Domingo, 30 de junio: solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles

Después de hablar ayer de San Pedro, vamos a hablar hoy de San Pablo. Os dije ayer que San Pedro y San Pablo no están separados por la liturgia, y hoy todavía ésta, nos ofrece una fiesta para San Pablo. ¿Por qué esto? Esta misa era realmente una de las tres misas que se celebró antiguamente el 28 de junio; pero por razones prácticas, se trasladó al día siguiente y guardando en la oración, la memoria de San Pedro. 

"Cor Pauli, cor Christi": ¡el corazón de Pablo, es el corazón de Cristo!  Cuando san Juan Chrysostomo escribió esto, es que él pensaba sobre todo en el celo del apóstol por la salvación de las almas... Más que todos los apóstoles, San Pablo se ha dedicado en los muchos viajes misioneros que realizó, a anunciar el Reino de Dios. Él mismo dice en la epístola a los Corintios el precio de su amor por las almas:  ... ¡Viajes sin número, peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mis compatriotas, peligros de los Gentiles, peligros de la ciudad, peligros del desierto, peligros del mar, peligros de falsos hermanos! ¡Arduo trabajo y fatiga, frecuentes vigilias, hambre y sed, ayunos, frío y desnudez! ¡Y sin hablar de lo demás, mi obsesión diaria, la preocupación por todas las iglesias!  ...  ¡Ay de mí si no evangelizo, todavía se atreverá a escribir!

Para nosotros, que somos tan flojos y débiles en el servicio del Señor, pidamos a San Pablo un poco
en su corazón, para que la Iglesia, en sus miembros, vuelva a reconquistar ese occidente, que pierde la fe.

PROPOSITO DEL DIA
Ser un apóstol para alguien que sabemos no conoce, o, ha abandonado a Jesucristo. 






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