12 DE JULIO. “Hemos trabajado toda la noche, y nos hemos pescado nada."

¿Por qué, a pesar de tantas gracias, de tantos ejercicios piadosos, de tantas mortificaciones, oraciones, meditaciones, exámenes de conciencia, confesiones y comuniones, no vamos adelante? “¿Quién tiene la culpa de ello? Es que trabajamos “de noche”, sin la clara y rutilante luz de un vivo espíritu de fe, que penetre y anime todos nuestros pensamientos, juicios, deseos y acciones. Es que vivimos mecánicamente, rutinariamente, sin una honda convicción sobrenatural. Todo lo que hacemos, lo hacemos impulsados por motivos puramente naturales, sobre todo por nuestro amor propio, por soberbia, por egoísmo, por vanidad. Por eso, con toda nuestra actividad, apenas conseguimos nada positivo. Como el Pedro del Evangelio de hoy, trabajamos afanosamente, pero sin Jesús. Lo que nos mueve, en toda nuestra actividad, no es el espíritu de Cristo, su ejemplo, la vista puesta en Él, en su acción en nosotros. No es nuestro amor hacia Él. No trabajamos, no oramos, no sufrimos ni nos sacrificamos con la honda convicción de nuestra orgánica incorporación con Él, con la vid. ¿Qué extraño, pues, que no saquemos de todo ello ningún provecho ni ningún desarrollo? “Sin mí –es decir, separados, aislados de mí- no podéis hacer nada” (Jn. 15, 5). “De igual modo que el sarmiento no puede producir fruto ninguno, si no permanece unido a la vid; así tampoco vosotros podréis hacer nada, si no permanecéis en mí” (Jn. 15, 4). En fin, trabajamos, como Pedro, por propia iniciativa, por impulso de la propia voluntad. Decidimos nosotros mismos lo que tenemos que hacer, el cuándo y el cómo tenemos que hacerlo u omitirlo: obramos únicamente por propia voluntad y conforme a nuestros gustos y caprichos. De aquí nuestra esterilidad. Si fuera el Señor quien primero nos diera la norma, nos indicara el cuándo, el dónde y el cómo debiéramos arrojar nuestras redes, y si nosotros secundáramos después con todo entusiasmo y lealtad sus indicaciones, diciéndole con Pedro: “En tu palabra lanzaré mi red”, entonces nuestra actividad produciría un gran resultado. Nos faltan el espíritu, la mirada de la fe, la sincera y viva convicción de nuestra unión con Cristo, la generosa y cordial sumisión de nuestra voluntad a la voluntad del Señor. De ahí la triste realidad: “Señor, hemos estado trabajando toda la noche, y no hemos podido pescar nada.”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)