DIRECCION DE LA VOLUNTAD (1)
¿Qué diferencia hemos señalado entre
la educación y la dirección de la voluntad?
Al hablar del elemento humano en
general, explicamos cómo éste se reducía en último análisis al acto de la
voluntad. Por otra parte, dejamos establecido que la labor que corresponde al
elemento humano era de tres clases: ofrecer todas sus energías naturales,
disciplinarlas y asociarlas a las energías sobrenaturales proporcionadas por la
gracia.
En el primer capítulo vimos lo que es
la voluntad; a continuación, en otro las energías que la voluntad bien educada
puede proporcionar, y ahora vamos a ver cómo debemos disciplinar dichas
energías.
La diferencia entre la educación y la dirección de la voluntad consistirá, por consiguiente, en la que
existe entre ofrecer sus energías y disciplinarlas. Aún se puede decir que educar la voluntad es orientar la
actividad humana.
¿Qué significa
orientar la actividad humana?
Significa,
en efecto, dirigir la voluntad, porque, según dijimos, los dos actos elícitos
de la voluntad son elegir y mandar, y la acción de orientar la actividad humana
comprende los mismo dos actos expresados: elegir el fin, el término a que se
pretende llegar, y mandar a las potencias cuyo ejercicio permite alcanzar el
fin o término elegido.
¿Qué se ha de entender
por actividad humana?
1º Las energías naturales son las
diversas potencias con que Dios ha enriquecido la naturaleza humana. A cada una
de esas potencias corresponden las diversas facultades que antes hemos
enumerado. El ejercicio de las facultades
constituye la actividad humana, y el conjunto de tal ejercicio determina el
campo de la actividad humana.
2º Ese campo se compone de tres
terrenos de naturaleza del todo distinta: el terreno de la vida vegetativa, el
terreno de la vida sensitiva y el de la vida racional. En cada uno de estos
terrenos se produce una actividad propia, y aunque esta producción se realice
bajo el impulso de un solo y mismo principio vital, que es el alma humana, hay,
sin embargo, legítimamente unicidad de atribución, aunque también haya
triplicidad de funciones. Y he aquí por qué toda actividad que se da en el
hombre se llama actividad humana, aunque el acto provenga de una función
vegetativa o animal.
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