerto. Nuestros Padres en la fe todavía no tenían fe, los maestros por quienes el mundo entero iba a creer aquello que predicarían y aquello por lo que morirían, todavía no creían. Habían visto resucitar a los muertos, pero no creían que Él mismo había resucitado. Por tanto, estos reproches eran bien merecidos. Habían recibido la clara visión de lo que eran en sí mismos y lo que podrían ser a través de Él. Así, Pedro aprendió a conocerse cuando, muy seguro de sí mismo, en la víspera de la Pasión del Señor, se tam

No disimular en la defensa de la Verdad

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“El que no toma su cruz y me  sigue, no puede ser mi discípulo”. Hoy tomaré esta frase de Nuestro Señor Jesucristo para nuestra reflexión del día. En la fiesta de San Gregorio Grande –amigo de San Leandro – podemos leer en sus sermones, el relato impresionante de la vida y martirio de San Hermenegildo. No olvides que fue una   época donde todo el reino Visigodo estaba infectado por la herejía arriana. Hermenegildo, hijo del rey Leovigildo, fue convertido a la fe católica por San Leandro, obispo de Sevilla. Su padre luchó ferozmente contra la elección de su hijo de hacerse cristiano (católico). Fue tratado como un rebelde a las órdenes del rey y por ello conducido a la cárcel. La persecución alcanzó su cumbre cuando al celebrarse la Pascua, el rey hizo enviar un obispo arriano para llevarle la comunión. Hermenegildo rechazó la comunión de manos del obispo hereje, pues quiso demostrar con ello, el rechazo con este acto de su no pertenencia al arrianismo. Su padre, enfurecido, ordenó

Fiero de ser católico

Dejando de lado la fiesta del martirio de   san Justino, continuemos hoy con la espiritualidad del gozo de la Pascua... Otro legado que debemos a la Pascua es el domingo mismo! Entre los judíos, el domingo fue el primer día de la semana, el día de la creación, y el último día era el día de reposo, el sábado. Jesús resucita un domingo, y se aparece a los discípulos y a Tomás en domingo. Convirtiéndose así, el domingo, en el día santo, el día de la nueva creación, el día del Señor. Así el cristiano viene a Misa, no porque tenga la obligación de (aunque a veces...), sino porque pertenece a este nuevo mundo, a una nueva familia, es un nuevo resucitado desde el día de su bautismo. Es su alegría y su fiereza. Pero, de hecho, esta fiereza, este orgullo, de ser cristiano ¿no está quizás un poco olvidado? PROPÓSITO  DEL  DÍA Saberme mostrar orgulloso y fiero de ser católico

Testimonio del Padre Pío sobre el aborto

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El Padre Pellegrino le preguntó cierto día al Santo Padre Pío: — Padre, esta mañana usted le negó la absolución a una mujer por una interrupción voluntaria de embarazo. ¿Por qué fue tan riguroso con esta pobre desgraciada?” El Padre Pío contestó: — El día en que los hombres, espantados por el «boom económico», como se dice, y por los daños físicos o los sacrificios económicos, pierdan el horror al aborto, será un día terrible para la humanidad. Porque, precisamente en ese día, tendrán que mostrar que lo aborrecen”. Después, tomó el hábito de su interlocutor con la mano derecha, y le puso la izquierda sobre el pecho, como si quisiera apoderarse de su corazón, y dijo en un tono perentorio: — El aborto no sólo es un homicidio, sino también un suicidio. Y nosotros, ¿a todos los que están por cometer estos dos crímenes juntos, tendremos el valor demostrarles nuestra fe? ¿Queremos recuperarlos sí o no?” Repreguntó entonces el Padre Pellegrino: — ¿Por qué un suicidio?” Lle

El respeto de la finalidad del matrimoni0

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Lo que contribuye a despoblar la tierra ‒según dice nuestro Santo‒ la cual se encuentra “quemada como un desierto” porque ya no se ve sobre ella la sonrisa de los niños, es la disminución de la natalidad, elegida demasiado a menudo por motivos egoístas o por problemas económicos objetivos. Las preocupaciones de orden médico contribuyen también a causar el envejecimiento de la población de la tierra. Uno de los hijos espirituales del Padre nos confesó: Durante la segunda confesión que hice con él — en la primera me había despedido —, después de haber terminado la acusación de mis pecados, el Padre me preguntó: «¿Nada más?» Le contesté que no. Y él, mirándome a los ojos me preguntó: «en el santo matrimonio, ¿hiciste bien las cosas con tu mujer?» — No, Padre — le contesté — porque los médicos nos prohibieron tener otros hijos — Y él respondió: «¿Y qué tienen que ver los médicos con eso?» — Nos dijeron que podríamos procrear algún monstruo — le contesté. «¡Lo hubieras merecido! »,

