La Virtud de la dulzura

Considera que a la dulzura se la puede llamar una virtud predilecta, la virtud favorecida de Jesucristo. No se contentó con enseñarnos esta amable virtud, sino que el mismo se nos propuso como ejemplo: “Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón (Mt 11)”. A vista de esto, ¿qué hay que admirar que la dulzura fuese una virtud tan familiar a todos los discípulos de Cristo? Son inseparables la dulzura y la humildad, haciendo una y otra como el carácter de la verdadera devoción.

Busca un santo que no haya tenido ese espíritu de dulzura. Siempre que se va a ver algún sujeto que está en reputación de eminente santidad, se va con la idea de encontrar un hombre dulce, suave y apacible. La Escritura dice que Moisés era el hombre más dulce de todos los mortales (Ps 151). Bienaventurados los mansos, dice el Salvador del mundo.

La dulzura en san Francisco de Sales no fue virtud de temperamento, sino de Religión. Necesitó vencerse, reprimirse, mortificarse mucho tiempo para conseguirla. Necesitó domar su natural ardiente y lograr tantas victorias como le presentó combates.

Por el progreso que se hace en la dulzura cristiana, se reconoce el que se hace en la virtud. Unos modales llenos de altanería y de desprecio, unos ímpetus de un genio inquieto y enfadoso, unos fuegos de arrebato y de cólera, siempre son efecto de una conciencia poco tranquila y de, frecuentemente, un corazón donde el pecado campa a sus anchas.

“Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios”.


PROPÓSITO PARA HOY

Hacer seria reflexión sobre mi genio, sobre mis ímpetus, sobre mi conducta; examina si esta amable virtud es tu carácter, o sí, por el contrario, solamente la conoces por el nombre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)