El sacrificio de Jesús y la misa (2): La agonía

La Sagrada Escritura al narrarnos la pasión comienza con la agonía de Jesús en el jardín de los olivos. La palabra angustia proviene de una palabra griega que quiere decir combate. Al ponderar la agonía de Jesús, su abatimiento, el miedo de todo lo que supondrá para Él realizar la obra encomendada por el Padre, causa esa angustia y sufrimiento que provoca un sudor sanguinolento. Por ahí entendemos que Nuestro Señor va a soportar una gran batalla, que lleva un peso infinito: ¡los pecados de toda la humanidad entera!

Debemos también entender que no es una víctima de ciertos acontecimientos políticos: ningún soldado le obligó en este momento... Él es el autor y que permite con su libre voluntad lo que seguirá y sucederá. Comprendamos que el castigo que se acerca no es una fatalidad, sino una opción de la libre voluntad del Señor: es un sacrificio que se realizará. ¡El Señor lo quiere, lo desea!

Admiramos el valor y la coraje de nuestro Salvador. Te gustaría imitarlo, pero eres tan débil... a menos que puedas obtener la valentía del Señor, meditando el misterio que se realiza en la Santa Misa donde recibimos su fuerza y su Espíritu! La consigna de Nuestro Señor a sus Apóstoles: "¡Vigilad y orad!"


PROPÓSITO DEL DÍA

Esforzarnos por asistir todos los días a Misa (esta semana y la próxima)

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