La 1ª Comunión de los niños
El Papa Benedicto XVI, en 2010, habló de la edad de los niños para recibir
la Comunión por primera vez e hizo hincapié, al cumplirse el centenario del
decreto Quam singulari del Papa Pío
X. Este decreto fija una vez por todas a la edad de siete años, e incluso
antes, el momento de la primera comunión. A San Pío X le gustaba repetir:
"Es mejor para los niños recibir a Jesús cuando sus corazones todavía son
puros; entonces el demonio perderá su poder. "En ese momento, los
niños eran aceptados a la Primera Comunión solo después de haber cumplido los
diez o doce años, a veces hasta los catorce.
San Pío X conocía la teología, principalmente la suma de Santo Tomás de
Aquino y las opiniones de los Concilios y Pontífices: "Una vez que un niño
es capaz de distinguir entre pan y el Pan, de forma que se denote ya una
devoción por el sacramento de la Eucaristía, se le podrá ya administrar dicho
sacramento”, afirma el doctor Angélico en su Suma Teológica.
Jerome Dal-Gal, OM. en su libro "San Pío X",.escribe: "Si
un niño es capaz de hacer la distinción entre el bien y el mal para poder acercarse
al sacramento de la penitencia, ¿por qué debe ser privado del sacramento de la
Eucaristía, que refuerza el deseo del bien y la virtud? ¿Por qué esperar
hasta que haya perdido la inocencia para llamarlo a recibir en su corazón al
Dios de la pureza?
El Papa San Pío X también promulgó el decreto “Sacra Tridentina Synodus”, poniendo fin a una larga discusión que
había levantado amargas controversias. Abrió la posibilidad de recibir la
comunión frecuente e incluso a diario, a quienes lo desearan y tenían las
disposiciones requeridas.
Elegido Papa, San Pío X, promulgó la encíclica “Acerbo Nimis” en la que exigió a los obispos
y sacerdotes del universo entero, difundiesen la enseñanza del catecismo. Se
estaba dirigiendo no solo a la ciudad de Roma, sino a todos los obispos del mundo. Era
necesario hacer conocer las verdades de la fe a los pueblos cegados por los
errores del modernismo y del liberalismo, y subyugados por el desencadenamiento
de sus pasiones. La enseñanza del catecismo disipa la oscuridad, guía a
las almas hacia el camino de la conversión y las orienta para el cielo.
¡Ojalá que todos los católicos siguieran, las instrucciones de aquel celoso
Papa, profundizando el catecismo que muchos han olvidado y que se enseñe a los
niños a toda costa!
Fue una época en la que aparecieron
gran cantidad de catecismos de divulgación, para hacer asequible las verdades
de la fe, y entre los cuales recordaremos: el de San Pío X, P. Ripalda, P.
Astete, P Quinet, P. Claret y otros
Nota: Sería muy recomendable hacer
en familia, dos veces por semana, el estudio del catecismo, desde una tierna
edad y no dejarlo hasta que se conozcan bien las verdades de nuestra santa
Religión. La gran crisis de fe que se vive hoy
en nuestra sociedad, sería mucho menor si, en el seno familiar no se hubiese
dejado de estudiar el catecismo.
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