MARTES DE ROGATIVAS

LA ORACIÓN DOMINICAL

El Señor nos propone los dos fines que debemos alcanzar, su gloria y nuestra salvación. También nos hace pedir los medios necesarios para lograrlos; consisten éstos en el cumplimiento exacto de todas nuestra obligaciones y en las fuerzas necesarias para cumplirlas. Estos DEBERES, cualesquiera que sean, se encierran en la VOLUNTAD DIVINA, voluntad que habremos de cumplir aquí en la tierra, de la misma manera que la cumplen en el cielo los ángeles y los santos, es decir, del modo más perfecto. Pero como no podríamos cumplir tales deberes sin el ALIMENTO espiritual y corporal que tanto necesitamos, Jesús nos lo hace pedir bajo el nombre de pan, nombre que a la vez comprende la gracia actual, la divina Eucaristía y el alimento corporal.

Pero a pesar de nuestra buena voluntad, ¡cuántos obstáculos se oponen a que adelantemos en la virtud! Los pecados que en el PASADO cometimos no permiten al alma ir a Dios con facilidad. AHORA nos preocupan las tentaciones, y a veces nos obsesionan tanto que no nos dejan caminar libremente por las sendas de la virtud. Y el miedo a los castigos que en el PORVENIR nos amenazan quiere quitarnos aquella confianza en Dios, tan necesaria para nuestra salvación.

En las tres últimas peticiones del Padrenuestro pedimos que Dios nos libre de estas tres clases de males: males del PASADO, males del PRESENTE y males del PORVENIR. Y al rogar al Señor que de ellos nos preserve, le pedimos también que nos ayude a alcanzar este doble fin: su gloria y nuestra salvación. ¿Por qué no tendremos el fervor que tenían los santos cuando rezaban esta oración? Digamos ahora con San Francisco de Asís: "¡Oh Dios, PADRE NUESTRO santísimo! Tú, QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, en los ángeles y bienaventurados, SANTIFICADO SEA EL TU NOMBRE. Haznos comprender la generosidad de todos tus beneficios, la extensión de todas tus promesas y la alteza de tu Majestad santísima. VENGA A NOS EL TU REINO, para que reines sobre nosotros por tu gracia y para que alcancemos el reino de los elegidos.

"HÁGASE TU VOLUNTAD ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO, para que te amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todo nuestro espíritu, con todas nuestras fuerzas y para que amemos al prójimo como a nosotros y los llevemos a ti. EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLE HOY, es decir, danos a tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS por tu inefable misericordia, por los méritos de Jesús y por la intercesión de todos los santos. ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES; concédenos la gracia de amar a nuestros enemigos; y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, oculta o manifiesta, súbita o importuna; MAS LÍBRANOS DEL MAL, del mal pasado, del mal presente y del mal futuro. ASÍ SEA."

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