Domingo, 13 de Enero: 1º después de la Epifanía, fiesta de la Sagrada Familia
Recuerdo una pequeña imagen, mostrando al niño Jesús en brazos de María, con la siguiente leyenda: es tan bueno tener una madre, que Dios ha querido tener una.
Sin querer hacerme eco de las noticias que hoy pululan en los medios, deberíamos además añadir: y además, también un padre... A través de la ingenuidad de este texto, descubrimos una gran verdad: la familia es la escuela del amor. Es dentro de la familia que se descubre el amor generoso de los padres, la delicadeza de los cónyuges, el color propio del amor masculino y femenino, dos facetas de nuestra humanidad, tan necesarias una y otra para estructurar a un hijo. ¡Que belleza la familia!¡es preciosa! Para marcar este valor esencial de la familia y santificarla, nuestro Señor Jesucristo quiso venir a la tierra y formar parte de una familia... Los cristianos amamos, durante siglos, la alegría de vivir y seguir como ejemplo en nuestras familias, la dulzura de la relación entre Jesús, María y José. De esta devoción nació nuestra fiesta de la Sagrada Familia, modelo de todas las familias.
Sin embargo el Evangelio del día de hoy (S. Lc. cap. 2), nos trae un episodio doloroso de la Sagrada Familia con la desaparición de Jesús y la consecuente angustia de los padres. Concluye el episodio de Jesús de una manera increíble: y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo dedicarme a los asuntos de mi Padre?
Todo lo hermoso que puedas imaginarte la vida de una familia aquí abajo (en la tierra), ninguna hay que sea perfecta; pero me gustaría referirme a otra familia, a otra casa, que es también nuestra: la casa del Padre, la casa donde reinan la felicidad y armonía perfectas.
En nuestro tiempo de crisis de la familia, vemos muchos y grandes sufrimientos. Esto debería hacernos reflexionar y mirar un poco mas alto; a superar las miras de aquello que es demasiado humano y carnal en esta tierra... esperando la promesa del Señor que nos aseguró que iba a prepararnos un lugar en el Cielo...
PROPOSITO DEL DIA :
Oremos por todas las familias, especialmente por aquellas que sufren alguna dificultad entre sus miembros.
Sin querer hacerme eco de las noticias que hoy pululan en los medios, deberíamos además añadir: y además, también un padre... A través de la ingenuidad de este texto, descubrimos una gran verdad: la familia es la escuela del amor. Es dentro de la familia que se descubre el amor generoso de los padres, la delicadeza de los cónyuges, el color propio del amor masculino y femenino, dos facetas de nuestra humanidad, tan necesarias una y otra para estructurar a un hijo. ¡Que belleza la familia!¡es preciosa! Para marcar este valor esencial de la familia y santificarla, nuestro Señor Jesucristo quiso venir a la tierra y formar parte de una familia... Los cristianos amamos, durante siglos, la alegría de vivir y seguir como ejemplo en nuestras familias, la dulzura de la relación entre Jesús, María y José. De esta devoción nació nuestra fiesta de la Sagrada Familia, modelo de todas las familias.
Sin embargo el Evangelio del día de hoy (S. Lc. cap. 2), nos trae un episodio doloroso de la Sagrada Familia con la desaparición de Jesús y la consecuente angustia de los padres. Concluye el episodio de Jesús de una manera increíble: y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo dedicarme a los asuntos de mi Padre?
Todo lo hermoso que puedas imaginarte la vida de una familia aquí abajo (en la tierra), ninguna hay que sea perfecta; pero me gustaría referirme a otra familia, a otra casa, que es también nuestra: la casa del Padre, la casa donde reinan la felicidad y armonía perfectas.
En nuestro tiempo de crisis de la familia, vemos muchos y grandes sufrimientos. Esto debería hacernos reflexionar y mirar un poco mas alto; a superar las miras de aquello que es demasiado humano y carnal en esta tierra... esperando la promesa del Señor que nos aseguró que iba a prepararnos un lugar en el Cielo...
PROPOSITO DEL DIA :
Oremos por todas las familias, especialmente por aquellas que sufren alguna dificultad entre sus miembros.
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