Viernes, 7 de diciembre: San Ambrosio

¡Cristo es todo para nosotros! Si quieres curar una herida, El es médico; Si te quema la fiebre, es la fuente; Si son oprimidos por la injusticia, es justicia; Si necesitas ayuda, es la fuerza; Si temes la muerte, es la Vida; Si deseas el cielo, es el camino; Si estás en la oscuridad, es luz... Gustad y ved que bueno es el Señor: ¡Bendito el hombre que esperan en El!  San Ambrosio.

Ambrosius Uranius Aurelius nació en Trier alrededor del año 340, de una ilustre familia romana. Al igual que su padre, que era prefecto de las Galias, Ambrosio se destinaba a la carrera pública, y, muy pronto, fue nombrado gobernador de Emilia y Liguria y se siendo su sede Milán. Pero Dios había decidido para él, un futuro que probablemente no esperaba. El Breviario cuenta la sorprendente historia de su elección para el episcopado: dentro de la Catedral de Milán, enviado por el prefecto para calmar el alboroto de los cristianos que se produjo a la muerte de su obispo y debiéndose elegir un sucesor. Hizo Ambrosio, un discurso instando a la paz, y allí, un niño exclamó: "¡Ambrosio obispo!" y todos unánimemente le aclamaron. 
Siendo catecúmeno todavía, recibió todas las órdenes sagradas y llegó a ser obispo de Milán el 7 de septiembre del año 374. Su episcopado fue una luz increíble para su época. Su bondad era la de un verdadero pastor, y su puerta siempre estaba abierta a todo aquel que quería reunirse con él. 
Su fuerza e integridad de fe era también proverbial, pues negó la entrada a la catedral al emperador Theodosio, culpable de una masacre. ¡David también pecó...  intentó decir Theodosio.  Le has emulado en el crimen, házlo también en su penitencia!  fue su respuesta. Hizo mucho por la liturgia de Milán, escribiendo himnos y cantos y, le debemos la costumbre de cantar los Salmos alternativamente en dos coros. 
Su influencia condujo a la conversión de San Agustín, y escribió muchos libros que lo convirtieron en uno de los cuatro grandes doctores de Occidente. Murió el 4 de abril del 397, un Sábado Santo orando con los brazos extendidos en cruz...

Todas las maravillas de la vida de San Ambrosio comenzaron con su discurso por hacer la paz en la Catedral de Milán, y esto cambió totalmente su vida... ¡Cuánto ama el Señor la paz! Paz en la sociedad, sobretodo también la paz del alma, del alma que mira a Dios. Si cultivamos esta paz, que fácil será ejercer la verdadera caridad, y con mayor facilidad rechazar las tentaciones.  Cuánto nos lo agradecerán aquellos que nos rodean...

PROPOSITO DEL DIA    : 
Trabajemos para mantener la  paz del alma.






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