La Mortificación Cristiana

Mortificación de los sentidos, de la imaginación y de las pasiones 

1º Cierre sus ojos, ante todo y siempre, a todo espectáculo peligroso, e incluso tenga la valentía de cerrarlos a todo espectáculo vano e inútil. Vea sin mirar; no se fije en nadie para discernir su belleza o fealdad.  

2º Tenga sus oídos cerrados a las palabras halagadoras, a las alabanzas, a las seducciones, a los malos consejos, a las maledicencias, a las burlas hirientes, a las indiscreciones, a la crítica malévola, a las sospechas comunicadas, a toda palabra que pueda causar el menor enfriamiento entre dos almas.  

3º Si el sentido del olfato tiene que sufrir algo a consecuencia de ciertas enfermedades o debilidades del prójimo, lejos de quejarse por ello, sopórtelo con una santa alegría.  

4º En lo que concierne a la calidad de los alimentos, sea muy respetuoso del consejo de Nuestro Señor : “Comed lo que os presenten”. “Comer lo que es bueno sin complacerse en ello, lo que es malo sin mostrar aversión, y mostrarse indiferente tanto en lo uno como en lo otro, ésta es la verdadera mortificación”, decía San Francisco de Sales.  

5º Ofrezca a Dios sus,comidas, impóngase en la mesa una pequeña privación : por ejemplo, niéguese un grano de sal, un vaso de vino, una golosina, etc.; los demás no lo advertirán, pero Dios se lo tendrá en cuenta.  

6º Si lo que le presentan excita vivamente su atractivo, piense en la hiel y en el vinagre que presentaron a Nuestro Señor en la cruz : ello no le impedirá saborear el manjar, pero servirá de contrapeso al placer. 

7º Hay que evitar todo contacto sensual, toda caricia en que se pondría cierta pasión, en que se buscaría o donde se tendría un goce principalmente sensible.  

8º Prescinda de ir a calentarse a menos que le sea necesario para evitarle una indisposición.  

9º Soporte todo lo que aflige naturalmente a la carne; especialmente el frío del invierno, el calor del verano, la dureza del lecho y todas las incomodidades del mismo género. Haga buena cara a todos los tiempos, sonría a todas las temperaturas. Diga con el profeta : “Frío, calor, lluvia, bendecid al Señor”. Dichosos si podemos llegar a decir de buena gana esta frase tan familiar a San Francisco de Sales : “Nunca estoy mejor que cuando no estoy bien”.  

10º Mortifique su imaginación cuando le seduce con el cebo de un puesto brillante, cuando le entristece con la perspectiva de un futuro sombrío, cuando le irrita con el recuerdo de una palabra o un acto que le ofendió.  

11º Si siente en usted la necesidad de soñar, mortifíquela sin piedad.  

12º Mortifíquese con el mayor cuidado sobre el punto de la impaciencia, de la irritación o de la ira.  

13º Examine a fondo sus deseos, y sométalos al control de la razón y de la fe : ¿no desea usted una vida larga más bien que una vida santa? ¿placer y bienestar sin tristeza ni dolores, victorias sin combates, éxitos sin reveses, aplausos sin críticas, una vida cómoda y tranquila sin cruces de ningún tipo, es decir, una vida completamente opuesta a la de nuestro divino Salvador?  

14º Tenga cuidado de no contraer ciertas costumbres que, sin ser positivamente malas, pueden llegar a ser funestas, tales como la costumbre de las lecturas frívolas, de los juegos de azar, etc. 

15º Trate de conocer su defecto dominante, y cuando lo haya conocido, persígalo hasta sus últimos repliegues. A este efecto, sométase de buena gana a lo que podría haber de monótono y de aburrido en la práctica del examen particular.  

16º No le está prohibido tener buen corazón y mostrarlo, pero manténgase en guardia contra el peligro de exceder la justa medida. Combata enérgicamente los afectos demasiado naturales, las amistades particulares, y todas las sensibilidades muelles del corazón. 

Cardenal Merecier

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