26 DE ENERO

LA VIDA DE JESÚS EN NAZARET

 El Espíritu Santo resumió en tres palabras la vida del Salvador en la casita de Nazaret: "Estaba sometido, dice, a María y a José." Esta obediencia de Dios a sus criaturas supone una tan profunda HUMILDAD , que ninguna inteligencia creada podrá llegar a comprender. Aquel que tiene poder sobre el universo entero, que dicta sus leyes a los más altos serafines, a cuya sola palabra se formó de la nada la creación entera, el Dios inmenso de quien recibieron poder todos los reyes de la tierra, ese Dios eterno e infinito se rebaja hasta someterse a sus criaturas.

Ya desde su nacimiento se había ANONADADO sin reserva en las manos solícitas de sus padres.-Pero ¡oh Jesús mío! Tú, el soberano monarca del universo, ¿seguirás así obedeciendo mientras creces en edad? Tú, que posees todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia de Dios, ¿por qué no se los manifiestas a María y a José, indicándoles lo que pueden o deben mandarte? No, responde el Evangelio, Jesús, al paso que crecía, demostraba más humildad, más docilidad y más obediencia hacia aquellos que sobre él ejercían autoridad en nombre de su Padre celestial. "Jesús, entre tanto, dice San Lucas, crecía en sabiduría, en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres (Lc. 2, 52)." Esta sabiduría y esta gracia consistía principalmente en cumplir en todo la divina voluntad en el ejercicio de la más humilde y completa obediencia. ¡Oh!, qué ejemplo tan magnifico el de Dios, capaz por sí solo de confundir en nosotros el espíritu de orgullo e insubordinación.

Tomemos la resolución de nunca jamás preferir nuestro propio criterio al de la autoridad legítima, a la que dócilmente habremos de obedecer. Al contemplar al mismo Verbo encarnado sujeto a sus criaturas, ¿Qué hijo sería capaz de desobedecer a sus padres?, ¿Qué religioso, qué sacerdote, querría oponerse a las órdenes de sus Superiores y de la Iglesia? El que no respeta a aquéllos que le dirigen y gobiernan demuestra escasa fe. "Sea Dios, dice San Bernardo, sean sus representantes los que te dan cualquier orden, obedee exactamente, con toda puntualidad." Guardémonos, pues 1º de intervenir o criticar las disposiciones de aquellos que nos gobiernan; 2º de obedecer quejándonos, murmurando y con la mayor lentitud posible.

¡Oh Jesús mío! Inspírame verdadero espíritu de dependencia y docilidad; hazme obedecer en todo, con voluntad pronta, ciega y generosa, para que sea mi vida, siguiendo el ejemplo de la tuya, una cadena sin fin de actos de acatamiento a la voluntad de Dios, al someterme a la voluntad del prójimo.

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