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Mostrando entradas de septiembre, 2022

29 DE SETIEMBRE. SAN MIGUEL ARCÁNGEL

Las HAZAÑAS realizadas por este glorioso Arcángel contra el orgulloso Luzbel le hacen acreedor a nuestro respeto y admiración. “¿Quién como Dios? Exclamó al rechazar las pretensiones de su adversario. ¿Quién tan grande, quién tan santo, quién tan sabio y perfecto como Jehová?” Este grito de fe y de humildad al que se unieron los ángeles leales, vengó la gloria del Todopoderoso y fue cual rayo que precipitó en el infierno a los demonios rebeldes. ¡Noble celo, sublime valor y glorioso triunfo del santo Arcángel, que le hacen digno de recibir nuestros más rendidos homenajes! Dios recompensó su valentía poniéndole al frente de la milicia celestial y le llamó Miguel, cuyo significado es el grito de su victoria: ¿Quién como Dios?” Si, pues, respetamos a los ángeles a causa de su naturaleza SUPERIOR a la nuestra y de sus íntimas relaciones con Dios, ¡Cuánto más debemos honrar a San Miguel, que es su JEFE y los sobrepasa a todos en poder y en autoridad! Pacificador de los cielos, merece y reci

27 DE SETIEMBRE. EL ALMA ES JARDÍN DE DIOS.

  Para que la morada de nuestra alma sea más agradable al Esposo divino hemos de hacer florecer en ella todas las virtudes. Para lo cual habremos de pedir con fervor y constancia la ayuda del Espíritu Santo. Soplo embalsamado que reanima y sostiene en nosotros la llama de una fe viva, que, como dice San Pablo "hace o produce en nuestro interior peticiones a Dios con gemidos inexplicables (Rom. 8, 26) ". Manantial inagotable, que día y noche va regando los corazones de los fieles, derrama sobre nosotros las aguas puras y fecundas de la gracia, sin las cuales no daríamos el menor fruto. Si supiéramos corresponder al instinto de ORACIÓN que él nos inspira, fuentes de agua viva nos brotarían del corazón y no seríamos tan fríos en las comuniones, ni tan poco fervorosos en la piedad, ni tan apáticos e indiferentes en la práctica del bien. Como las flores de las virtudes solo se abren a fuerza de cultivo y de cuidados, además de orar tendremos que ejercer gran VIGILANCIA sobre nosot

24 DE SETIEMBRE. NUESTRA SEÑORA DE LAS MERCEDES

  La Orden de la Merced, fundada por la Virgen Santísima para redimir a los cautivos, es débil figura de la Iglesia, a cuya fundación contribuyó María con su Hijo divino para rescatar al género humano perdido. Nacemos prisioneros de Satanás y arrastramos las pesadas cadenas de la ignorancia y del pecado. Dice San Germán que nadie llega a poseer el conocimiento de la verdad a no ser por intercesión de María. Luego a esta Madre amabilísima debemos la gracia de nuestro BAUTISMO; por ella pasamos de las tinieblas a la luz y de la esclavitud del infierno a la noble libertad de los hijos de Dios. ¡Qué beneficio tan grande es éste, ya que es para nosotros origen de tan preciosos y numerosos favores! "Nadie, dice también San Germán, se libra del peligro de perderse sin ayuda de María." ¡De cuántos RIESGOS nos ha preservado esta Madre amadísima desde la infancia! ¡De qué MALES tan grandes nos ha salvado, mientras tantos otros, aun de nuestros amigos y parientes, han sido víctimas de e

23 DE SETIEMBRE. EL EDIFICIO DE LA PERFECCIÓN.

  Una casa se termina de construir cuando se cubre con la techumbre, que viene a ser como su corona. Así también nuestro edificio místico habrá de rematarse con el techo de la caridad. Esta virtud, según el apóstol San Pablo, no solamente es "el vínculo de la perfección (Col. 3, 14) ", sino que es además "el CUMPLIMIENTO de la ley (Rom. 13, 10) ". Encierra en sí el amor de Dios y la caridad hacia el prójimo, que se condensa en un mismo amor por el cual amamos al Creador en sí mismo y en las almas creadas a su imagen y semejanza. "Tenemos este mandamiento de Dios, nos dice el apóstol San Juan, que quien ama a Dios, ame también a su hermano (1 Jn. 4, 21) . El mundo, dice San Doroteo, es como un círculo cuyo CENTRO es Dios y cuyos radios son los hombres. Cuanto más se aproximan éstos al centro, más se acercan entre sí; es decir, cuanto más unidos estamos a Dios, más unidos permanecemos a nuestros semejantes por los lazos de la verdadera caridad. Por tanto, no sepa

