Lecc 3ª LO QUE DEBE SABER EL CRISTIANO (2)

 Cómo deben saber el catecismo los adultos.—

Los adultos están ya obligados a saber más y a entender poco más o menos todo lo que encierran los catecismos, en los cuales se suele encerrar, de ordinario, lo que es preciso que sepa todo cristiano. Todo cristiano debe saber primero con seguridad cuál es el camino verdadero para el cielo; y eso lo sabrá sabiendo lo que ha de creer, y lo que ha de obrar; es decir, la doctrina cristiana, que es el dogma, y la ley cristiana, que son los Mandamientos. Pero como para seguir este camino del cielo y llegar allá hacen falta fuerzas del cielo, y ésas Dios no las da muchas veces sin pedirlas, es preciso saber orar. Y como para tener estas fuerzas el Señor ha dispuesto algunos modos de darnos la gracia mediante algunas acciones, es preciso saber los modos de recibir esta gracia, que son los Sacramentos.

Saber el catecismo de memoria o de concepto,-

No es preciso saber todas las fórmulas de memoria, sino que basta saber de concepto. Algunas se deben aprender de memoria, como las oraciones y el Credo; lo cual es fácil. En general también es convenientísimo, y se ha de procurar con todo empeño que se aprendan las fórmulas de algún Catecismo a la letra. Y no sólo los niños, mas también los adultos deberían retener, y para ello repasar el Catecismo hasta conocerlo a la letra. Porque éste es el modo de saber exactamente las cosas necesarias; sin las fórmulas es muy difícil retener con exactitud la doctrina. Y por esta causa la Iglesia procura que se hagan buenos catecismos, compendiados y bien formulados, y alaba mucho a los que los hacen; porque se ve la utilidad grandísima de que haya un texto conciso que se retenga fácilmente. Además, cuando la explicación se hace sobre un texto conocido, se entiende y se retiene mejor también.

Saber de concepto.

—Tampoco basta saber de memoria. Y por eso dice el Catecismo: ¿Cuántas cosas está obligado a saber y entender el cristiano cuando llega a tener uso de razón? .Y ni los niños, ni mucho menos los adultos, se deben figurar que saben el Catecismo con saberlo de memoria, sino que han de procurar entenderlo. Para lo cual, entre sus libros de lectura deberían tener algún Catecismo explicativo del texto. Además, deben también acudir a las explicaciones sencillas, pero doctrinales, del Catecismo. Y no contentarse con oír sermones de relumbrón y de fama, de que tal vez poco o nada sacan, sino preferir las explicaciones de la parroquia, o las pláticas de los que enseñan de veras, que les serán más provechosas y, a la larga, también más agradables.

Cómo sabremos lo que hemos de creer.—

Para saber lo que hemos de creer hay que saber el Credo y los Artículos de la Fe, de los que después hablaremos. El Credo se debería saber a la letra, de memoria. También es conveniente saber de memoria los Artículos de la Fe, que son una disposición ordenada del Credo. Sin embargo, el no saber de memoria tanto el Credo como los Artículos, no es pecado. Pero, por lo menos, se debe saberlo de idea y concepto. Junto con los Artículos y el Credo se debe entender y saber la doctrina que los explica y otra porción de dogmas que son muy frecuentes y convenientes para la vida cristiana, como se expondrán en el Catecismo.

Lo que hay que saber y creer de absoluta necesidad para salvarse.

—Para salvarse hay que saber y creer, como dicen los teólogos, por necesidad de medio, que es una necesidad absoluta para salvarse, por lo menos:

1.°, que existe Dios;

2.°, que es remunerador y premiador de los que le buscan.

Sin saber y creer estas dos cosas, nadie puede entrar en el cielo, si ha llegado a tener uso de razón, Pero son dos cosas tan fáciles de saberse, que no hay en ellas ninguna dificultad. Ésta es verdad cierta. Además, algunos dicen que para salvarse es absolutamente necesario conocer explícitamente los misterios de la Santísima Trinidad y de la Encarnación del Hijo de Dios, de tal modo que, si no sabe esto, ningún adulto entra en el cielo. Otros, sin embargo, dicen que no es absolutamente necesario; de modo que si uno sin culpa suya ignorase estos misterios, podría entrar en la gloria. Pero la providencia de Dios hará que, si es necesario saber esto, nadie lo ignore, sino por culpa suya, y le dará medios suficientes, aunque sean extraordinarios, para saberlo. Esto se explicará en otra ocasión, al hablar del Bautismo. De todos modos hay obligación grave de saber estos y otros misterios, como hemos dicho y más largamente diremos; es, a saber, todos los que hoy se contienen en el Credo. Pero como en el Credo hay mucha doctrina, se puede saber más o menos de ella y se debe procurar saber lo más que se pueda, aun cuando no tengamos obligación de ello. Si supiesen estas cosas, muchos que no creen creerían, porque, má

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