Jueves, 30 de mayo: solemnidad de la ascensión de Nuestro Señor Jesucristo

Un cuento de la edad media nos narra la historia de este caballero peregrino que iba a tierra Santa tras las huellas de Nuestro Señor Jesucristo. Visitó en primer lugar donde se realizó la Anunciación, Nazaret y Belén. Sigue a Jordania y luego a Galilea y Judea, lugares de la vida pública de Jesús. Termina en el Cenáculo, Jerusalén y Gólgota, lugar de la muerte y la resurrección del Señor. Finalmente va al Monte de los olivos, lugar de la ascensión y, mira el cielo e hizo esta oración:  ¡Señor, quiero estar contigo!  Y murió de manera fulminante y su alma subió al cielo...

Esta historia nos da un sentido de la fiesta de la ascensión. Jesús, el Hijo, retorna hacia el Padre, y nos indica que la dirección de nuestra vida debe ser: ir en esta casa del Padre... La Ascensión es un día de profunda alegría, y cuando pensamos en el Paraíso que nos espera, donde Jesús prometió prepararnos un lugar... ¡sólo para nosotros! 
Notemos el hermoso Salmo usado por la liturgia: Salmo 46. Este Salmo relata el ascenso del arca de la Alianza a Jerusalén a los vítores de la gente. ¡Aclamemos también al Señor y no equivoquemos el camino!

PROPOSITO DEL DIA
Pensemos que tenemos nuestro lugar en el Paraíso. 






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