El confesionario: la gran escuela de los sacerdotes santos

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“¡Vete, animal, vete!” En la sacristía, frente al confesionario en el que el Padre Pío recibía los penitentes, Mario Tentori, sentado sobre un banco, esperaba su turno. Mientras hacía su examen de conciencia, escuchó al Padre gritar: “¡Vete, animal, vete!” Las palabras del Santo se dirigían a un hombre que se había arrodillado a sus pies para confesarse y que salió del confesionario humillado, muy conmovido y confuso. Al día siguiente Mario tomó el tren en Foggia para volver a Milán. Se sentó en un compartimento en el que sólo se hallaba un viajero. Éste lo comenzó a mirar, manifestando visiblemente el deseo de entablar el diálogo. Finalmente se atrevió y le preguntó: — ¿Ayer no estabas tú en San Giovanni Rotondo, en la sacristía, para confesarte con el Padre Pío? — ¡Sí! — contestó Tentori. — El otro prosiguió: — Estábamos sentados en el mismo banco; tenía el turno justo anterior al tuyo. Soy el que el Padre Pío expulsó llamándolo «animal». ¿Lo recuerdas? — Sí, — afirmó Mar
La Anunciación a María La sencilla historia de la Anunciación ha sido un agradecimiento de todas las generaciones de cristianos. Entre ellos, Santo Tomás de Aquino, en su comentario sobre el Ave María, anota este hecho extraordinario: ¡Nunca en la Biblia, vemos a un ángel saludar con tal deferencia a una criatura humana! De hecho, él explica que: el ángel está más cerca de Dios que los hombres. Es también más perfecto y más hermoso a causa de su naturaleza y de su gracia… Por lo que no tiene que inclinarse ante una criatura mortal. Sin embargo, el Evangelio es formal, ¡aquí es el Arcángel Gabriel quién se inclina ante María! María está más cerca de Dios que él. También ella es más perfecta y más hermosa. El ángel sabe todo esto porque dice a María que está llena de la gracia de Dios, el Señor está con ella, y que Él la bendice sobre todas las mujeres. ¿Entendemos el regalo tan extraordinario que nos hizo Jesús con María? ¿Cultivamos una gran devoción, oración y amistad a Marí

Viernes de la Octava de Pascua

El Evangelio de este día (Misa forma extraordinaria) nos habla sobre la última aparición de nuestro Señor a sus discípulos. Justo después, el Señor ascenderá a los cielos. Los bendijo y los envía en misión. Su última promesa reconforta especialmente: “ ¡Yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo! ” Feliz la Iglesia Católica que cuenta con tal promesa... A pesar de que a veces los cristianos parecen poco simpáticos (¿qué piensas tú de ello?) Aunque el Evangelio parezca difícil de practicar, incluso si la dureza de los corazones de los hombres parezca extrema, el Señor está en medio de nosotros; está presente entre nosotros. Él es nuestra alegría, nuestra esperanza y nuestro consuelo. ¿En medio de vidas tan ocupadas, sabemos dar una pausa a todas las ocupaciones y preocupaciones diarias, para pensar un momento a esta presencia amorosa del Señor? Es la certeza inmediata de la paz. Intentadlo y veréis... PROPÓSITO DEL DÍA Piensa en el Señor que quiere estar tan cerca de nosotr

Semana después de la Resurrección

El Evangelio de estos días después de Pascua sigue narrando las historias de las apariciones de Jesús a sus discípulos. La tercera aparición del Señor, según San Juan (Jn 21), se llevó a cabo en el lago de Tiberíades. Después de una noche donde los apóstoles están pescando sin obtener nada. Un hombre en el borde del lago se acercó a los pescadores y les dice "tirad la red a la derecha de la barca" (Jn 21,6). Es un nuevo milagro de Jesús: ¡153 peces grandes! ¡Y los Apóstoles comerán con el Señor! Jesucristo no sólo opera el milagro, sino que prepara y piensa hasta en los detalles más nimios: la necesidad de comer después de una noche de trabajo. Contaron hasta 153 peces ¿Qué significado tiene esta cifra? Se creía en la antigüedad que el número de los pueblos de la tierra eran 153. Y así nuestro Señor con este milagro, quiso dar a entender a San Pedro que la Iglesia debería ir por todo el mundo y predicar a todos los pueblos. La orden de esta misión es clara... ¿Lo hemos

