11 DE FEBRERO. LA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LOURDES

 El 11 de febrero de 1858, es la primera aparición, y esta fecha será el día dedicado a los enfermos. Volvamos a re-leer la historia de Santa Bernardita llegando una mañana fría, alrededor de las 11 de la mañana, al borde del río, en la gruta de Massabielle:  "comencé a sacar mis enaguas, cuando de repente oí un rumor como de una tormenta. Miré a la derecha, izquierda, en los árboles, en el río. Nada se movía. Pensé que estaba equivocada. Continué quitándome los zapatos, cuando todavía se escuchó de nuevo un rumor, similar al primero. ¡Oh! Ahora sí que tenía miedo y me enderecé. No tenía palabras ni sabía qué pensar, cuando, volviendo la cabeza hacia el lado de la gruta, vi en una de las aberturas de la roca un arbusto, sólo uno, agitado, como si hiciera viento. Casi al mismo tiempo salió de dentro de la gruta una nube de color oro, y poco después una Señora joven y bella, sobre todo muy hermosa, como nunca había visto una antes y se colocó a la entrada de la abertura por encima del arbusto. 

Me miró, me sonrió y me hizo signo de que avanzara hacia ella, como si hubiera sido mi madre. El miedo me había pasado, pero me parecía que no sabía donde estaba. Me froté los ojos, los cerré, los abrí, y la Señora estaba aún allí, continuaba sonriéndome y mirándome y, dándome a entender que no estaba equivocada. Sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, tomé el Rosario de mi bolsillo y me puse de rodillas. La Señora aprobó con un signo de cabeza y trajo a sus dedos un Rosario que Ella traía en su brazo derecho. Cuando quise empezar el Rosario y llevar mi mano a la frente, mi brazo seguía tan paralizado y solamente cuando la Señora se hubo persignado, pude hacerlo yo. La Señora me dejó rezarlo sola; Ella pasaba entre sus dedos los granos de su rosario, pero ella no estaba hablando; y es al final de cada decena que decía conmigo: Gloria Patri y Filio y Spiritui Sancto. Cuando terminé de recitar mi Rosario, la Señora hizo signo de que me acercase. Pero no me atreví. Así Ella entró dentro de la roca y la nube desapareció con Ella. "La señora tenía el aire de una joven de dieciséis o diecisiete años de edad, de ojos azules." Iba vestida con un vestido blanco, ajustado a la cintura por una cinta azul que caía hacia abajo del vestido. Llevaba sobre su cabeza un velo blanco, dejando apenas notar su cabello, cayendo por detrás hasta la cintura. Sus pies estaban desnudos y cubiertos por los últimos pliegues del vestido donde brillaba en cada uno de ellos una rosa amarilla. Los granos de su Rosario eran blancos y la cadena de oro brillante como las dos rosas de los pies. "Nunca he visto similares, brillaba como el oro y todavía mucho más."

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