VIERNES DE LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA

 LOS CLAVOS Y LA LANZA

Los clavos y la lanza contribuyeron a nuestra Redención, al abrirnos las fuentes de la misericordia, de la gracia y del amor.

Encontraremos MISERICORDIA si la buscamos en esos pies traspasados, donde la Magdalena se purificó de sus culpas y tantos pecadores encontraron el perdón. Las GRACIAS que hacen santos, se derraman abundantemente de aquellas generosas manos, que, después de haber formado el mundo de la nada, nos siguen colmando de beneficios. -Y es para nosotros el Corazón herido de Jesús la hoguera del AMOR que forzó al Unigénito de Dios a encarnarse, bajando a la tierra para morir por nuestra salvación.

Este AMOR debería impulsarnos con fuerza irresistible a amar a un Dios que tanto nos ama y que es infinitamente digno de ser amado. - "¡Ah!, exclama San Buenaventura, si yo hubiera sido la lanza que atravesó el divino cuerpo de Jesús, jamás hubiera querido salir de su sagrado costado. Y me hubiera dicho: He aquí el lugar de mi reposo, mi corazón lo ha escogido, por siempre he de vivir en él, de donde nadie podrá sacarme." -A su vez dice San Bernardo: "Esta bendita lanza, a pesar de ser manejada por manos de un soldado, fue guiada por Jesús mismo, quien quiso abrirnos su CORAZÓN, para que tuviésemos en él cabida." Este divino corazón es la puerta misteriosa por donde nuestras almas, como castas palomas, encuentran la entrada para penetrar y habitar en el Santo de los Santos, Arca de salvación, refugio seguro para aquél que no quiere perecer en el mar agitado de la vida.

Entremos con frecuencia (con ayuda de la fe, la oración y la meditación) en esas llagas sagradas que para nosotros abrieron los clavos y la lanza, objetos para nosotros abrieron los clavos y la lanza, objetos de nuestra veneración. ¿Cuál será entonces nuestra ocupación? Entonces nos ocuparemos: 1º en llorar amargamente nuestras culpas dentro de las llagas de los PIES, prometiendo al Señor enmendarnos y evitar más que la misma muerte cuanto pudiera ofenderle; 2º en pedir a sus divinas MANOS traspasadas, dispensadoras de dones celestiales, lo que ha de servir a nuestro espiritual progreso, sobre todo la fortaleza y la constancia en la práctica del bien, aun en las ocasiones más difíciles; 3º por último, en buscar en su CORAZÓN sagrado los ardores de este amor, que todo lo suaviza y nos dispone a adquirir y a practicar todas las virtudes. ¡Oh Virgen purísima, Madre de Dolores!, ayúdame tú misma para que, perseverando en la oración, encuentre en las llagas de mi divino Salvador el arrepentimiento que purifica, el valor que sostiene para practicar la virtud y el amor que nos santifica al unirnos a Jesús, tu Hijo querido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)