13 DE SETIEMBRE. MORTIFICACIÓN DE LOS SENTIDOS

 Cual mariposa que revolotea de flor en flor, cual pájaro que vuela de rama en rama, nuestro corazón, más o menos sometido a la imaginación, pasa de un DESEO A OTRO; por todas partes va buscando satisfacciones y nada puede contentarle, porque al corazón que nunca se harta de amor y de felicidad, únicamente Dios puede saciar, por ser el Bien supremo y eterno y el único fin para el cual fue creado. Por eso, el REMEDIO para curar su inconstancia y agitación, es fijarlo en Dios, inflamarlo en su santo servicio y hacerle comprender cuán ventajoso le es poseer la gracia divina y practicar la virtud. Y cuando el corazón se inquiete a causa de los deseos inútiles, digámosle: ¿Qué buscas? ¿No te contentas con la voluntad de Dios, con esa voluntad que hace felices en el cielo a los ángeles y a los santos? Luego digamos con San Francisco de Sales: "Dios mío, tú solo me bastas; haz que en ti encuentre cuanto necesita mi alma. Yo deseo muy poca cosa, y esto que deseo lo deseo también poco."

Nuestros apegos son generalmente causa de múltiples deseos que nos atormentan. Así como la hiedra se agarra a todo cuanto encuentra, así también nuestros afectos nos atan a los objetos que nos agradan, sin tener para nada en cuenta la salvación. Por eso es imprescindible vigilarnos interiormente, porque un solo apego desordenado pudiera perdernos. Un hilito de afecto terreno es suficiente para impedir nuestro vuelo espiritual. "¿De qué le sirve el águila, decía San Doroteo, tener el pico y las alas libres, si el cazador la sujeta por una sola garra?" Y así como un pájaro cuyas plumas pegadas a la liga no puede alzar el vuelo, nuestra alma, asida a la tierra por sus afectos, el incapaz de remontarse hasta Dios.

Por tanto, el Espíritu Santo nos aconseja que pongamos buena guardia a nuestro corazón, siempre tan sensible a las seducciones del mundo y que con tanta facilidad se deja arrastrar por las pasiones. "Guarda tu corazón con toda vigilancia, porque de él mana la vida (Prov. 4, 23)." De él nacen los impulsos generosos que formaron santos y las tendencias criminales que engendraron réprobos. Sondeemos, por tanto, los senos más recónditos y secretos de nuestro interior; desterremos de ellos el orgullo; la vanidad, el amor al mundo, a las comodidades; desterremos la sensualidad y reemplacemos todas estas perniciosas tendencias por las virtudes opuestas, sobre todo la humildad y la mortificación, que nos apartan de nosotros mismos y de todo lo creado.

¡Oh Jesús, que pasaste por la tierra para cumplir tu divina misión, sin apegarte a nada pasajero! Hazme vivir en el mundo como viajero y desterrado. Por intercesión de tu Madre divina, dame las fuerzas que necesito para aplicarme con seriedad a la práctica del RECOGIMIENTO INTERIOR y poder así domar mi imaginación, ordenar mis deseos y elevar todos mis afectos a la unión más íntima con tu bondad infinita.

Comentarios

  1. Es Una Preciosidad De Reflexion i Digna De Seguir sus pasos Dios nos Ayude A Conseguirlo muchas Gracias Padre

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