6 DE JULIO

 LO QUE PUEDE LA OBEDIENCIA

La sumisión de la voluntad a Dios y a los Superiores es medio  poderoso para vencer a los demonios por tres motivos: 1º porque ejercitamos la HUMILDAD, virtud de que son incapaces los príncipes del orgullo, y a la cual no pueden resistirse; 2º porque SUJETAMOS nuestro libre albedrío, y esto, según San Gregorio, nos hace triunfar fácilmente de los espíritus rebeldes, siempre en guerra contra Dios; 3º porque la obediencia, como ya hemos dicho, une nuestra débil voluntad a la voluntad del TODOPODEROSO, y esto nos hace fuertes e invencibles como Dios mismo contra sus enemigos.

Pero podríamos preguntar: ¿no es la ORACIÓN el medio por excelencia de rechazar los ataques del infierno? Sin duda lo es, en tanto que esta oración reúne en sí las condiciones precisas impuestas por la AUTORIDAD DIVINA, y que nos fueron enseñadas y transmitidas por la Iglesia y los doctores. San Gregorio nos enseña: "Las demás virtudes nos ayudan a luchar contra Satanás; la obediencia nos hace vencerle." San Pablo atribuye los efectos de la Redención, no a los ruegos de Cristo, sino a su obediencia (Rom. 5, 19), y escribió además: "El que combate en la palestra no es coronado si no lidiare según las leyes (2 Tim. 2, 5)", que significa: según las leyes prescritas, las leyes establecidas, medios dados por la autoridad de los superiores y empleados fielmente con espíritu de fe y sumisión, condición precisa para alcanzar la victoria y la corona.

Examinemos NUESTRO CORAZÓN y veamos el caso que hacemos de quienes nos dirigen espiritualmente, y si solo consiste para nosotros esta dirección en recibir la absolución de los pecados. San Pedro Claver, el Apóstol de los negros, daba siempre a sus Superiores la cuenta más exacta de su oración, de sus penitencias y de todos los impulsos de su alma, suplicándoles que le guiaran y reformaran como más conveniente les pareciera. Él, que era un gran maestro de vida espiritual, no se creía seguro cuando tenía que decidir por sí mismo. Y nosotros, tan poco adelantados en espíritu, ¡pretendemos andar sin guía!

¡Oh Jesús, oh María, modelos de obediencia! Haced que encuentre en los consejos y decisiones de mis Superiores las fuerzas que necesito: 1º para OBRAR, no según mi voluntad, sino siempre con intención de obedecer; 2º para SUFRIR  o soportar las penas de cada día, no a la fuerza y de mala gana, sino con amor y alegría; 3º para VENCER a todos los enemigos del alma, sobre todo a aquellos que me aferran a mis ideas, a mis gustos particulares, y me hacen esclavo del amor propio, de la concupiscencia y del egoísmo.

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