La Santidad
Solo hay una
fortuna a la que aspirar, que es llegar a ser santo. La santidad es el único
objeto digno de un corazón cristiano. Busca algún otro bien mas real, imagina
otra gloria más sólida, discurre sobre otra dicha más llena; y sin embargo este
es puntualmente el único bien que despreciamos, por correr tras las quimeras.
¿De qué le
servirá a un hombre un instante después de su muerte, y aun una hora antes de
expirar, de haber sido rico, poderoso, honrado, haberse divertido en todo lo
que pudo, si pierde su alma? Pero ¿se le tendrá mucha lástima porque hubiese
sido pobre, humilde, perseguido, el desprecio y burla del mundo, si es santo y
se salva? Y ¿será posible que sabiendo todo esto, no se despierten nuestros
deseos, no se aliente nuestro corazón en solicitud de esta santidad?
Ser santo,
es ser siervo de Dios. ¿Puede haber título que más nos honre? ¿Podemos
encontrar amo, que más nos premie? Aún hay más: ser santo es ser amigo de Dios,
hijo de Dios, ser feliz, y ser eternamente feliz con la felicidad del mismo
Dios. El que es santo, no solamente posee todos los bienes juntos, sino el
mismo manantial de todos los bienes.
Imagina todo
lo que puede contribuir a hacer a un hombre perfectamente feliz en la tierra;
junta todos los tesoros del universo, toda la magnificencia de los grandes,
todas las honras, todos los gustos del siglo; une todas las coronas del mundo
para hacer un solo monarca del universo; aparta de esta ideal felicidad todo
cuanto pudiera dar disgusto y… nunca podrás quitar de en medio, la certeza de
que algún día se ha de morir, y este solo pensamiento es capaz de llenar de
amargura todos los contentos de este mundo.
Sólo la
santidad incluye una felicidad pura y eterna, sin miedo de perderla jamás. Esta
será mi suerte si me salvo, esta será mi herencia.
PROPOSITO DEL DIA
Es posible
que hasta hoy haya pensado tan poco, o incluso, menospreciado aquello que hará
mi felicidad eterna: La Santidad.
Repetir varias veces al día actos de deseo de santidad: ¡Señor ayúdame a ser santo;
quiero ser santo!
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