22 DE SETIEMBRE. LLEVE UNO LA CARGA DEL OTRO.

  Así lo hace Cristo en el Evangelio. Llega a Naím en el preciso momento en que llevan a enterrar al hijo único de un viuda. Mucha gente de la ciudad acompaña a la angustiada madre y se asocia a su dolor. Se compadecen del desamparo y de la angustia de la madre. El Señor ha dispuesto las cosas de tal modo, que su llegada a las puertas de la ciudad coincide con la llegada del cortejo fúnebre al mismo lugar. Jesús se siente conmovido. Se asocia amorosamente al dolor de la afligida madre y le ayuda a llevar la carga. "No llores." La madre advierte en seguida que el Señor ha penetrado hasta lo más hondo de su aflicción y que se une a su dolor. A las palabras de Jesús sigue después el acto. Se acerca al féretro y lo toca. Los portadores se detienen. Jesús ordena después al muerto: "Joven, yo te lo mando: ¡levántate!" El muerto se incorpora, y Jesús se lo devuelve vivo a la madre. Así lleva Jesús el peso, la carga de los otros, así se asocia a la pena y al dolor ajeno. ¡U

21 DE SETIEMBRE. SIEMBRA Y COSECHA.

    “El que siembre en la carne, recogerá de la carne corrupción.”  La carne, los sentimientos carnales se parecen a un vasto y fecundo campo. El que siembra en este terreno, recogerá corrupción. ¿Quién siembra en la carne? El Apóstol nos lo dice bien claro: el que se preocupa de la honra vana; el que, por su ambición, por su loca vanidad y por sus orgullosas pretensiones, desprecia a los demás y es causa de riñas y disensiones; el que tiene celo y envidia del prójimo; el que corrige con aspereza y con poca caridad al hermano que ha caído; el que se tiene por algo; el que compara su conducta con la de los demás y toma pie de aquí para criticar lo que los otros piensan, dicen y ejecutan; el que, al obrar, no mira solo a Dios; el que no se preocupa para nada de las necesidades, miserias y dificultades del prójimo; finalmente, el que no comparte “el peso del otro”, el decir, el que no se compadece de los demás, el que no les instruye, el que no ora y no hace obras de penitencia por ellos.

20 DE SETIEMBRE. EL CRUCIFIJO, FUENTE DE GRACIAS.

  "Del templo del Señor, dice el profeta Joel, brotará una fuente maravillosa, que regará el valle de las espinas (Joel 3, 18) ." Al hablar de esta fuente se refiere a la REDENCIÓN, obrada por Jesús a costa de su muerte en la Cruz. Las espinas, dice San Alfonso de Ligorio, son nuestros PECADOS, que traspasan el corazón por los remordimientos y hacen sangrar la delicada y sacratísima cabeza de Cristo. Pero la fuente tiene UNOS CANALES por los cuales se derraman sus aguas, que, vertidas desde el Templo del Señor, es decir, desde la Iglesia católica, riegan el valle de las espinas, o la tierra culpable, para lavarla, restaurarla y devolverle una hermosura perfecta. El primero de estos canales es el BAUTISMO. En él nos purificamos de la mancha original y de todos los pecados actuales; borra, por tanto, en nosotros lo que no hubiera podido borrar un diluvio de sangre humana. Cuán grande sea el poder de las llagas de Jesús, también se manifiesta por el sacramento de la PENITENCIA,

19 DE SETIEMBRE. LA ORACIÓN DE LA IGLESIA

       “Ante todo, suplico se hagan peticiones, oraciones, rogativas y acciones de gracias por todos los hombres: por los reyes y por todos los que tienen cargos, para que todos disfrutemos de una vida sosegada y tranquila, saturada de piedad y de honestidad. Porque esto es lo bueno, esto es lo que agrada a Dios, nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad” (1 Tim. 2, 1-4) . Esto es lo que hace la madre de Naím, la santa Madre Iglesia. Nosotros pertenecemos a la madre de Naím. “Le acompañaba mucha gente de la ciudad.” Somos nosotros. Acompañamos a la madre en su dolor y en sus lágrimas. Esto es lo que hacemos al celebrar la santa Misa, al cumplir con la obligación que nos ha impuesto la santa Iglesia de rezar el oficio divino y al practicar nuestra oración privada. El privilegio de poder orar no se nos ha concedido para que oremos solo por nosotros mismos: se nos ha concedido, ante todo, para que lo pongamos al servicio de la salud tem

DECIMOQUINTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. RESURRECCIÓN DE UN MUERTO.

