DIRECCION DE LA VOLUNTAD (2)

¿Es capaz de orientación toda actividad humana? 

El alma humana es un principio vital dotado de entendimiento y voluntad. Acabamos de ver que en cuanto es principio vital influye en toda actividad que se da en el hombre, y que por este título todos los actos del hombre, en cualquier terreno que se realicen, son resultados de la actividad humana. Mas en cuanto está dotada de entendimiento y voluntad, el alma humana tiene campo más limitado. No informa sino las actividades de que tiene conciencia y a las cuales preside, sea determinando ella misma el acto, sea imponiendo mandatos a las potencias que son fuentes de actividad.
En consecuencia, la actividad humana capaz de orientación no comprende más que la actividad que puede ir dirigida por el entendimiento y la voluntad. Los actos producidos por esta actividad toman especialmente el nombre de actos humanos, mientras que los otros reciben comúnmente el nombre de actos de hombre.
¿Cuáles son las propiedades del acto humano?

El acto humano tiene cuatro propiedades:

1º Es efecto de una causa eficiente que se determina a sí misma, es decir, que el acto procede de la voluntad libre.

2º Está inspirado por un motivo que solicita y excita la causa eficiente a determinarse, es decir, que va guiado por el entendimiento o es motivado.

3º Implica una relación de conveniencia o desconveniencia con el principio de moralidad, es decir, que es moral.

4º Implica responsabilidad.

         La primera propiedad: ¿Ha de ser voluntario el acto humano?

1º Para que el acto sea humano ha de proceder de la voluntad como causa eficiente. Si fuere efecto de otra causa, el acto no sería humano, aunque el alma tuviese conciencia de él. Por ejemplo, estoy mirando un cuadro: esta vista impresiona mis sentidos y evoca imágenes diversas en la imaginación. Tales impresiones proceden de la sensibilidad, y mientras no salgan del dominio de la sensibilidad, no serán actos humanos, por más que el alma tenga conciencia de los fenómenos que se producen en el compuesto humano. Mas si la voluntad interviene y adopta las impresiones y las imágenes complaciéndose en ellas, entonces las presta nuevo modo de ser, y en consecuencia, se establece cierta relación de causalidad entre la voluntad y los actos, que por el mismo hecho pasan a ser voluntarios.

2º Para que el acto sea humano y forme la base de la vida moral del hombre, debe proceder de la voluntad no solamente como causa eficiente, sino también como causa que se determina a sí misma, es decir, libre de producir su efecto o de no producirle. Como la determinación de la voluntad se realiza bajo la influencia de las ideas y bajo el impulso de los sentimientos, se concibe fácilmente que la libertad del acto humano pueda resultar reducida a causa de los defectos que pueden acompañar a las ideas (defectos que se reducen al error y a la ignorancia) o embarazada por los movimientos pasionales.

La segunda propiedad: ¿Ha de ser motivado el acto humano?

La voluntad es, por naturaleza, una potencia ciega y que se determina ella misma. Dejada a sí sola, se encuentra en la necesidad o de estar inactiva, si quiere seguir las reglas de la prudencia, porque ¿hacia dónde va a dirigir sus fuerzas siendo ciega?, o de darse arrastrar por el movimiento de las pasiones, y como este movimiento es impulsivo y no directivo, ¿adónde irá a parar? Por consiguiente, la voluntad tiene necesidad de otra potencia que la alumbre y guíe. Dios proveyó a esta necesidad dotando al alma humana de entendimiento al mismo tiempo que la dotaba de voluntad.

1º El entendimiento tiene por función natural descubrir la razón de ser de los objetos que le son presentados. Cuanto más extenso y penetrante sea este descubrimiento, tanto más desarrollado estará nuestro conocimiento, pues cada razón de ser alcanzada es como una luz que alumbra el entendimiento para formar juicios prácticos. El juicio práctico lleva a su vez en sí mismo la razón de ser, por lo que resulta para la voluntad la claridad que la ilumina y guía.

2º La claridad que da el entendimiento se llama con justa razón el motivo de nuestros actos porque es el verdadero motor de la voluntad en la ejecución del acto humano, y tiene la virtud de descubrir a la voluntad el bien racional del acto. Ese bien es el objeto propio del movimiento apetitivo de la voluntad, por lo cual ésta sale entonces de su natural indiferencia y experimenta el impulso que la permite tender a la adquisición de dicho bien. Si usando de la libertad, la voluntad se determina a alcanzar ese bien, por el mismo hecho forma la intención.

3º He aquí cómo el motivo engendra la intención, causa final e inicial del acto humano. Finis est causa actus principalíssima, in quantum movet agentem ad agendum.

Por consiguiente, para que el acto sea humano, debe ser motivado, ya que esta condición es indispensable para que sea voluntario o intencional.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)