27 Nov. CÓMO ROGAR POR LOS PECADORES

 El divino salvador escogió a los sacerdotes para colaborar con él en la obra de la Redención. A ellos, por tanto, incumbe el modo especial de trabajar por la conversión de los pecadores, lo mismo con la palabra que con el ejemplo. Convencida de esta verdad, santa María Magdalena de Pacis no cesaba de pedir al Señor que les concediera espíritu de oración, de abnegación y de sacrificio para conquistar muchas almas a Cristo. San Pablo mismo, con idéntico fin, se encomendaba a las oraciones de los fieles: "Entretanto, hermanos, os suplico por Nuestro Señor Jesucristo y por la caridad del Espíritu Santo, que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí, para que sea librado de los incrédulos que hay en Judea (Rom 15,30-31)."

Pablo de Tarso trabajaba como apóstol y MISIONERO en la conversión de los gentiles; y ¡cuántos imitadores tiene aún en nuestros días! Todos han comprendido que si es agradable a Dios vernos contribuir a cualquier acción buena, por pequeña que sea, mucho mas agradable habrá de serle si cooperamos activa y personalmente a la mas divina de las empresas, la obra de la salvación de las almas. Que nuestras oraciones acompañen a los nuevos apóstoles en todos sus viajes en busca de la oveja perdida.

Para ayudarles en sus penas y trabajos, santa María Magdalena de Pacis ofrecía cincuenta veces al día la sangre preciosísima de Jesús por los pobre pecadores; en todas sus practicas piadosas pedía su conversión y no dejaba pasar una sola hora sin encomendarlos a Dios. Hasta se levantaba por la noche para seguir pidiendo por ellos de todo corazón. Imitemos el celo de esa amantísima esposa de Jesús y recomendemos con frecuencia al Señor las almas por la que quiso morir, y que a pesar de todos sus trabajos, oprobios y dolores, se obstinan en perecer.

¡Oh Jesús! No permitas que por mi egoísmo permanezca indiferente ante la desgracia de tantos pecadores como viven alejados de ti. Hazme compasivo con los desdichados hundidos en el fango del pecado y, sobre todo, con aquellos que pronto habrán de comparecer cante tu tribunal para escuchar la sentencia que decidirá su eternidad.