  En el centro de la liturgia de hoy aparece el episodio de la resurrección del joven de Naím realizada por el Señor. "...Tras el féretro aparece la madre llorosa y desconsolada." ¿Qué sería de los pobres muertos, si no estuviera  a su lado la santa Madre Iglesia, suplicando por ellos? Al estar ella junto al féretro, en que es transportado el muerto, aparece Jesús, y, contemplando a la angustiada Madre, "se compadece de ella y le dice: ¡No llores! Después, se acerca Él mismo al féretro y le toca con su mano. Los que lo llevan se paran. Y Jesús ordena: Joven, yo te lo mando: ¡levántate! Entonces el muerto se incorpora y comienza a hablar. Y Jesús se lo devuelve vivo a la madre." Con sus lágrimas y súplicas la Iglesia ha devuelto la vida al muerto. He aquí un expresivo símbolo de lo que se realiza todos los días en el sacrificio de la santa Misa. Existen muchos muertos. Parecen vivos, pero están muertos espiritualmente y yacen tendidos sobre el féretro. Hay alguien, s

12 DE SETIEMBRE. FIESTA DEL DULCE NOMBRE DE MARÍA

 " Todo el deseo de nuestra alma se cifra en traer a la memoria tu Nombre." El profeta Isaías, al pronunciar estas palabras, une el NOMBRE con el RECUERDO, y es que, en efecto, el nombre nos trae a la memoria la imagen del que lo lleva, con todas sus grandezas, cualidades y virtudes, y por eso parece participar en cierto modo de su excelencia, poder y bondad. Así como alcanzamos los dones celestiales pidiéndolos en el nombre de Jesús, así también, al invocar el Dulce Nombre de María, dispensadora de la gracia, seremos socorridos en proporción de los deseos, confianza y necesidades de nuestra alma. Según San Buenaventura, el Nombre de María quiere decir tres cosas: "Estrella del Mar", "Dominadora o Soberana" y "Océano de Amarguras". Como ESTRELLA DEL MAR, Stella maris , la bienaventurada Virgen al ser invocada, nos alcanza LUCES que ahuyentan nuestras tinieblas, destierran de nuestro espíritu las máximas falsas y engañadoras del mundo y nos hacen

DECIMOCUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. LA PROVIDENCIA DIVINA

  “Tu providencia, oh Padre, lo gobierna todo” ( Sap. 114, 3) . No existe nada, absolutamente nada, en el universo, en la historia del mundo y en la vida del hombre, que no sea querido y obrado o, por lo menos, permitido por Dios. Dios no puede querer ni obrar el pecado; pero lo permite. Todo lo demás, fuera del pecado, es querido, realizado, ordenado y dirigido por Él. ¡Solo por Él! Y ello, con una sabiduría divinamente certera y universal; con un poder absoluto, ilimitado e incontrastable; con una bondad y un amor que solo aspiran al mayor bien y perfección del todo y de los individuos. “¿Acaso no pueden comprarse cinco pájaros por dos ases? Y, sin embargo, ninguno de estos pájaros es olvidado por Dios. ¿No valdréis vosotros más que muchos pájaros juntos?” (Luc. 12, 6) . La preocupación, que Dios tiene por los hombres, es la misma que tiene una gallina por sus polluelos o la que siente la madre por su hijo. “Os llevaré pegados a mi pecho y os arrullaré sobre mis rodillas. Cuidaré de

1 Septiembre Nuestros alvidados Ángeles

Cuando eramos niños mamá o la abuelita nos hacían rezar al Angel de la guarda, por que sabian ellas que Dios le había encomendado nuestra protección. Hemos crecido y quizas algunos de nosotros hemos olvidado esta realidad: Tenemos un ángel encargado por Dios de acompañarnos toda nuestra vida y de adorar a Dios por nosotros. Y además hay muchos ángeles que están al servicio de Dios ¿qué hacemos nosotros por ellos?  ¿ Que pueden hacer los Ángeles? Admitid que se trata de una cuestión bien cristiana. La primera respuesta a dar: son los que adoran a Dios, como se muestra en la visión descrita en el libro del Apocalipsis:  y mi visión prosiguió. Oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono... contándose por miríadas de miríadas y millares de millares. y clamando a gran voz:  «Digno es el cordero inmolado, de recibir el poder, la riqueza, sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y alabanza...»   Apocalipsis Cap. 15. Y parece que todo esto les llena a ellos de alegría. Del mismo modo, el

5 DE SETIEMBRE. NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA

 Al nacer María fue llamada por Dios a santificarse a sí misma y a trabajar por la salvación del género humano. Para lograrlo, recibió desde el instante de su Concepción un TESORO DE GRACIA muy superior al que poseen todos los ángeles y todos los santos reunidos; tesoro que habría de hacerla la más grande de todas las criaturas y Mediadora universal entre Dios y nosotros. Madre de Dios y Madre de los hombres, tiene que estar colocada a la altura de estas dos prerrogativas, por una eminentísima santidad y un poder de intercesión proporcionado a nuestras necesidades. Hija del Padre y Esposa del Espíritu Santo, ha de ser trasunto de las más SUBLIMES VIRTUDES y convertirse en el canal por el que se derramarán las gracias de su Esposo celestial, que quiere por ella santificar a la humanidad caída. Su perfección debe estar de acuerdo con el esplendor del trono para ella preparado a la diestra de su Hijo divino. Tales destinos exigen dones y privilegios inefables, como los recibidos por María

