Engaño de los Testigos de Jehová (Continuación 2)

1º ¿Cómo descubrí la falsedad y salí de la secta?

Sucedió así: tuve una charla amistosa con un testigo de años en la secta, y criticó las enseñanzas de la misma. Me dijo que si yo pudiera leer libros antiguos de la Organización, que ya no editan, podría comprobar una multitud de cambios y errores en sus enseñanzas, las cuales, según ellos, están inspiradas por Dios. Esto me puso en graves dudas, dudas que se confirmaron al examinar por mí mismo siete libros antiguos, del año 1918, que por casualidad cayeron en mis manos. Ya decidido a cortar con los Testigos, quise comunicar mi descubrimiento y las razones para dejarlos, pero no me dejaron hablar. Y sin concederme una oportunidad para retractarme, me expulsaron. Han prohibido a todos los miembros hablarme, con la amenaza de ser expulsados ellos también. De hecho ya han excomulgado a dos por el solo hecho de hablarme.

2º Desenmascarando a los Testigos de Jehová como falsos profetas

Jesús, nuestro Señor y Salvador, ya nos advirtió con estas palabras: Cuidaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con piel de oveja, pero por dentro son lobos voraces… Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos (Mt. 7 15; 24 11). ¿Quiénes pueden ser estos profetas falsos y engañadores? Yo probaré que lo son los llamados testigos de Jehová.
Ellos alardean de ser eso, profetas. Y que son falsos, lo podemos comprobar leyendo sus mismos libros de años atrás, en los que anunciaron, en el nombre de Dios, acontecimientos que no se han cumplido. Pero llegan al colmo de la presunción al asegurar que ellos, los dirigentes de la secta, son iluminados por Dios, y ven la verdad con exacta armonía; que Dios les permite entender la verdad (Profecía, p. 199-225), y que las páginas de su revista La Atalaya están reveladas por Dios (Los Testigos de Jehová en el propósito de Dios, p. 22). Y la barbaridad más grande dicha por los jefes testigos, es que no se puede entender la Biblia si antes no se leen los libros de la «Torre» (La Atalaya, 15-09-1910).

Antes de pasar a analizar sus muchos cambios, errores e incumplimientos en sus profecías, hay que advertir que los Testigos nunca dicen: Nos hemos equivocado, o lo que anunciamos es falso porque no se cumplió. No, porque al haber afirmado que fue Dios quien lo reveló, tendrían que admitir que fue Dios quien se equivocó. Por eso suelen decir que Dios les está dando cada día más luz y entendimiento, y que la revelación les viene progresivamente. Pero no hace falta razonar mucho para comprender que una cosa es revelación progresiva y otra muy distinta es revelación contradictoria; una cosa es aumento de luz, y otra que nos cambien el foco. Además, ningún profeta usado por Dios tuvo que rectificar por haberse equivocado, ni recibió la luz a plazos.
(Continuará...)

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