Esencia de Dios. —Hemos probado la existencia de Dios y, por cierto, no con todos los argumentos que se pueden traer. Singularmente se pueden traer todos los argumentos que trajimos en favor de la revelación y que llamamos Motivos de credibilidad , porque lo mismo prueban que hay Dios Y la misma revelación, cuya verdad allí quedó probada, lo primero que supone y afirma es que hay Dios. Mas ahora vamos a describir, como podamos, la esencia de Dios, lo que es Dios. Cómo conocemos a Dios. —Dios es invisible. ¿Cómo, pues, le conoceremos? Por sus efectos, y raciocinando, y, sobre todo, mucho más fácilmente por medio de la fe. El primer fundamento de la razón es éste: que todo lo que existe viene de Dios; luego todas las perfecciones que hay en las cosas vienen de Dios; luego Él tendrá de alguna manera todas las perfecciones que hay en ellas. Esto ya nos tiene que dar una idea muy grande de Dios. En el sol tiene que haber más luz que en todos los rayos que de él salen, y en el m
Para quienes deseen aprovechar este curso que comienza daremos materia para profundizar en un tema muy interesante pues, recogeremos los pensamientos de grandes misticos como Santa Teresa, san Juan de la Cruz, san Pedro de Alcantara, San Juan de Avila y otros. Los cuales nos llevarán a comprender un poco mas de lo que la gracia de Dios es capaz de operar en nuestras vidas si dejamos que ella actue y perseveramos en el camino que Dios nos encamine con el fruto de la oración. 1.º ¡Las almas están enfermas!– Al decir esto no quiero referirme a esa pobre sociedad que agoniza alejada de Dios, agitada y perpleja entre los dos opuestos extremos del materialismo y del ocultismo. Las incertidumbres, las conmociones y angustias, cada día más agudas, nos revelan la profundidad del mal. Lo que llama mi atención en este momento no es esa sociedad que ha dejado ya de ser cristiana para volver a ser pagana; es, sobre todo, la sociedad cristiana, la que se llama y se cree tal, y que de hecho
Prueba 8: El testimonio de los sabios. —Facilísima es esta prueba. Bastaría coger el catálogo de los sabios, y se vería que la generalidad de los sabios más eminentes han creído en Dios, y asegurado que es imposible no creer en Él. Los sabios que positivamente han negado a Dios son muy pocos, relativamente, y de ellos muchos son sabios en ciencias matemáticas o físicas, pero no en ciencia religiosa. El protestante Demert, en un opúsculo, recogió las opiniones religiosas de trescientos sabios, los más eminen tes de los cuatro últimos siglos en ciencias naturales. De treinta y ocho de ellos dice, no encontró datos positivos. De los otros doscientos sesenta y dos, sólo veinte se muestran indiferentes o incrédulos; los demás creen en Dios. En este siglo escoge ciento sesenta y tres de los más notables; de ellos ciento veinticuatro creyentes; sólo veintisiete no tienen opiniones religiosas bien conocidas, y sólo doce son incrédulos, como Tyndall, Huxley, Moleschot, Vogt, Buchner,
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