6 DE NOVIEMBRE. CONSUELOS DEL PURGATORIO.

 Aunque las almas del purgatorio están seguras de su porvenir eterno, perfectamente resignadas con sus tormentos y dolores, que no por eso dejan de ser agudísimos, con todo no pueden ni abreviarlos ni suavizarlos de no ser con nuestra ayuda. Por eso, la Iglesia, siempre compasiva, invita a sus hijos a volar en socorro de estas pobres almas, y no solo aprueba, sino que también fomenta la devoción de ofrecer por ellas oraciones , limosnas y sacrificios.

La ORACIÓN, sobre todo cuando está enriquecida con indulgencias, lleva a los fieles difuntos el alivio de una espiritual frescura y suavidad en medio de los ardores que los consumen. Es, por tanto costumbre digna de alabanza rezar preferentemente ciertas oraciones privilegiadas, que abrevian su expiación, aplicando a estos difuntos los tesoros de la Iglesia militante. Acostumbrémonos, por tanto, a repetir con frecuencia, en sufragio de las almas del purgatorio, esas oraciones jaculatorias indulgenciadas que tan fácilmente podemos decir, aun en medio de nuestras ocupaciones.

A la oración juntemos la limosna. Por limosna se entiende toda obra buena hecha a la intención de estas benditas almas. La Iglesia alaba y fomenta la caridad de quienes colocan en manos de María Santísima cuanto hacen de meritorio, para que la divina Madre disponga como le agrade de todo en favor de las pobres almas que sufren prisioneras de la Justicia de Dios. -También nosotros, para aliviarlas, tomemos la resolución de soportar los defectos ajenos, perdonar las injurias, las faltas de consideración; excusar las imperfecciones de nuestros prójimos y su carácter especial, acusándonos a nosotros mismos de demasiado susceptibles. Estos son actos satisfactorios, cuyos méritos podemos ceder en favor de los fieles difuntos, asegurándonos así su gratitud sincera y eficaz.

Además de este renunciamiento, tan provechoso para las almas del purgatorio, la Iglesia nos permite ofrecer por ellas el augusto SACRIFICIO DEL ALTAR. Una sola Misa tiene mayor valor que todos los holocaustos que se ofrecían en el Antiguo Testamento. ¡Y cuántas son las Misas que se celebran cada día en el mundo entero! Podemos ofrecerlas a Dios en expiación de las culpas que aprisionan en las llamas purificadoras a tantas almas en estado de gracia. Así romperemos sus cadenas, y si algún día también caemos prisionera de la Justicia divina, mereceremos por nuestra caridad ser liberados de las ardientes llamas y alzar el vuelo hacia la bienaventuranza eterna.

Jesús mío, dijiste: "Dad y se os dará, dad abundantemente y se os echará en el seno una buena medida apretada y bien colmada hasta que se derrame. Porque con la misma medida con que midiereis a los demás, se os medirá a vosotros (Luc. 6, 38)." Concédeme la gracia de trabajar de corazón por aliviar a las almas que padecen. Te ofrezco por manos de tu dulcísima Madre mis ORACIONES, mis ACCIONES y en particular el SANTO SACRIFICIO DE LA MISA en UNIÓN de todos los auxilios que sin cesar presta la Iglesia militante a la Iglesia paciente del purgatorio.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)