12 DE DICIEMBRE

 NECESIDAD DE LA ENCARNACIÓN

No es posible entender cuán grande fue la belleza del alma humana después de haber sido creada. Fue engendrada por un soplo divino y adornada del DOBLE RESPLANDOR de naturaleza y gracia: era en la tierra la más perfecta de cuantas maravillas había Dios creado. No solamente el mundo exterior le estaba sometido sino que también el cuerpo, los sentidos y las pasiones le obedecían. La fe, la inteligencia, el consejo, la sabiduría y la ciencia iluminaban su entendimiento; la rectitud y la inocencia eran ornato de su voluntad. ¡Con cuánto amor contemplaba el Señor esta obra maestra de sus manos y ponía en ella sus complacencias! Hijo de Dios por la gracia, Adán era justo y santo; todos sus pensamientos y deseos tendían a la virtud, que practicaba en sublime grado sin el menor esfuerzo.

SU ORACIÓN era suave como eficaz y tan elevada como sencilla. Colocado en un jardín de delicias, libre del dolor y de la muerte, como dice San Bernardo: "Estaba guardado por la misericordia, enseñado por la verdad, gobernado por la justicia y llevado en brazos del Dios de la paz", siendo, por tanto, objeto de la ternura divina, que , como leemos en la Sagrada Escritura "asentó con el hombre una alianza eterna y le hizo conocer su justicia y sus preceptos  (Ecle. 17, 10)". - Después de que el hombre hubiera sido transportado al cielo para gozar por siempre del Bien supremo e infinito, si no hubiera prevaricado.

Por la gracia de Dios, también estamos llamados a entrar algún día en ese cielo, pero no olvidemos que tan noble destino exige de nosotros que nos dejemos guiar por el Señor con la máxima docilidad. Esta docilidad únicamente la obtendremos por medio de la oración. LA ORACIÓN nos hace reflexionar, alimenta el espíritu con santos pensamientos, nos ayuda a orar y fortalece el corazón con piadosos afectos que ablandan nuestra voluntad. De aquí provienen las RESOLUCIONES que tomemos para corregir tal vicio, tal defecto o practicar ciertas virtudes.

¡Dios mío! Inspírame aprecio y amor a la oración; haz que vea en ella el medio por excelencia para comunicarme contigo, para perfeccionar el alma y para perseverar en tu santa amistad. Desde ahora estoy RESUELTO : 1º a emplear todos los momentos de ocio en meditar y orar; 2º a mantenerme recogido interiormente y a no malgastar ninguno de esos preciosos momentos distraído en vagos o frívolos pensamientos.

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