10 DE OCTUBRE. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL Y LA VIDA INTERIOR.

 Entra en los DESIGNIOS de la Sabiduría divina conducir a los hombres por otros hombres, revestidos de su autoridad. El centurión Cornelio fue avisado por un ángel que buscase al Príncipe de los Apóstoles y aprendiera de él la doctrina del Evangeliio (Hechos 10). Saulo, derribado en el camino de Damasco, dijo a Jesús: "Señor, ¿qué quieres que haga?", y el Señor le ordenó que se dirigera a Ananías, para que éste le dijera lo que debiera hacer (Hechos 9). Luego parece que Dios prefiere que obedezcamos a los hombrtes que ocupan su lugar antes que a los ángeles y aun antes que a él mismo. 

Y, de hecho, esta clase de obediencia es la más TRANQUILIZADORA, porque si se nos apareciera un espíritu, ¿cómo sabriamos distinguir si era ángel o demonio? ¿quién nos podría asegurar que tal revelación, tal inspiración, provenía de Jesús o del principe de la mentira? ¿Quién podría certificarnos de todo sino aquél a quien Dios escogió para nuestro guía? El divino Redentor conserva cuidadosamente este orden establecido y nos manda que obedezcamos a nuestros supriores legítimos, aun cuando la CONDUCTA de éstos no estuviera  de acuerdo con sus discursos (Mt. 23, 3).

Además, nadie es capaz de juzgar bien la PROPIA CAUSA. Carecemos de luces y de imparcialidad cuando se trata de nosotros mismos, porque el amor propio nos ciega. Recordemos que el Salvador dijo: "Si un ciego se mete a guiar a otro ciego, entrambos caen en el hoyo (Mt. 15, 14)." Por tanto, si la razón quiere conducir al alma al último fin, es muy de temer que la deje caer en alguna funesta ilusión. De todos modos, si el alma escucha la propia razón, perderá el mérito del sacrificio que exige la obediencia.

¡Adorable Jesús mío! Te ruego me hagas apreciar en lo que vale y amar sinceramente la dirección espiritual, poderoso remedio para mis vicios y para corregirme de mis defectos. Ella me tranquiliza en todo temor e inquietud, me fortifica en las pruebas y en las tentaciones y afirma la esperanza, el valor y la paz. Concédeme la gracia de aprovechar debidamente este gran medio de salvación, animado con los sentimientos de los santos, para así avanzar constantemente en el camino de la sólida virtud.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lecc XXII EXPLICACION DE DIOS (1)

LA VIDA INTERIOR

Lecc 21 EXISTENCIA DE DIOS (4)