7 JUNIO

 LA COMUNIÓN ESPIRITUAL

Eran TAN VIVOS los deseos de Santa Catalina de Sena por recibir al Señor bajo las especies eucarísticas, que a veces se desmayaba. Un día suplicó a su confesor que muy de mañana le llevase el Pan de los ángeles, porque temía sucumbir al ímpetu de sus deseos. Estas disposiciones fueron muy agradables a Jesús, que la recompensó por ellas. Un día que Catalina estaba oyendo Misa, la partícula de la Hostia que rompe el sacerdote, escapándose de las manos de éste, voló hasta posarse sobre la lengua de Catalina. De esta manera saciaba el Señor el hambre divina de su virginal esposa.

Luego para sacar mayor fruto de la Comunión espiritual hemos de SUSPIRAR por Jesús, como el ciervo sediento brama por las fuentes de agua viva. Y para que tales sean nuestras disposiciones, hagamos lecturas piadosas, meditación y oración. Al leer LIBROS sobre la amabilidad de Jesús, al ADMIRAR sus divinas perfecciones y los inmensos bienes que para nosotros tiene reservados en la adorable Eucaristía, nos sentiremos animados de gran deseo de amarle y de ir a él con frecuencia, al menos con el deseo y el amor. -La ORACIÓN acabará en nosotros la obra comenzada por la lectura y la meditación; por ella obtendremos del cielo los sentimientos de fervor que animaban a los siervos de Dios. Siendo anciano, San Alfonso María de Ligorio recibía diariamente la sagrada Comunión, y la esperaba con tan vivo ardor, que el más leve retraso le hacía sufrir un martirio. "¡Dadme a mi Jesús, exclamaba, dadme a mi Jesús!" A su ejemplo, suspiremos por este Pan de vida y deseémoslo constantemente. Porque la Comunión espiritual no obra a la manera de un sacramento por su propia virtud, sino solamente según la FE y EL AMOR del que la hace y su deseo de unirse al Salvador. Si, pues, queremos sacar mucho provecho de la Comunión espiritual, hagámosla con verdadero fervor y a impulsos de la gracia del Espíritu Santo.

¡Oh Jesús mío! En ti encuentro las delicias de mi vida. ¿Por qué no tengo el ardor que abrasa a los serafines y que habría de llevarme a ti con todos los afectos de mi corazón? Quiero permanecer en espíritu en las iglesias en que habitas, acercarme a tu sagrada mesa, no solo todos los días, sino a todas horas, por la viveza y constancia de mi amor. Ven a mí desde ahora, amado Salvador mío; ven a renovar en mi corazón los prodigios que con tu gracia has obrado en los santos, y por intercesión de la bienaventurada Virgen María haz que practique la Comunión espiritual durante la meditación, mientras oigo Misa, varias veces durante el día, aun en medio de mis ocupaciones.

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