¿Por qué es nefasta la concelebración habitual?

Hoy hay una disminución dramática del número de misas. Es algo fácil de ver: tanto por el número de sacerdotes que han colgado la sotana, como por la disminución de las vocaciones y por lo tanto de las ordenaciones, como por el número de sacerdotes jóvenes que ya no dicen la misa cuando no hay fieles, y por el número de los sacerdotes que concelebran. 

En efecto, según la opinión de muchos teólogos, en una concelebración hay una sola misa en lugar de tantas como concelebrantes. Es en particular la opinión del cardenal Philippe, quien hiciera una exposición sobre ese tema en la Comisión Central pre-conciliar en la que dijo: "que la concelebración sólo podía ser realizada de  manera excepcional porque, al celebrarse una sola misa, no podía haber tantas como celebrantes."


La concelebración es contraria a la finalidad de la misa. El sacerdote ha sido consagrado individual y personalmente para ofrecer el sacrificio de la misa. Él mismo es quien fue consagrado. No se ha hecho una consagración masiva y global de todos los sacerdotes.

Cada uno de ellos ha recibido el carácter que se da personalmente y no a la asamblea, y por ello el sacerdote fue constituido para ofrecer el santo sacrificio de la misa individualmente.
No hay duda, pues, de que la concelebración no tiene el mismo valor que el conjunto de las misas que se celebrarían individualmente. Eso no puede ser, pues sólo hay una transubstanciación y, por consiguiente, un solo sacrificio de la misa.
¿Para qué multiplicar los sacrificios de la misa si una sola transubstanciación valiera igual que todos los sacrificios de la misa por separado? En ese caso debería celebrarse una sola misa en el mundo después de la de Nuestro Señor, suponiendo que eso mismo fuera útil… La multiplicación de las misas sería, pues, inútil si diez sacerdotes que concelebran realizaran un acto que vale lo mismo que diez misas por separado. Pero eso es falso, completamente falso. ¿Por qué celebraríamos tres misas el día de Navidad y el día de los Fieles difuntos? Sería una práctica ridícula.

La Iglesia necesita precisamente esta multiplicación de los sacrificios de la misa tanto para la aplicación del sacrificio de la Cruz como para todos los fines de la misa: la adoración, la acción de gracias, la propiciación y la impetración. Todas las novedades manifiestan una falta de teología y una falta de definición de las cosas.

Comentarios

  1. Se puede decir más alto pero no más claro. Era una cuestión en la que tenía dudas desde hace tiempo y por fin me ha quedado claro. ¡Muchas gracias!

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