¿Contradicción en mi vida cristiana?
Entre la fe
y nuestras costumbres, debe haber estrecha unión. La fe ha de arreglar las
acciones, y las obras descubren siempre la religión que se profesa. En vano
pretendemos engañar a los demás, y aun engañarnos a nosotros mismos con máscara
de cristianos; porque las obras nos hacen traición, y nos descubren. Sobre este
principio, preguntémonos si somos verdaderamente cristianos.
Hay una
monstruosa contradicción entre lo que creemos y lo que obramos; porque al fin es
cierto que, a pesar de la corrupción del siglo, no nos hallamos en medio de un
pueblo completamente infiel. Generalmente se cree bien; pero se vive mal. El
entendimiento está sujeto a la ley; pero la voluntad se amotina contra sus
preceptos. La religión es santísima; las costumbres de los que la profesan,
perversas. La razón está llena de verdades terribles; el corazón es impío,
desarreglado y libre. Créese todo lo que obliga a una vida santa e inocente;
obrase de manera que se desmiente todo lo que se cree.
Por la
mañana a misa, por la noche al sarao, al baile, a vivir una vida en la que no
se piensa en Dios, ni en su existencia; en ciertos días comulgar por parecer
bien, pocas horas después al banquete, al juego, a los excesos, a la
disolución.
Deplorable
es sin duda la suerte de los infieles; pero los desórdenes de la mayor parte de
los cristianos ¿les da motivo para esperar una suerte más feliz? Desgracia es
estar fuera del seno de la santa Iglesia, no tener derecho a la gloria eterna;
pero ¿será menos desgracia ser hijo de la Iglesia y hacerse indigno de esta
misma gloria, a la cual se tenía legítimo derecho en virtud del llamamiento a
su rica herencia? Y, por cierto, ¿qué más vale, o no creer casi nada de lo que
se debe creer, o de apenas obrar nada de lo que se debe obrar en virtud de lo
que se cree?
De buena fe,
entre nosotros ¿no es hacer ridículas las cosas más sagradas al hacer unas
veces el papel de cristiano, y otras el papel de gentil? ¿se puede hacer mayor
burla y menosprecio de Dios, que no dudar que es su divina Majestad quien manda
cumplir sus Leyes, y vivir como si no se creyera?
PROPÓSITO DEL DÍA
Con una
voluntad decidida y firme a obrar lo que se cree, pedir a Dios tiempo y gracia
para acreditar mi fe con mis obras.
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