DIVISION Y PARTES DEL CATECISMO

(tradicionalmente) se divide el Catecismo en cuatro partes famosas y muy bien puestas.

1- Lo que hay que creer;

2- lo que hay que orar;

3- lo que hay que obrar y

4- lo que hay que recibir.

La primera es el Dogma, la tercera es la Moral, la segunda y cuarta la Liturgia. De las cuatro iremos hablando. Dios mediante, en estos Puntos.

Cómo sabremos lo que hemos de orar

Para saber cómo hemos de orar tenemos que saber el Padrenuestro. Es obligatorio, bajo pecado mortal, saberlo cuanto a la sustancia; es decir, saber que debemos orar a nuestro Dios, como Padre y bienhechor, y que le hemos de pedir todos los bienes del alma y del cuerpo y las gracias para evitar el mal y, en fin, hay que saber algún modo de hacerlo. Sería falta, por lo menos leve, el no saber de memoria pudiendo, el Padrenuestro. También seria falta venial no rezarlo de vez en cuando.

En cuanto a las otras oraciones, no es pecado ignorar cualquiera de ellas; pero el no saber orar, de suyo, es falta grave en quien puede aprenderlo. Porque hay necesidad de orar en la vida, para salvarse; y descuidar este medio necesario seria falta grave. Pero no hay obligación grave de aprender las oraciones hechas por la Iglesia. Sin embargo, será difícil ser buen cristiano sin saberlas, sobre todo el Ave-María y el Gloria Patri, que, según costumbre general, forman una cosa con el Padrenuestro, y el Yo pecador y el Señor mío Jesucristo, que sirven tanto para la confesión y arrepentimiento.

Cómo sabremos lo que hemos de obrar.

Para esto hay que saber los Mandamientos de la ley de Dios, o el Decálogo, y los de la Iglesia. Y la obligación de saberlos de alguna manera es grave. Porque todos los cristianos están obligados a conocer la ley, pues están obligados a guardarla y de su observancia depende la salvación o condenación. Los Mandamientos del Decálogo es preciso saberlos todos; porque todos se refieren a todos los hombres. No así los Mandamientos de la Iglesia: unos son generales, como el oír Misa los días de fiesta, el de confesarse y cumplir por Pascua, etc; otros son especiales de cada estado. Son cinco, como veremos; los especiales los debe saber aquel a quien se refieren, pero los demás no están obligados a saberlos.

Cómo sabremos lo que hemos de recibir.

Hay que saber para esto cuáles son los Sacramentos y todos estamos obligados a saber y explícitamente creer, por lo menos, que hay tres Sacramentos: el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía. Porque esto toca a todos por necesidad.

Los demás Sacramentos se deben también saber, pudiendo, y, sobre todo, al menos, al ir a recibirlos. Es conveniente saberlos todos ellos de memoria y, si no, siquiera de concepto. Y como para la recepción de los Sacramentos hay muchos ritos y maneras de prepararse y dar gracias por ellos, conviene que los fieles cristianos aprendan desde niños y que los padres enseñen a sus hijos la doctrina necesaria para recibirlos dignamente, a fin de que no sólo reciban los Sacramentos, sino que los reciban con fruto.

Juntamente con los Sacramentos hay que conocer otras muchas cosas muy importantes que se refieren a ellos y especialmente lo que es la gracia, que es otra vida sobrenatural que además de la natural tenemos; asimismo lo que es el pecado, que destruye la gracia.

También hay que conocer qué son los sacramentales. Y así como para la vida natural nos da alimento, bebida, vestido, medicinas, etc» y todo lo necesario, así también para la vida sobrenatural del alma recibimos comida, bebida, vestido, fuerza, etc., por medio de los Sacramentos, que son las siete fuentes de vida. Y asi como para vivir tenéis que saber cómo tomar el sustento, y de dónde sacarlo, así para ser cristianos debéis saber dónde beber y comer el sustento y hallar la fuerza, el vestido, la salud de vuestra alma, que principalmente está en los Sacramentos.


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