13 DE ENERO. EL BAUTISMO DE JESÚS

 No es suficiente haber recibido en el bautismo los dones gratuitos que interiormente nos revisten de Jesús; tenemos que trabajar personalmente para que nuestra conducta refleje la vida del Señor. "Cristiano -exclamaba San Ambrosio-, reconoce tu grandeza; el cristianismo es la imitación del Hombre-Dios; luego tú, como cristiano, tienes que imitar a Cristo."

Pero ¿es acaso posible a la naturaleza humana copiar las virtudes divinas? Sí, porque Jesús, al descender hasta nosotros, puso sus perfecciones a NUESTRO ALCANCE. Al humillarse como el último de los mortales ha hecho que sea fácil para nosotros el humillarnos con él. Rey eterno y todopoderoso, se ha sujetado a sus propias criaturas, y nosotros, que sabemos nuestra infinita pequeñez, ¿seremos capaces después de nos someternos a él, acatando y obedeciendo aquellos que le representan? Él ha orado, trabajado y sufrido; se ha mortificado por nuestro amor, ¿Cómo dudaríamos en seguir sus pasos? No es él como algunos maestros que predican y no hacen. Lo que él enseña lo ha practicado primero.

"Traed a vuestra imaginación -escribe San Buenaventura- la conducta y el conjunto de la vida de nuestro Señor. En todos los momentos de vuestra existencia, lo mismo cuando camináis que cuando tomáis alimento, lo mismo cuando habláis que cuando guardáis silencio, en una palabra, solos o acompañados, dirigid siempre vuestras miradas hacia Jesús, vuestro divino Modelo. Este frecuente LEVANTAR A ÉL los ojos inflamará vuestro amor, animará vuestra confianza, atraerá sobre vosotros la gracia y perfeccionará vuestras virtudes. Que vuestro mayor gusto sea contemplar con la imaginación los misterios de la vida de Jesús, para así excitaros a amarle e imitarle."

¡Oh divino Maestro! Quiero renovar los votos bautismales y, para darte gusto, renunciar a LOS ENEMIGOS DEL ALMA; quiero recordar con frecuencia que, habiendo por la gracia entrado en el seno de tu Iglesia, y perteneciendo, por tanto, a tu familia y a tu raza, debo vivir con tu espíritu, estar animado de tus sentimientos y hacer latir mi corazón al unísono del tuyo, conformándome en todo a tu voluntad. Por la intercesión de María, hazme semejante a ti. Hazme fiel a tus preceptos, dame la santa HUMILDAD, la PUREZA, el espíritu de mortificación y el perfecto desprecio de los BIENES TERRENALES, para de este modo hacerme semejante a ti y caminar en pos de ti.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)