LUNES SEGUNDO DE PASCUA

 EL BUEN PASTOR

Jesús, nos dice San Lucas, es aquel pastor que amaba tanto a sus ovejas que, habiendo perdido una de las cien que poseía, abandonaba en el redil las noventa y nueve para ir EN SU BUSCA y no descansaba hasta que la encontraba. ¡Qué bondad la de dios que, siendo grandeza infinita, no sosiega hasta hallar a una pobre y pequeñísima criatura que, a pesar de ser pobre y pequeña es también ingrata e infiel, pues huye de su Buen Pastor y se niega a entrar en el redil.

Jesús, al hallar a su oveja después de muchas fatigas, viéndola débil y fatigada, en vez de castigarla, compadecido de su flaqueza, no quiere usar con ella del cayado ni hacerla andar por camino difícil, sino amorosamente la coloca sobre SUS HOMBROS y camina cargado con ella hasta la majada. ¡Qué imagen tan conmovedora de su misericordia y de la dulzura de la gracia que guarda para el pecador arrepentido! ¡Con cuánto amor levanta al caído, le anima, le fortifica y pone en buen camino! el profeta Isaías dice de él: "El señor, apiadándose de ti, usará contigo de misericordia; al momento que oyere la voz de tu clamor, te responderá benigno (Isaías 30, 19)." ¡Cuántas veces hemos sido nosotros objeto de esta delicadísima ternura! Al recordar nuestro pasado, no dejemos de dar a Jesús constantemente gracias por los beneficios que en su amor ha querido otorgarnos.

Y dice el Evangelio que el Buen Pastor, cuando llegó a casa, llamó a sus amigos y vecinos, diciéndoles: "Regocijaos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido"; luego el Señor, sin hablar en parábolas, añadió: "Os digo que a este modo habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de penitencia (Lc. 15, 7)." ¡Qué grande es la caridad de Dios, y cómo debiera regocijarse la oveja perdida al ser hallada por su Pastor, y con cuánta alegría debería entrar de nuevo en el redil! Pero aquí el Salvador solo nos habla de su propia alegría y de la alegría de los ángeles, demostrándonos con ello que su Corazón rebosa de amor hacia el alma que vuelve a ser de nueva suya.

¡Ah!, si nosotros fuéramos desinteresados como Jesús, corresponderíamos a su generosa ternura haciéndole el sacrificio de esta vida tan tibia en la piedad, tan disipada y distraída del bien, en la que desperdiciamos nuestros mejores años, sin más pretexto que ocupaciones y asuntos que jamás debieran servir para separarnos de él. Mis ovejas, las mías, dice el Señor, las que son de mi redil: 1º ME CONOCEN (y nosotros, ¿cuán poco nos detenemos a estudiar a nuestro Pastor adorable en los misterios de las grandezas y anonadamientos de su vida y de su muerte!); -2º ellas OYEN MI VOZ ( y nosotros, ¿Cómo podremos oírla si no estamos atentos y llevamos vida recogida, vida con miras y fines sobrenaturales, con espíritu de oración?); 3º mis ovejas ME SIGUEN... (esto es, que, como dice el divino Maestro, le siguen constantemente, no teniendo ojos más que para conformándose con sus sentimientos y practicando las virtudes a su divino ejemplo) (Jn. 10, 27). Examinémonos y veamos si nosotros somos ovejas de Jesús, ovejas que le conocen, que oyen su voz y que le siguen.

¡Oh Salvador mío!, de ti solamente espero estas señales de predilección, que hagan de mí una oveja querida tuya; quiero pedírtelas siempre por la intercesión de María, mi dulcísima Madre, porque yo nada puedo sin tu gracia, y ella me la proporcionará.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)