No disimular en la defensa de la Verdad
“El que no toma su
cruz y me sigue, no puede ser mi
discípulo”. Hoy tomaré esta frase
de Nuestro Señor Jesucristo para nuestra reflexión del día.
En la fiesta de San
Gregorio Grande –amigo de San Leandro– podemos leer en sus sermones, el
relato impresionante de la vida y martirio de San Hermenegildo. No olvides que
fue una época donde todo el reino
Visigodo estaba infectado por la herejía arriana.
Hermenegildo, hijo del
rey Leovigildo, fue convertido a la fe católica por San Leandro, obispo de
Sevilla. Su padre luchó ferozmente contra la elección de su hijo de hacerse
cristiano (católico). Fue tratado como un rebelde a las órdenes del rey y por
ello conducido a la cárcel. La persecución alcanzó su cumbre cuando al celebrarse
la Pascua, el rey hizo enviar un obispo arriano para llevarle la comunión.
Hermenegildo rechazó la comunión de manos del obispo hereje, pues quiso
demostrar con ello, el rechazo con este acto de su no pertenencia al arrianismo.
Su padre, enfurecido, ordenó a los soldados que ejecutaran al desobediente en la
misma prisión. Era el 13 de Abril del 585 en Sevilla. Justo después de la
muerte del mártir, se produjeron muchos milagros y su padre lamentó el mal que
había cometido.
A la muerte del rey, fue
elevado al trono, su segundo hijo –Recaredo– quien se convirtió a la verdadera
fe católica, juntamente con todo su pueblo.
¿Qué elección más importante
que mantener la fidelidad a Dios no importa lo que te cueste? Nuestra vida es
una elección, y estamos siempre llamados a retomar el camino de fidelidad al
Señor. ¿Estamos dispuestos a seguirle?
PROPÓSITO DEL DÍA
Prometo ser fiel a lo
que el Señor nos pedirá hoy.
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