jueves, 23 de agosto: San Felipe Beniti
Felipe, de la noble familia de Beniti, nació en Florencia a principios del siglo XIII. Era un niño muy piadoso que parecía marcado por la elección de Dios: el Breviario nos enseña que a los 5 meses, él habló milagrosamente pidiendo a su madre dar unas limosnas a los religiosos Servitas que pasaban por la calle.
Por indicación de la Virgen, entró en la orden de los siervos de María, en la cuál pudo ampliamente reflexionar sobre el sufrimiento de Jesús y María. Fue un religioso de gran piedad, practicando la penitencia y la caridad, especialmente hacia los pobres. Por su caridad intensa y su espíritu apostólico, sus hermanos lo eligieron como superior de su orden, considerándosele como un segundo fundador. Fue un gran apóstol, pues envió a sus religiosos a la lejana Rusia y considerado además, un gran convertidor de almas perdidas.
Un día dio su manto a un pobre leproso que encontró por este hecho la curación de su lepra. La noticia de este milagro se esparció hasta llegar a los cardenales que debían reunirse en Viterbo para la elección del próximo Papa, y pensaron en él. Pero por humildad, huyó a las montañas hasta que recayó la elección en quien fuera Gregorio X. Murió el 22 de agosto de 1285, besando su Crucifijo al que le gustaba llamar su libro.
A menudo deberíamos pensar, al igual que San Felipe Beniti, en la muerte del Señor en la Cruz como nuestro gran libro! Este libro nos eneñaría a dar las gracias por las alegrías, la paz en medio del sufrimiento, el coraje de soportar las pruebas y aun el espíritu misionero...
PROPOSITO DEL DIA :
Recordar varias veces al día lo que el Señor ha hecho por nosotros.
Por indicación de la Virgen, entró en la orden de los siervos de María, en la cuál pudo ampliamente reflexionar sobre el sufrimiento de Jesús y María. Fue un religioso de gran piedad, practicando la penitencia y la caridad, especialmente hacia los pobres. Por su caridad intensa y su espíritu apostólico, sus hermanos lo eligieron como superior de su orden, considerándosele como un segundo fundador. Fue un gran apóstol, pues envió a sus religiosos a la lejana Rusia y considerado además, un gran convertidor de almas perdidas.
Un día dio su manto a un pobre leproso que encontró por este hecho la curación de su lepra. La noticia de este milagro se esparció hasta llegar a los cardenales que debían reunirse en Viterbo para la elección del próximo Papa, y pensaron en él. Pero por humildad, huyó a las montañas hasta que recayó la elección en quien fuera Gregorio X. Murió el 22 de agosto de 1285, besando su Crucifijo al que le gustaba llamar su libro.
A menudo deberíamos pensar, al igual que San Felipe Beniti, en la muerte del Señor en la Cruz como nuestro gran libro! Este libro nos eneñaría a dar las gracias por las alegrías, la paz en medio del sufrimiento, el coraje de soportar las pruebas y aun el espíritu misionero...
PROPOSITO DEL DIA :
Recordar varias veces al día lo que el Señor ha hecho por nosotros.
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