3 DE AGOSTO

 LAS TRES CONCUPISCENCIAS

Las tres concupiscencias del mundo  militan en cada uno de nosotros. Porque habiendo sido viciada por el pecado original nuestra naturaleza, estamos inclinados al orgullo y amamos las riquezas y los placeres. Estas tendencias serán mayores en unos, menores en otros, pero siempre son lo suficientemente peligrosas para que todos estemos obligados a buscar remedio para semejantes males, oponiéndoles las VIRTUDES que les son CONTRARIAS. Por eso el Señor, queriéndonos curar,nos dijo: "En verdad os digo, que si no os volvéis y hacéis semejantes a los niños, no entraréis en el reino de los cielos (Mt. 18, 3)."- "Ninguno puede servir a dos señores, porque tendrá aversión al uno y amor al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Mt. 6, 25)."- "Entrad por la puerta angosta; porque la puerta ancha y el camino espacioso son los que conducen a la perdición, y son muchos los que entran por él (Mt. 7, 13)."

Estas palabras nos revelan los REMEDIOS más eficaces contra estas perversas inclinaciones, a saber: la humildad, el desprendimiento y la abnegación o mortificación de nosotros mismos. Empleando estos medios alcanzaremos la victoria sobre las tres concupiscencias que constantemente nos exponen a perdernos. Examinémonos, pues, y veamos: 1º si combatimos el ORGULLO, la propensión a la vanidad, el afán por ser apreciados, considerados y celebrados en lo que halaga nuestro amor propio; 2º si vivimos DESPRENDIDOS de la tierra, contentos del vestido y del alimento, y no codiciamos el lujo, las ropas y muebles caros, los manjares exquisitos y todo el refinamiento de que disfrutan los que llaman equivocadamente "felices de este mundo"; 3º si estamos atentos a MORTIFICAR nuestros sentidos: vista, oído, gusto y, más que nada, los deseos de verlo todo, de oírlo todo, de saberlo todo; deseos tan peligrosos para la castidad como perjudiciales al recogimiento y a la libertad interior de los hijos de Dios.

¡Oh Jesús!, quiero renovar las PROMESAS DEL BAUTISMO, renunciando, para agradarte, a las tres concupiscencias del mundo y a las faltas que son sus consecuencias. Concédeme la gracia de vivir siempre en espíritu de HUMILDAD, de DESPRENDIMIENTO y de ABNEGACIÓN, pues este mismo espíritu te animó durante la vida mortal y aun ahora me das de él ejemplo en tu vida Eucarística.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)