San Francisco de Sales nos enseña a rezar

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San Francisco de Sales nos enseña cómo debemos orar por las mañanas, siendo esta oración una de las más importantes pues es donde consagramos a Dios todas nuestras obras, pensamientos y palabras del presente día. De las oraciones, la primera es la que se hace por la mañana, como una preparación general para todas las obras del día. Las harás de esta manera: 1 .  Da gracias y adora profundamente a Dios por la merced que te ha hecho de haberte conservado durante la noche anterior; y, si hubieses cometido algún pecado, le pedirás perdón. 2.  Considera que el presente día se te ha dado para que, durante el mismo, puedas ganar el día venidero de la eternidad, y haz el firme propósito de emplearlo con esta intención. 3.  Prevé qué ocupaciones, qué tratos y qué ocasiones puedes encontrar, en este día de servir a Dios, y qué tentaciones de ofenderle pueden sobrevenir, a causa de la ira, de la vanidad o de cualquier otro desorden; y, con una santa resolución, prepárate para empl

El purgatorio y la pereza espiritual

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Fuente y raíz de innumerables faltas en muchas almas es la pereza en el bien obrar y en emprender trabajos de celo en honra de Nuestro Señor, y esta pereza es una de las principales causas de los terribles tormentos que se sufren en el purgatorio.  Cierta como desgana y sopor del espíritu que se halla bien con no hacer nada, pareciéndole que cumple ya lo bastante cuando positivamente, no que quebranta la divina ley en materia de alguna importancia. Tal estado del alma se llama tibieza, que es lo opuesto al fervor, como al verdadero amor son opuestas la inercia y la indiferencia. El Purgatorio se llena con esas almas, ni frías ni calientes, que el sagrado Texto dice con frase muy gráfica que le producen náuseas y asco a Nuestro Señor. Los cauterios del fuego expiador son merecidos castigos de esas flojedades y letargos, inconcebibles en quien dice amar a Dios sobre todas las cosas y hallarse dispuesto a dejarlas todas antes que olvidar ese primer mandamiento. ¿Qué han de merece

Sacerdote, médico de almas

He aquí unas palabras sobre la importancia del papel que desempeñan los sacerdotes en la salvación de las almas. El sacerdote desempeña el papel de médico de almas. Nuestro Señor nos ha precedido, ¡y con qué perfección! ¿Podría extrañarnos? No, claro, es lógico. ¿Cuál es la virtud que empleaba para curar a las almas y a los cuerpos? La misericordia. ¿Qué es la misericordia? Es la perfección de la caridad, pues la caridad es por esencia un don desinteresado; de modo que para practicar la misericordia hay que ser desinteresado, pues en el pecador y en el enfermo hay un principio de muerte, y la muerte repugna y es repulsiva. El corazón misericordioso percibe a través de estas repugnancias una posibilidad de vida y, controlando sus repugnancias y olvidándose de sí misma, reaviva al enfermo y al pecador. Nuestro Señor ha sido la misericordia por excelencia. Toda su vida fue una obra de misericordia. “Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, y estando

Sor Lucía: a través del Corazón Inmaculado de María

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Toda la vida de Lucía estuvo completamente dedicada a dar a conocer Fátima. Fue elegida para ser la principal testigo de Nuestra Señora, y para este propósito recibió virtudes específicas. Es importante analizar estas cualidades especiales de Lucía y examinar cómo su vida se convirtió en una revelación viviente del mensaje de Fátima. Como Lucía vivió casi un siglo como religiosa y mensajera del Corazón Inmaculado de María para el mundo, su vida fue completamente distinta a la de sus primos.  Primero, recordaremos algunos hechos y testimonios, y después veremos cómo forman parte de la "espiritualidad de Fátima", la cual debemos vivir si queremos ser fieles al Corazón Inmaculado. Desde el momento de las apariciones, Lucía fue quien más sufrió. Se creería que el privilegio de una intimidad tal con Nuestra Señora llenaría la vida del vidente de alegría y felicidad constantes. Pero para Lucía fue todo lo contrario: las apariciones se convirtieron en fuente de gran pes