1 DE NOVIEMBRE. FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS

 La Iglesia nos señala los provechos de esta fiesta recordándonos en el Evangelio del día las BIENAVENTURANZAS, que no son sino los actos de virtud que nos llevarán al cielo, donde nos esperan los Santos. Los labios divinos de Jesús se abrieron para pronunciar el maravilloso Sermón de la Montaña y enseñarnos aquella admirable doctrina que jamás sabio alguno hubiera sospechado. ¡Tan elevada está sobre los conocimientos humanos y la ciencia de los sabios!

"Bienaventurados los pobres de espíritu", decía Jesús. Bienaventurados, por tanto, los corazones despegados del mundo y de sí mismos, "porque de ellos es el reino de los cielos (Mat. 3, 5)". "Bienaventurados los mansos", los que muestran dulzura cuando les contradicen, regañan, injurian y tratan con dureza: "ellos poseerán la tierra", en unión de los ángeles y de los amigos de Dios. "Bienaventurados los que LLORAN", los que derraman en este mundo lágrimas de arrepentimiento, de compunción, lágrimas de compasión, de devoción y de celo. Bienaventurados "porque serán consolados", pero de modo desconocido por nosotros, porque su consuelo será consuelo celestial. "Dios mismo, dice la Sagrada Escritura, enjugará el llanto de sus elegidos." Las tres primeras bienaventuranzas combaten en nosotros las tres concupiscencias de que habla San Juan, y nos libran, por tanto, de pecado.

Pero como no basta evitar el mal, sino que es preciso además obrar el BIEN para merecer la felicidad de los santos, el divino Maestro añadió: "Bienaventurados los que tienen HAMBRE Y SED DE JUSTICIA", es decir, hambre y sed de perfección y se afanan por conquistarla, "porque ellos serán saciados" en este mundo de gracias abundantísimas, y en el otro con el premio eterno prometido y la verdadera santidad. -"Bienaventurados los MISERICORDIOSOS, porque ellos alcanzarán misericordia:" "Bienaventurados los que tienen PURO SU CORAZÓN, porque ellos verán a Dios." Estas palabras del Señor nos animan a practicar constantemente la virtud suavísima de la caridad, siempre dispuesta a perdonar, y dejando en pos de sí una estela luminosa de PAZ.

¡Grande sería nuestra dicha si, siguiendo el ejemplo que nos dieron los Santos, nos ejercitáramos en practicar las Bienaventuranzas! Mayor seria aún nuestra felicidad si nos ejercitáramos en ellas en medio de las PERSECUCIONES de los hombres y de los ataque del infierno. Entonces, el reino de los cielos nos pertenecería, como si ya lo hubiéramos conquistado. "Alegraos entonces y regocijaos, porque es muy grande la recompensa que os aguarda."

¡Oh Jesús!, ¿Qué podría yo hacer para demostrarte mi gratitud por tu admirable doctrina? En ella puedo aprender diariamente lo que necesito saber para caminar seguro hacia el cielo. Tomo en este día la resolución de ejercitarme en VIVIR DESPRENDIDO de todo, siempre SUMISO al beneplácito divino, penetrado de verdadero DOLOR por mis pecados, y aspirando constantemente a alcanzar la verdadera santidad, siendo MISERICORDIOSO, PURO DE CORAZÓN, MANSO Y PACÍFICO.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)