7 DE SETIEMBRE. DAÑOS QUE CAUSA EL PECADO VENIAL.

  Lo mismo que hay grados en la virtud, los hay en el crimen. En un día no se hace uno santo, ni tampoco, como dice San Bernardo, nadie se convierte súbitamente en bandolero. Existe, sin embargo, una diferencia, y es: que el bien se obra con dificultad; en cambio, se obra el mal fácilmente, siendo, por tanto, mucho más sencillo resbalar por la pendiente del vicio que escalar las cimas de la perfección. El divino Maestro dijo: "Quien es fiel en lo poco, también lo es en lo mucho: y quien es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho   (Luc.16, 10) ." O PRONTO LO SERÁ si continúa por el mal camino. David cometió dos grandes crímenes, por no haber mortificado sus miradas. San Pedro, por confiar demasiado en sí mismo, negó por tres veces a Cristo, y Judas, por amor de los bienes perecederos, perdió los bienes eternos al traicionar al Redentor. Dios hizo ver a Santa Teresa el lugar que le estaba preparado en el infierno, si no renunciaba a un cariño demasiado humano. Demuéstran

6 DE SETIEMBRE. MALICIA DEL PECADO VENIAL

 Es, sin duda, un grave daño herir al alma, obra maestra de Dios; pero ¿qué es este daño comparado con el que hacemos al HERIR A DIOS MISMO? Y a Dios le herimos por el pecado venial. Este pecado es una falta de respeto hacia la infinita Majestad del Creador, una ingratitud a su bondad sin límites, una resistencia a su gracia y a su voluntad, una desobediencia a su poder soberano, una injuria a sus adorables perfecciones, injuria pequeña si se compara con el pecado mortal, pero gravísima cuando se mide la distancia que existe entre el ofensor y el ofendido. La nada que se niega a someterse a los DESEOS de la grandeza infinita hace un daño mucho más digno de ser llorado que el daño que lloran los cortesanos cuando han desagradado a su rey, o que el que llora un hijo que ha disgustad a su padre.   Cuánto debiéramos temer el quebrantar UNA LEY del Todopoderoso, aunque tan solo fuera levemente. Porque nada de cuanto ordena un Dios tan grande puede ser pequeño. “Preferiría tirarme en una hog

5 DE SETIEMBRE. EL PECADO MORTAL

  El cristiano cuando se separa de su Maestro por el pecado mortal, pierde la gracia santificante y con ella las virtudes, los dones gratuitos, la hermosura sobrenatural y esa paz tan dulce que nos trae como un saber anticipado del cielo. "Aunque hubiéramos amontonado TANTAS RIQUEZAS ESPIRITUALES, dice San Alfonso, como San Pablo el Ermitaño, que vivió noventa y ocho años en una gruta, y tantas como San Francisco Javier, que ganó para el cielo diez millones de almas; aunque hubiéramos reunido los méritos inmensos de todos los bienaventurados, sin exceptuar los de la Madre de Dios; si después cometiéramos un solo pecado mortal, perderíamos en el mismo instante todo lo que a costa de tantas penas y sacrificios hubiéramos adquirido." Por eso dijo el Profeta Ezequiel: "Si el justo se desviara de su justicia y cometiera la maldad según las abominaciones que suele hacer el impío, ¿por ventura tendrá él vida? Cuantas obras buenas hubiera hecho, se echarán en olvido (Ez. 18, 24)

DECIMOTERCER DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. ¡SOLO CRISTO!

  Cuando Jesús se dirigía hacia Jerusalén, se detuvo en una pequeña villa. Aquí se le presentaron diez leprosos", los cuales le suplican que los cure. Él les dice: Id y mostraos a los sacerdotes. Ellos obedecen. Mientras se dirigen a los sacerdotes, quedan curados en el camino. La Ley de Moisés (es decir, el Antiguo Testamento, con sus sacerdotes y sus sacrificios) no puede curar a los pobres leprosos. El mundo enfermo y pecador solo puede ser curado por Cristo. En Él serán bendecidas todas las naciones. En los leprosos curados, reconozcámonos a nosotros mismos. En el santo Bautismo también nosotros fuimos curados por el Señor, gratuitamente, por pura misericordia suya, de la lepra de nuestros pecados. ¡Y cuántas veces ha vuelto a repetirse esta misma curación misericordiosa en el sacramento de la Penitencia! "¡Id y mostraos al sacerdote!" Reunámonos hoy en torno de Dios, en torno del Señor, para agradecerle de un modo digno el inmenso amor que Él nos ha demostrado y sig